#8M25: Declaración de la Región ARNA llama la atención sobre el impacto de las guerras, los conflictos y el patriarcado en las mujeres campesinas

Con motivo del 8 de marzo de 2025, conmemoramos el glorioso 8 de marzo en memoria de las primeras mujeres combatientes que sacrificaron sus vidas en defensa de los derechos de las mujeres. Hoy, nos enfrentamos a una escalada sin precedentes de crímenes y violaciones contra las mujeres en general y las agricultoras en particular en nuestra región árabe, como resultado de la ocupación, las guerras, la exclusión y la marginación.
Quizás lo que han sufrido las mujeres palestinas desde el 7 de octubre de 2023 sea el mejor testimonio de la brutalidad de la ocupación sionista, una experiencia nunca antes vista en la historia del mundo. La guerra de exterminio en Gaza provocó el martirio de más de 12.000 mujeres. Las mujeres y los niños son el grupo más afectado por esta guerra, ya que constituyen más del 70% de las personas desaparecidas, cuyo número supera ya las 14.000. 1,9 millones de habitantes de Gaza han sido desplazados, la mitad de ellos mujeres, y el 70% del total de heridos, cuyo número supera los 111.000, son mujeres.
Las mujeres también carecen de servicios sanitarios debido a la destrucción sufrida en la guerra de Gaza, además de la pérdida de sus necesidades más básicas bajo tiendas de campaña y entre la destrucción y los escombros. La ocupación también cortó la ayuda, destruyó tierras agrícolas e impidió que las mujeres accedieran a ellas, continuando así la política de hambruna y subyugación del pueblo palestino. Más de 46.000 mujeres embarazadas en la Franja de Gaza, a un ritmo de 180 nacimientos al día, dan a luz en pasillos y tiendas de campaña, sin contar con los servicios sanitarios más básicos. Esto constituye una flagrante violación de su privacidad.
El cuerpo de las mujeres y su capacidad reproductiva fueron los objetivos principales y sistemáticos de la entidad sionista. En cuanto a las prisioneras, sufren abusos, acoso y violaciones en el infierno de las cárceles sionistas. Las mujeres sudanesas, atrapadas entre el peso del conflicto y la marginación política, han sufrido las consecuencias más graves de esta guerra, expuestas a las formas más atroces de violencia y violaciones, incluyendo la violación de menores, con decenas de miles de casos registrados, lo que ha provocado un aumento de las tasas de suicidio entre las mujeres por temor a ser víctimas de estas violaciones.
Cuatro millones de mujeres y niñas corren el riesgo de sufrir agresiones sexuales, secuestros y la pérdida del sostén de su familia en un contexto caracterizado por la pobreza extrema y la falta de servicios médicos. La tasa de desplazamiento ha superado los 11 millones de personas desplazadas debido a la guerra, lo que la convierte en el mayor movimiento de desplazamiento del mundo; el 88% de ellas son mujeres, niños y niñas, además de las desapariciones forzadas.
En cuanto a las mujeres mauritanas, aún queda un largo camino por recorrer en la lucha contra todas las formas de esclavitud. En Túnez, Marruecos y Egipto, las mujeres siguen luchando por su derecho al acceso a la tierra y a las fuentes de riqueza como productoras de alimentos y representan más del 80% de la fuerza laboral agrícola. Luchan por su derecho a la seguridad social y a la igualdad en el número de horas de trabajo y el salario con los hombres, así como por su derecho al transporte, lo que ha llevado a cientos de ellas a perder la vida en la búsqueda del “pan amargo”.
Ante esta situación bárbara, brutal, salvaje e inhumana a la que se ven expuestas las mujeres en nuestra región, que sufre el yugo de la ocupación y las guerras, la región árabe y el norte de África hacen un llamamiento a:
- Detener la brutal guerra sionista en tierras árabes de Palestina, Líbano y Siria.
- Brindar todo tipo de apoyo a las mujeres de Gaza en particular y a las mujeres de Palestina en general.
- Detener la guerra en Sudán y todas las formas de violencia contra las mujeres sudanesas, pioneras de la revolución.
Enfrentar todas las formas de violencia contra las mujeres de nuestra región como productoras de alimentos y generaciones. Poner fin a las políticas de marginación y exclusión de los puestos de decisión para las mujeres en general y las agricultoras en particular, para cerrar la brecha alimentaria que sufre nuestra región debido a la ocupación, la guerra, la dependencia, los acuerdos coloniales y el saqueo de nuestra riqueza.
Somos mujeres, somos productoras de alimentos, somos quienes alimentamos a la gente y protegemos la vida.
¡Viva la lucha de las mujeres árabes contra el sionismo, la violencia y el hambre en defensa de nuestros derechos y nuestra soberanía alimentaria! ¡Gloria e inmortalidad a lXs mártires, libertad a lxs prisionerxs!
¡Globalicemos la lucha! ¡Globalicemos la esperanza!
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