Los ‘malos’, los ‘buenos’ y los ‘feos’
CARTAS AL DIRECTOR
Paul Nicholson, dirigente de la organización internacional Vía Campesina; Jerónimo Agudo, presidente de la Plataforma Rural España; Miguel López, secretario general de COAG, y Gustavo Duch, director de Veterinarios Sin Fronteras
EL PAÍS – Opinión – 17-12-2005
Llevamos varios días encontrando mucha información sobre la cumbre de la OMC que se celebra en Hong Kong. Entre toda esta información aparecen tres clases de actores, que los podríamos clasificar -según los cánones de lo políticamente correcto- en tres grandes grupos: los malos, los buenos y los feos. Se identifica como malos a las grandes empresas transnacionales y a los Gobiernos de los países ricos del norte empecinados en no querer renunciar a la protección y ayuda de su agricultura. Como buenos se nos presenta a mandatarios de países agroexportadores, a una cierta clase intelectual, instituciones de gran peso político y algunas ONG que reclaman el libre acceso de los productos agrícolas del sur a nuestros mercados como arma fundamental para el impulso definitivo de las economías de los países empobrecidos.
Pero queda un tercer bloque oculto por la fuerza mediática de los dos anteriores. Son los feos. No suelen usar plumas Montblanc, ni llevar traje y corbata, ni han estudiado en Harvard. Rostros morenos por muchas horas de sol. De espalda ligeramente curvada y manos curtidas por el trabajo de arar la tierra, y sembrarla de futuro y de alimentos. Los feos, en esta película, los campesinos y campesinas, no tienen el papel de protagonistas principales, ni tampoco de secundarios. Están invisibilizados cuando paradójicamente se habla de agricultura.
Los feos defienden otra postura. Una tercera vía que esta vez no se encuentra entre las dos anteriores, sino en otra esfera. Para ellos es necesario provocar el descarrilamiento de la OMC. Una institución "del comercio" no es ni puede ser el marco para abordar derechos humanos como el de la alimentación. En 10 años de existencia se ha demostrado sobrada y desgraciadamente su nocividad e ineficacia. Quizá la trifulca entre los buenos y los malos, su incapacidad para ponerse de acuerdo, colabore de forma involuntaria a un nuevo descrédito de esta institución. Como alternativa postulan un nuevo paradigma, la Soberanía Alimentaria, que también defiende enérgicamente el acceso a los mercados, pero a los mercados locales por parte de los campesinos y campesinas locales. En beneficio de impulsar economías de proximidad capaces de redistribuir mejor la riqueza entre la población, toda la población.
Por ello, los movimientos campesinos que representamos y apoyamos preferimos que no haya acuerdo en la ronda de Hong Kong. Para los pequeños campesinos sería un mal acuerdo.