Formación agroecológica para la soberanía alimentaria

Nuestra América es desde sus raíces una cultura genuinamente agrícola, con una diversidad campesina que ha resistido en el tiempo y el espacio, manteniéndose como fuerza mayoritaria en la producción de alimentos. A pesar de los avances hegemónicos del neoliberalismo, que pretende desaparecer a la cultura campesina e imponer la agricultura industrial como único patrón aceptable, el campesinado ha levantado banderas contra la artificialización de la agricultura, el monocultivo y la asociada destrucción del medio ambiente, y la privatización de todo (aguas, tierras, y semillas, entre otras cosas) incluyendo el sagrado derecho de una educación digna para la juventud.

En la lucha por la Soberanía Alimentaría – el derecho de los pueblos a ejercer el control democrático sobre sus agroecosistemas locales, regionales, y nacionales – la juventud campesina ha estado en una relación asimétrica contra las transnacionales y sus poderosos instrumentos de dominación. La gran mayoría de las y los jóvenes campesinos están marginalizados de la educación secundaria y superior, y las pocas oportunidades de estudiar se dan en instituciones incorporadas a la reproducción de la cultura dominante con una educación agrícola que mantiene un enfoque productivista, reduccionista y rentista, ajeno a la realidad de la agricultura familiar y campesina.

Mientras las escuelas y universidades tradicionales se encargan de enseñar a nuestros jóvenes a reproducir patrones de producción, distribución, y consumo que enriquecen a los pocos, los medios de comunicación masivos establecen necesidades artificiales que intoxican a nuestra juventud con un consumismo sin fin, acercándonos cada vez más al inminente agotamiento de los recursos en la tierra.

Ante tales circunstancias, los movimientos sociales que forman parte de La Vía Campesina se han encontrado con la necesidad de construir una propuesta propia para la formación de jóvenes, mujeres y hombres, campesinos, indígenas, trabajadores rurales y demás personas excluidas para que, en permanente proceso de acción y reflexión, se construya el nuevo sistema alimentaría que necesitamos.

Formándonos Para Vencer

Para aportar al debate, hemos tomado la osadía de colocar algunas líneas sobre los elementos que se debe abordar desde el punto de vista pedagógico en un proceso de formación con jóvenes luchadoras y luchadores por la Soberanía Alimentaría. Antes de profundizar, vale destacar que esta descripción es simplemente un resumen de múltiples esfuerzos colectivos nutridos por las hermosas experiencias de cientos de formadoras y formadores, fundadores de grandes experiencias pedagógicas como son la Escuela Latino americano de Agroecología (ELAA) en Brasil, el Movimiento Agroecológico Campesino a Campesino (MACAC) en Cuba, y el Instituto Latinoamericano de Agroecología Paulo Freire (IALA-PF) en Venezuela.

Mientras las universidades tradicionales siguen adiestrando miles de “técnicos” (promotores del agronegocio), desde el 2006 la Vía Campesina viene desarrollando experiencias novedosas con la creación de espacios de formación agroecológicos que democratizan el debate, el conocimiento, las ciencias y tecnologías. Estos espacios, incluyendo nuevos IALA en Paraguay (IALA-Guaraní), Brasil (IALA-Amazónico), y Nicaragua (IALA-MesoAmérica), son lugares donde la formación es orientada hacia el pensamiento critico y, a la vez, busca dotar a la juventud con herramientas prácticas para construir la Soberanía Alimentaria. Estos espacios son conquistas sociales, el resultado de mucha lucha y movilización por una educación que dignifica a la realidad campesina, y son espacios donde la educación popular es fundamentada en los principios filosóficos y pedagógicos que se detallan a continuación.

Principios Filosóficos:

Educación desde y para la Transformación Social: Formar mujeres y hombres con nuevos valores, con un nuevo emocionar ante los demás seres humanos que lleve al accionar para la transformación social, optando siempre por los pueblos y rechazando opciones de vida promovidas por el capital. Se plantea el rescate de los más elevados valores humanos como la solidaridad, humildad, igualdad, justicia, honestidad, internacionalismo, y el respeto a la naturaleza como fundamento de la praxis de los sujetos en formación.

Educación desde y para la Diversidad: El neoliberalismo promueve una cultura única en la cual se universalizan anti-valores como el consumismo, la dominación y el egoísmo. La educación agroecológica, al contrario, retoma la lucha indígena, negra, feminista, anticolonial y antiimperialista de más de 500 años. La agroecología pone frente a la cultura única y defiende a la gran diversidad popular de la humanidad, la biodiversidad como principio organizadora de la Madre Tierra, y la pluralidad de saberes.

Educación desde y para el Trabajo y Cooperación: Rescatar el trabajo como medio dignificador del ser humano. El trabajo como acción liberadora y no como cosificador del sujeto trabajador. El estudio va vinculado al trabajo productivo y al trabajo comunitario y viceversa. Se plantea f ormar nuevas ciudadanas y ciudadanos desde una nueva relación sustentada en el dialogo y en la horizontalidad, donde la cooperación se convierte en una necesidad ética tanto en el estudio como en el trabajo. Cooperación expresada entre educandos/as-educandos/as, educandos/as-facilitadoras/es, educandos/as-comunidades, etc.

Educación desde y para la Rebeldía: En palabras de Paulo Freire diríamos que “luchamos por una educación que nos enseñe a pensar y no por una educación que nos enseñe a obedecer” . Empujar una educación desde nuestra inconformidad con el sistema pero al mismo tiempo canalizar procesos de luchas que oriente hacia la transformación social, hacia la humanización del ser humano. Desde la educación encausar la rebeldía por un mundo mejor y más humano.

Principios Pedagógicos:

Relación Práctica/Teoría/Práctica: La praxis establece un encuentro recíproco y dialógico entre la acción-reflexión-acción. Respecto a esto, el maestro Freire nos decía que “no hay palabra verdadera que no sea unión inquebrantable entre acción y reflexión”. La formación verdadera se hace transformando a la sociedad.

Enseñanza/Aprendizaje: Es la relación dialéctica y horizontal que se establecen entre el educador y el educando, donde no existe ninguna jerarquización entre ambos. El enseñar y el aprender se unifican en un mismo acto, formando colectivos conscientes de su deber social. Toda la comunidad en formación se compromete con cumplir los demás, ocupando todo el tiempo y espacio disponible para cosechar la mayor suma de formación posible.

Diálogo de Saberes: Convencidos que solo desde la diversidad de visiones, perspectivas, y planteamientos se llega a un conocimiento integral, se construye una verdadera comunicación entre las y los participantes para que fluyan los conocimientos, las ideas, los sentires y saberes, reconociendo la legitimidad de todas y todos que luchan por un mundo mejor.

La Investigación Militante, Contextualizada y Participativa: Aquí el enfoque es de una investigación arraigada en las necesidades reales del campesinado, sin jamás colocar al campesinado como objeto de estudio. El campesinado, especialmente su juventud, es el sujeto protagónico de su formación y liberación. Además, la investigación tiene un fin estratégico – alcanzar la Soberanía Alimentaría.

La Cosecha

Los espacios de formación abiertos por La Vía Campesina ya están dando sus primeras cosechas – novedosas experiencias pedagógicas, diferentes métodos para el dialogo democrático, y sin lugar a duda lo más importante, jóvenes luchadoras y luchadores que han asumiendo la Soberanía Alimentaría como bandera de lucha para la transformación de sus realidades. Y aunque todavía faltan muchos más espacios de formalizados, hay cientos de procesos de formación en permanente construcción desde las bases de las organizaciones sociales campesinas. En toda América, la juventud campesina se está preguntando y a la vez aportando al debate, ¿Qué hacemos para lograr la Soberanía Alimentaria?

Adriano Muñoz, Nils McCune, y Juan Reardon