Brasil: Listas para ir a la lucha, las campesinas prometen hacer frente al agronegocio

En una entrevista, Kelli Mafort, de la coordinación nacional del MST, habla sobre la jornada nacional de lucha de las mujeres del campo.La escasez de agua, la soberanía alimentaria, enfrentar al capital y la lucha contra la violencia y el patriarcado sólo son algunas de las banderas levantadas en la Jornada Nacional de Lucha de las Mujeres Campesinas 2015, que tiene lugar durante la primera quincena del mes de marzo en todo el país.

Para recordar el día 8 de marzo, día internacional de la mujer, campesinas de todo Brasil salen a las calles para llamar la atención de la sociedad sobre el modelo destructivo del agronegocio y su amenaza a la soberanía alimentaria, que afecta con especial intensidad a la vida de las mujeres.

Durantes estos días, miles de campesinas de los movimientos sociales que conforman la Vía Campesina realizarán diversas movilizaciones para discutir las formas de lucha y presentar alternativas al modelo de desarrollo del campo brasileño.

En una entrevista a Página do MST, Kelli Mafort, de la coordinación nacional y del sector de género del MST, habla sobre las banderas levantadas en la jornada: la figura femenina en la lucha por la Reforma Agraria, frente al Estado y el patriarcado, y el empoderamiento de la mujer Sin Tierra.

Veamos:

¿Cuál es el objetivo de la jornada mundial de las mujeres este año?

Este año tenemos como lema Mujeres en lucha: por la soberanía alimentaria, contra la violencia y el agronegocio. Dentro de esos temas está sintetizado el cúmulo de luchas que estamos librando desde 2006, cuando las mujeres del MST establecieron que para luchar por la tierra y por la Reforma Agraria es necesario hacer frente al modelo del agronegocio, de la minería, del hidronegocio y del capital.

¿De qué manera este encuentro se incluye en la lucha general del Movimiento por la Reforma Agraria?

En 2015 las mujeres serán las responsables de abrir las jornadas de luchas campesinas, a las que seguirá la Jornada Unitaria del Campo. El tema planteado por las mujeres, así como la denuncia del actual modelo del capital, se materializa con el bloqueo de la Reforma Agraria y con el freno a las infraestructuras en las áreas de los asentamientos, que en nada beneficia a nuestras 150 mil familias acampadas.

Las dos luchas tienen una relación directa, y tratan de denunciar que la Reforma Agraria en este país no se lleva a cabo dado el apoyo del gobierno al modelo del agronegocio y del capital.

Además, las mujeres son las más afectadas por la falta de acceso a la tierra y a los bienes naturales, ya que esta dominación de clase se une a la histórica opresión de género basada en el patriarcado.

La batalla de las mujeres no se da solamente en el campo, la lucha es contra la represión del Estado, contra la represión a las trabajadoras. Sobre esta base, ¿cuáles son las principales dificultades del sector de las mujeres dentro del Movimiento?

Cuando las mujeres participan de la lucha, no sólo llevan en su bandera la lucha por la tierra y por la Reforma Agraria, sino que expresan también las contradicciones que implica luchar por una nueva sociedad, luchar por la destrucción del patriarcado, contra el machismo y contra la violencia sufrida por la mujer en el día a día.

Las mujeres luchan llevadas por una motivación de clase, pero también impulsadas por una motivación de género, la lucha contra el sistema patriarcal.

Y hoy en día, las mujeres, especialmente las del campo, todavía se enfrentan a una gran desigualdad en lo que se refiere al acceso al crédito – la forma de agricultura tiene como referente un modelo familiar que tiene al hombre como cabeza–, y la falta de acceso a políticas específicas.

Además, no luchamos sólo para denunciar al agronegocio sino también para proponer una alternativa de producción agrícola para el campo brasileño. Es la construcción de la Reforma Agraria Popular, es decir, la combinación de la lucha por la democratización del acceso a la tierra y los bienes naturales junto con una producción diversificada de alimentos saludables a toda la población.

¿Cómo se da la discusión sobre el machismo y el empoderamiento de la mujer dentro del Movimiento?

Ese es un tema fundamental que está presente en el lema de esta jornada. El Movimiento tiene una doble tarea en este sentido. En primer lugar, combatir las expresiones de violencia presentes en nuestras áreas, ejercidas por hombres dentro de un proceso que reproduce el ciclo de violencia.

Nuestro papel dentro de nuestras áreas es afrontar este proceso de concienciación, pero también dar visibilidad a esos casos de violencia.

Además, luchamos contra la violencia de Estado que se desarrolla contra las mujeres. Ésta va desde la persecución de las lideresas feministas, hasta la falta de recursos públicos para atender a las mujeres del campo.

Sabemos que en el campo la aplicación de la ley Maria da Penha es ineficaz, las comisarías de la mujer son ineficaces, porque no disponen prácticamente de medios. Las políticas están muy pensadas desde la ciudad, por eso luchamos por el aumento de la inversión pública en la prevención y combate a la violencia contra la mujer.

Los datos de una encuesta hecha por la Confederación Nacional de los Trabajadores en la Agricultura (Contag) en 2008, revelaron que el 55,2% de las encuestadas habían sufrido algún tipo de violencia. De éstas, el 21,9% fueron víctimas de violencia física, el 51,1% sufrieron violencia psicológica, y el 27,3% sufrieron violencia sexual.

Del total de las mujeres entrevistadas, el 27,6% respondieron que habían sido amenazadas de muerte, el 11,9% habían sufrido violación por parte de sus maridos, y el 4,3% fueron encarceladas en sus propias viviendas. La investigación reveló además que en el 63,7% de los casos de violencia doméstica, ésta había sido practicada por los maridos o compañeros de las víctimas.

¿Cómo considera usted el momento político actual?

Con una bancada aún más conservadora, vemos surgir un alineamiento nefasto entre el Poder Judicial – que viene criminalizando las luchas sociales y enterrando las posibilidades de conquista de las mujeres y de las familias acampadas -, el Congreso y los gobiernos federales y estatales para la no realización de la Reforma Agraria. Por eso es preciso que la lucha se conecte estrechamente con la sociedad, para que podamos romper con este bloqueo.

Para avanzar, necesitamos articularnos con la población que vive en los centros urbanos. Esta población está sufriendo de casos de cáncer por el envenenamiento con agrotóxicos, está sufriendo efectos relacionados con la aprobación de los transgénicos.

Para esto, por ejemplo, es preciso demostrar que la escasez de agua en el sudeste está relacionada con este modelo de agricultura del agronegocio. Este modelo consume 112 billones de litros de agua por año, siendo que toda la población brasileña necesita apenas de 15 billones de litros por año. Esta es una manera de hacer que la lucha contra este modelo no sea una lucha sólo de la mujer campesina, sino de toda la sociedad.

En el actual momento político, también estamos viendo un fuerte cerco de la derecha sobre toda la clase trabajadora, tanto en el campo como en la ciudad. La lucha de clases se intensifica cada vez más. Entendemos que estamos en un momento de salirnos de la defensiva y pasar a la ofensiva, justamente para superar este cerco.

Por esto tenemos también como una de las principales banderas del Movimiento la lucha por una Constituyente Exclusiva y Soberana del Sistema Político. Esta es la forma que vemos para producir al cambio en el núcleo del sistema político. Estamos hablando de una acción que afecte al núcleo del poder de la burguesía, que no sea apropiada por la clase dominante.

¿La lucha de la mujer urbana y la lucha de la mujer del campo dialogan?

Sin duda. En esta jornada, por ejemplo, tenemos muchas acciones de movimientos sociales urbanos. En muchos estados las movilizaciones están orientadas por esa unificación.

Creemos que nuestra unión viene del elemento de género, pero también del elemento de clase. Sabemos que lo que las vivencias de las mujeres del campo son las mismas que las de las mujeres urbanas. En la lucha contra la violencia, contra el modelo capitalista en sus diferentes representaciones en el campo y en la ciudad, las mujeres están unidas.

La construcción de la Reforma Agraria Popular forma parte de un proceso político de lucha popular, tanto en el campo como en la ciudad.