Intervención de la juventud del MSC con ocasión de la Celebración virtual del 10º Aniversario del MSC
(21 de Octubre 2020) El grupo de trabajo de la juventud del Mecanismo de la Sociedad Civil y Pueblos Indígenas para las relaciones con el Comité de Seguridad Alimentaria de Naciones Unidas (MSC) analizó colectivamente el momento actual de la historia del mundo. Presentamos este mensaje urgente al Comité de Seguridad Alimentaria (CSA) y los Estados miembros: ¡Es tiempo de transformar!. Ahora es el momento de una transición justa que nos aleje de la economía extractiva del capitalismo.
Nuestros movimientos sociales y organizaciones de la sociedad civil se oponen al control corporativo sobre los sistemas alimentarios y agrícolas. Desde la base esencial de la sociedad, luchamos por la Soberanía Alimentaria de los pueblos.
Defendemos la democracia y nuestro derecho a una alimentación saludable y culturalmente apropiada, producida con métodos socialmente justos y ecológicamente sólidos. Las y los productores de alimentos a pequeña escala, los trabajadores de primera línea y las organizaciones de base deberían determinar con qué alimentamos a nuestras comunidades y cómo.
Instamos al CSA a que abogue firmemente por la aplicación inmediata de la Declaración de las Naciones Unidas sobre los derechos de los campesinos y de otras personas que trabajan en las zonas rurales, además de las Directrices voluntarias sobre la gobernanza responsable de la tenencia de la tierra, la pesca y los bosques. Durante este Decenio de las Naciones Unidas de la Agricultura Familiar (2019-2028), el CSA debe promover la soberanía alimentaria y la agroecología campesina como verdaderas soluciones a las crisis sociales y ecológicas a las que se enfrenta la juventud.
La COVID-19 continúa golpeando a la sociedad global y al mercado mundial. No obstante, los productores de alimentos a pequeña escala y las comunidades políticamente articuladas han demostrado durante la pandemia que las economías basadas en la solidaridad, la cooperación y la ecología son extremadamente flexibles y resilientes. Los sistemas alimentarios localizados, diversificados y controlados democráticamente son fundamentales para nuestra supervivencia como especie.
Los agronegocios nos explotan, envenenan nuestros cuerpos y contaminan nuestras fuentes comunes de vida. Los agronegocios y los gobiernos neoliberales destruyen los ecosistemas y los mercados locales, lo que favorece a las poderosas corporaciones transnacionales. La agricultura capitalista roba los nutrientes del suelo y niega a lxs trabajadorxs y a lxs campesinxs el derecho al buen vivir.
Para construir una nueva economía regenerativa de la vida, arraigada en la sabiduría ancestral, los Estados miembros deben abandonar el paradigma de la producción industrial de alimentos, que tanto depende de la extracción, el militarismo y las violaciones de derechos humanos en la búsqueda constante del beneficio y la acumulación de capital.
¡Apoyen los mercados locales y la distribución informal y no mercantil de alimentos! ¡Contribuyan a la expansión de las escuelas operadas por los movimientos sociales, como La Vía Campesina, para formar a la juventud en la política y la ciencia de la agroecología campesina! ¡Promulguen una auténtica reforma agraria popular!
Hoy, en el Día de los Pueblos Indígenas, exigimos la plena aplicación de la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, y honramos a Berta Isabel Cáceres Flores, una mujer lenca que cofundó y coordinó el Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH). Ella fue asesinada en su casa hace más de cuatro años, probablemente como represalia por su papel como líder en la lucha organizada contra el proyecto de una presa hidroeléctrica en el río Gualcarque, un río sagrado del que el pueblo Lenca depende para su subsistencia.
También recordamos cómo, durante el 44º período de sesiones del CSA (2017), la intervención del grupo de trabajo de las mujeres del MSC definió las tres causas principales de la subyugación y la desigualdad de las mujeres. Azra Sayeed enfatizó que “el patriarcado, el feudalismo y el neoliberalismo están acaparando nuestras tierras, nuestras aguas, nuestras semillas, los bosques y los recursos naturales, nuestros territorios, nuestros cuerpos y nuestros derechos. Ignoran los conocimientos ancestrales de nuestras hermanas indígenas, criminalizan nuestras luchas y dejan impune la violencia contra las mujeres al abrir la puerta a la discriminación, el conflicto, la crisis, la ocupación, el desplazamiento y la guerra”.
Los derechos de la juventud, las mujeres, los pueblos indígenas, lxs campesinxs y lxs trabajadorxs, independientemente de su condición de inmigrantes, deben realizarse plenamente para lograr la visión y el mandato del CSA. Respetamos la diversidad y exigimos inclusividad, especialmente de lesbianas, gays, bisexuales, transgéneros, transexuales, queer, intersexuales y todas las demás personas marginadas en razón de la edad, el género, la raza, la etnia, la clase, la casta y la capacidad. Exigimos políticas basadas en la equidad que reparen los daños de la opresión sistémica.
Los Estados miembros deben defender el derecho a la alimentación a fin de garantizar la paz social y la dignidad humana para todas las personas. Denunciamos el vergonzoso fracaso de las instituciones multilaterales para poner fin a guerras interminables, la continua militarización de los alimentos y la globalización del hambre y la malnutrición. No obstante, como declaró en 1967 el líder de los derechos civiles de las personas negras, el Dr. Martin Luther King Jr., el gobierno de los EE.UU. sigue siendo “el mayor proveedor de violencia en el mundo hoy en día”.
El CSA debería estar profundamente preocupado por los ataques a la democracia y las obstrucciones de las instituciones de gobernanza mundial perpetrados por las potencias imperiales, los autoritarios y los movimientos políticos de extrema derecha. El fascismo y el colapso ecológico son peligros reales y presentes, generados por la violencia estructural y las contradicciones del capitalismo.
Exigimos reconocimiento como protagonistas jóvenes de la historia que son capaces de crear un futuro mejor y que ya están trabajando en ello. Para fortalecer el CSA, los Estados miembros deben apoyar a la juventud que se organiza a través del MSC, un espacio necesario para que podamos participar en el aprendizaje colectivo y el debate.
Instamos al CSA a que desarrolle prácticas que garanticen la participación significativa y el liderazgo de la juventud que representa a las comunidades indígenas y a la sociedad civil.
Muchas gracias.
¡Globalicemos la lucha! ¡Globalicemos la esperanza!
La Declaración del Grupo de Trabajo de Jóvenes del MSC publicada en octubre de 2020 describe lo que lxs jóvenes y sus comunidades han estado experimentando en los últimos meses, cómo han estado respondiendo a los desafíos provocados o exacerbados por la COVID-19 y cuáles son sus demandas a los gobiernos y a la comunidad internacional. Estas demandas políticas no sólo responden al impacto de la COVID-19, sino que pretenden indicar el camino hacia la construcción de sistemas alimentarios sanos, sostenibles, resistentes y dignos para todxs.
La declaración política de la juventud del MSC se encuentra disponible en inglés y en español.