“Las manos que sostienen el arado nunca se unirán en súplica”: se cumplen 200 días de la protesta de lxs agricultorxs en la India

“Las manos que sostienen el arado nunca se unirán en súplica”: se cumplen 200 días de la protesta de lxs agricultorxs de la India.

A principios de enero de este año, como respuesta a la pregunta de un periodista sobre la perseverancia demostrada por los agricultores de la India incluso después de varias rondas de negociaciones fallidas con el Gobierno de la India, Rakesh Tikait del Sindicato Bhartiya Kisan Union (BKU) evocó la lucha diaria de un campesino en el campo.

“Llevamos la resiliencia en la sangre. Cada año, después de sembrar semillas, esperamos pacientemente durante meses hasta finalmente poder recoger la cosecha. Es un trabajo agotador en condiciones difíciles. A menudo, una sequía o una tormenta de granizo inoportuna lo arruina todo y destruye todas nuestras esperanzas de una mejor producción y mayores ingresos. Sin embargo, persistimos. No nos damos por vencidos. No huimos. Cuando llega el invierno, volvemos a sembrar. En una aldea de Rajastán, mi pueblo ha esperado que llueva durante 12 largos años. Los agricultores son la personificación de la paciencia. Nuestra granja es nuestra vida. Si podemos esperar a que llueva durante 12 años, ¿cómo no podremos esperar por estas tres leyes agrícolas? Esperaremos, pero no aceptaremos la derrota”.

Es una perspectiva muy elocuente de un movimiento que ha aparecido en las portadas de los diarios y en las noticias de todo el mundo. En el momento de redactar este artículo, la protesta de los agricultores indios cumple siete meses.

Ha sido un camino tumultuoso, dice Dharmendra Malik, el responsable de Bhartiya Kisan Union por la comunicación con los medios. “Primero, se burlaron de nosotros, considerándonos campesinos desorientados. Después nos etiquetaron de hooligans, ¡e incluso de terroristas! Luego nos llegó la acusación de alguna conspiración internacional. También intentaron culparnos de la segunda ola de COVID. Irónicamente, los trolls de Twitter les dan lecciones de patriotismo a los agricultores. Pasamos 10 horas por día en la granja, trabajando para poner comida en el plato de todas las personas. Sin embargo, para algunos, somos cualquier cosa menos seres humanos con demandas legítimas y derecho a protestar”.

Samyukta Kisan Morcha (el Frente Unido de Agricultores, a menudo denominado SKM) es una red que agrupa a casi 40 sindicatos diferentes de toda la India. Bhartiya Kisan Union y Rakesh Tikait se encuentran entre las caras más visibles de esta coalición en este momento. SKM y su liderazgo colectivo, integrado por representantes de todos los sindicatos prominentes, ha encabezado esta protesta desde fines de 2020. En enero, organizó una manifestación masiva de tractores en la capital nacional para conmemorar las celebraciones del Día de la República en el país.

“Si bien el 95% de estas manifestaciones se realizaron de manera pacífica, con una exhibición hermosamente coordinada de banderas y celebraciones nacionales, un pequeño grupo de personas generaron disturbios dentro de la capital. SKM siempre sospechó que se trataba de una maniobra para difamar al movimiento. De repente, todos hablaban de cómo esta multitud heterogénea de manifestantes estaban profanando los símbolos nacionales. Los medios de comunicación inmediatamente condenaron a todo el movimiento por las acciones de unos pocos. Sin embargo, ahora es evidente que este ataque fue parte de un plan, orquestado por algún grupo de personas, quizás en connivencia con algunos intereses creados, para romper la unidad del movimiento”, recuerda Malik.

Las respuestas inmediatas del gobierno a raíz de este incidente crearon una mayor controversia. El intento de expulsar a los manifestantes de sus campamentos en las fronteras de Delhi tuvo el efecto opuesto y movilizó a sus partidarios en la ciudad. Más personas de granjas circundantes a la capital nacional acudieron en masa a los sitios de la protesta. En una jugada sorprendente, los policías colocaron clavos en las carreteras para evitar que los agricultores pudiesen salir de sus campamentos. Las imágenes de grandes pelotones de policías armados enfrentando a una gran cantidad de manifestantes desarmados mostraron el contraste de un Estado que intenta silenciar una protesta democrática.

“Si ellos plantan clavos, nosotros plantaremos flores”, exhortó Tikait en la televisión nacional.

En cuestión de días, el movimiento se convirtió quizás en uno de los más grandes de las últimas décadas. Decenas de “mahapanchayats” (reuniones de consejos municipales) organizadas en los alrededores de la capital nacional atrajeron a miles de personas.

En varios discursos pronunciados durante esta protesta, Rakesh Tikait y Yudhvir Singh, (ambos líderes senior del BKU y miembros principales de SKM) han advertido a la gente que las reformas proempresariales se llevan a cabo con pocas consultas y a menudo en nombre del bienestar de los agricultores.

“El gobierno de la India es uno de los mayores receptores de financiación extranjera. Obtienen préstamos y ayuda de instituciones como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. Muchos de estos préstamos y ayudas vienen con condiciones de abrir la economía india a la competencia mundial. ¿Cómo pueden competir los agricultores indios con agricultores de las economías avanzadas, cuando nuestros subsidios son solo una fracción de lo que ellos reciben de sus gobiernos? Entonces, en lugar de acusar falsamente a los movimientos de agricultores de realizar alguna conspiración internacional, el gobierno debe publicar un documento oficial que aclare y explique cómo los acuerdos de libre comercio y las políticas proempresariales ayudaron a los agricultores y a la clase trabajadora de su país en los últimos 30 años. Eso revelará la verdadera conspiración: la que ha pisoteado los intereses de los productores de alimentos de este país, para que algunas empresas familiares y transnacionales puedan burlarse de nosotros y ganar fácilmente acceso a los bancos”, alega Yudhvir Singh.

A pesar de los anuncios de preocupación y pedidos de moderación por parte de las naciones aliadas e incluso del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, la represión de los manifestantes ha continuado de diferentes formas. Los apagones de Internet y el arresto o la detención de decenas de activistas fueron noticia durante gran cantidad de días en febrero y marzo. Algunas celebridades internacionales hicieron referencia y pusieron de relieve esta situación, lo que enfureció aún más al gobierno indio. El Estado indio alegó una conspiración global para difamar la imagen del país, pero no ofreció pruebas para sustentar estas afirmaciones. Se les estamparon casos de sedición a voluntarios y partidarios del movimiento. Toda organización o institución de la sociedad civil que se pronunciara a favor de las demandas de los agricultores fue acusada de “antinacional”.

Chukki Nanjundaswamy, uno de los principales líderes de Karnataka Rajya Raitha Sangha, explica con más detalle esta estrategia: “En algunos estados, las empresas y los hoteles que ofrecen transporte y alojamiento a los agricultores manifestantes reciben una notificación impositiva o un allanamiento por parte de algún funcionario estatal. Una joven de Bangalore recibió una acusación de sedición por recopilar información sobre campañas de las redes sociales en apoyo de los agricultores. La táctica es sembrar el miedo entre los partidarios del movimiento. No pueden apuntar explícitamente a los agricultores, ya que formamos una base masiva de votantes para todos los partidos en todos los estados. Por lo tanto, persiguen a las personas que apoyan el movimiento, incluso si ese apoyo es un mero llamado a la solidaridad. Y no son solo los partidarios. Incluso atacan a los líderes de SKM. Un ejemplo reciente es cuando la policía retiró a Yudhvir Singh, con la cámara transmitiendo en vivo, mientras realizaba un informe para la prensa en Gujarat”.

Karnataka Rajya Raitha Sangha (KRRS) y el Sindicato Bhartiya Kisan Union (BKU) también son miembros de La Vía Campesina, una red mundial de organizaciones de agricultores con presencia en 80 países. Algunos defensores del partido gobernante han tratado de darle un matiz diferente a esta asociación y han cuestionado los movimientos en sus coaliciones internacionales. Chukki lo descarta como otro intento por perjudicar la campaña. “Si las industrias pueden tener sus asociaciones como CII (Confederación de Industrias Indias) o plataformas globales como WEF (Foro Económico Mundial), ¿por qué es un problema que nosotros, los agricultores, también tengamos nuestras coaliciones? Ya no es como en la vieja época: ahora los agricultores estamos tan informados como los legisladores. Hemos visto y aprendido de los agricultores de otros países cómo la expansión de los agronegocios había afectado su autonomía y sus derechos sobre la tierra, el agua, las semillas, etc. Ya en la década del ’90, KRRS y BKU se unieron a la red global de organizaciones de agricultores, para que los agricultores pudiesen hablar y expresar sus preocupaciones directamente, sin intermediarios, en todos los espacios de toma de decisiones, especialmente dentro de los organismos globales como la Organización para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y otras plataformas similares. ¿Por qué la formación de opiniones y la creación de alianzas es solo una prerrogativa de la industria?”, pregunta Chukki.

Ahora está claro que los repetidos intentos de difamar y criminalizar los movimientos no han socavado la determinación de los manifestantes.

Durante una segunda ola devastadora de COVID que vio el aumento de los casos diarios a un máximo de 400.000 a principios de mayo, los manifestantes que aún estaban acampando en los sitios fronterizos aseguraron el distanciamiento físico, implementaron el uso de máscaras y organizaron campamentos de salud. Varios de ellos ya habían regresado a sus pueblos para trabajar durante la temporada de cosecha.

“Incluso cuando nuestra gente regresaba al pueblo para trabajaba desde allí, estaban alerta a lo que estaba sucediendo cerca de la capital nacional. Hemos garantizado una sólida red de comunicación entre los líderes de SKM y nuestra gente. Miles de personas siguen estando dispuestas a regresar al lugar de la protesta si hacemos una convocatoria. Pero por ahora, con los protocolos COVID implementados, estamos a la espera”, nos recuerda Malik.

De regreso en sus pueblos, muchos de los manifestantes también se están organizando en sus barrios. En algunos lugares, los manifestantes han prohibido la entrada a todos los líderes del partido político gobernante. “A menos que decidan ponerse del lado de los agricultores, este boicot continuará”. Estas protestas no han estado exentas de altercados. Recientemente, en el estado de Haryana, la policía lanzó gases lacrimógenos contra los agricultores manifestantes que izaron banderas negras contra la visita del jefe de gobierno, y algunos de los líderes locales fueron arrestados. Los líderes de SKM reaccionaron acampando fuera de la comisaría hasta que la policía los liberó bajo fianza. Hace un mes, SKM organizó una protesta descentralizada donde la gente izó banderas negras en sus granjas y campos para apoyar la protesta desde todas partes.

El movimiento también ha hecho esfuerzos para llegar a los sindicatos y a otros actores sectoriales y ampliar así la alianza. Si bien han aceptado la solidaridad de los partidos políticos, hay una clara intención de mantener la protesta sin ninguna afiliación política.

Tikait dice: “Si los partidos de oposición fueran eficaces, tal vez nunca hubiésemos necesitado que los agricultores salieran a las calles. Pero ahora que ya lo hemos hecho, no queremos que ningún partido político se aproveche indebidamente de nuestro movimiento y dispare desde nuestros hombros. El objetivo de este movimiento son las tres leyes agrícolas, y seguirá siendo un movimiento popular”.

Durante los últimos siete meses, varios sindicatos, organizaciones Dalit y movimientos de mujeres han expresado su solidaridad con los agricultores manifestantes.

Yudhvir Singh de BKU enfatiza por qué esto es significativo: “Es importante que las personas que luchan por la justicia social (ya sean agricultores, campesinos, trabajadores de fábricas, trabajadores de la salud, mujeres o pueblos indígenas) permanezcan unidas. Durante mucho tiempo, la fragmentación dentro de los movimientos populares solo ha servido a los intereses de la clase dominante. Este es el momento de unirnos. Puede que tengamos varias contradicciones internas, es algo natural en una formación de este tipo. Pero lo importante es permanecer unidos incluso frente a esas contradicciones. Hasta ahora, SKM ha demostrado esta unidad y también ha logrado tejer alianzas en toda la India con movimientos progresistas. Dichas alianzas deberían crecer, ya que las luchas de los campesinos, de los pequeños agricultores y de la clase trabajadora están entrelazadas. Nos necesitamos mutuamente para defender nuestros derechos y ganar estas luchas”.

Los agricultores dicen que todavía están esperando una invitación del gobierno. Esperan que los recientes reveses en las elecciones locales y estatales que tuvieron lugar en toda la India hayan evidenciado ante la clase política que el pueblo está en contra de estas reformas.

“Queremos que nos inviten sin condiciones. Nuestras demandas son claras. Derogar las tres leyes, brindar una garantía legal para el Precio de Sustento Mínimo y luego organizar un panel junto con los agricultores para analizar el curso de acción a futuro”, nos recuerda Rakesh Tikait. “Hul chalane wale, haath nahi jodege” (Las manos que sostienen el arado nunca se unirán en súplica), dice.

Yudhvir Singh insiste en que un gobierno que fue elegido para servir al pueblo debe cumplir con su trabajo.

“Durante mucho tiempo, los que están en el poder han pisoteado la dignidad de los agricultores. No volveremos a quedarnos en silencio. Desde 1995, la desesperación ha llevado a más de 350.000 agricultores a quitarse la vida. Varios millones de nosotros estamos abrumados por las deudas y sumidos en la desesperación. Nadie está en contra de la reforma. Pero los gobiernos deben realizar las reformas desde el punto de vista de los pequeños agricultores de la India. No debe convertirse en una excusa para consolidar las tierras agrícolas y convertirlas en fincas contratadas por grandes corporaciones. Para casi 600 millones de personas en la India, la agricultura no es solo un medio para obtener ingresos: es un estilo de vida. Quien se entromete en esto no está teniendo en cuenta el interés del pueblo”, agrega.

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