“La agroecología solo es posible cambiando las relaciones de dominación y expropiación contra las mujeres”
En el marco del Encuentro Global de Escuelas y proceso de formación en Agroecología que realiza La Vía Campesina en Cuba ( del 27 al 30 de Mayo) se debatió sobre la importancia del rol de las mujeres en la Agroecología, en la mesa denominada “Feminismo Campesino y popular y Agroecología” mujeres de diversas organizaciones miembros de Asía, Europa, África y América, junto con una amplia delegación de mujeres cubanas, intercambiaron sus experiencias y resistencias desde sus territorios y contextos, buscando fortalecer la Agroecología Campesina para la Soberanía Alimentaria.
A lo largo de la historia las mujeres han sido creadoras de la agricultura, la base física del sostén de la humanidad. Por más de 10 000 años han creado saberes, desarrollados técnicas, fueron y son hoy las productoras de los alimentos que alimentan al mundo entero. “Somos y hemos sido quienes cuidamos y reproducimos las semillas. Somos y fuimos cuidadoras de la naturaleza. Somos mujeres en resistencia que luchamos por crear una nueva sociedad sin capitalismo y sin patriarcado en una sociedad con justicia, paz y libertad” resaltó en la apertura Noeli Welter Taborda del Movimiento de Mujeres Campesinas, MMC de Brasil.
Por su lado, Rita Trace de la organización Paragos (Unidad Campesina por la Reforma Agraria y Desarrollo Rural) de Filipinas empezó su ponencia comentando cómo la Revolución Verde trajo graves consecuencias para la agricultura; de manera puntal, para las mujeres campesinas, pues profundizó la desigualdad, y los hombres pasaron a recibir aún más privilegio, por ejemplo con las maquinarias. Al mismo tiempo, cómo la comercialización se puso por encima de la producción para el autoconsumo. De esta manera las mujeres perdieron el control sobre las semillas. “Cuando la revolución verde falló, llegó el hambre. Y eso puso a las mujeres en una situación de mayor explotación, de tener que trabajar aún más para enfrentar el hambre” indicó. Ella vive en un territorio amenazado por milicias contratadas por terratenientes, y hace agroecología entre balas y un eminente peligro.
Alimata Traxé una joven mujer en representación de la Convergencia de Mujeres Rurales por la Soberanía Alimentaria – COFERSA, de Mali en el continente Africano relató como las mujeres percibieron la urgencia de organizarse en su región, y enumeró una serie dificultades que tuvieron con los hombres que no comprendían la necesidad de que las mujeres campesinas tengan voz propia. La Convergencia a la que pertenece fue creada en el 2009 y cuenta con 45 cooperativas en distintas provincias de Mali. “Somos una organización autónoma de mujeres orientada a defender la Soberanía Alimentaria en África, porque creemos que es posible ejercerla. Trabajamos en campos de producción de semillas nativas con agroecología campesina. Luchamos por tener tierra para cultivar y para evitar el despojo de nuestras tierras colectivas a causa del brutal acaparamiento de tierras que afecta este continente” asentó.
Desde Oriente Medio, Safa Jelide de la Organización Un Millón de Mujeres Rurales de Túnez elogió la situación Cubana donde se evidencia que una Reforma Agraria es posible, lo cual le genera mucha esperanza. Asimismo, partió por recordar una reflexión de la mártir Chokri Blaeid, quien fue asesinada en el 2012 por fascistas islámicos, y destacó la importancia de la mujer en la revolución “prométeme mujer de mi país, jazmín de mi país, de luchar, de resistir, de no negociar, eres el futuro y el futuro le pertenece”. En ese sentido, Safa destacó la persistente lucha contra la sociedad patriarcal que enfrentan las mujeres en su región. Además, denunció la grave situación en que viven las mujeres del campo “En todos los países del medio oriente, la situación de las mujeres campesinas es mucho peor. Las mujeres campesinas no tienen ni documento nacional de identidad; hacen los trabajos más duros del campo, con doble jornadas y ganan apenas la mitad que los hombres, ni siquiera participan de las elecciones que les permitan tener políticas públicas que garanticen sus derechos. Creemos que aún hay mucho que hacer, y lo estamos haciendo, las mujeres tenemos mucha energía y esperanza” ratificó.
La intervención de María Soc Carrillo de Coordinadora Nacional de Viudas, CONAVIGUA de Guatemala por América Latina se centró en la óptica indígena, mencionó que si bien las comunidades indígenas saben que el feminismo no nace desde las organizaciones indígenas, lo han tomado como parte de sus reivindicaciones porque son parte de las relaciones de respeto que debe existir entre los seres humanos y con la madre tierra. “Como pueblos tenemos claro que la discriminación hacia las mujeres no se daba antes de la colonización. Hoy las mujeres indígenas somos triplemente explotadas: por ser indígenas, por ser pobres y por ser mujeres. Sin embargo, somos quienes estamos defendiendo y resistiendo por nuestros territorios contra las corporaciones transnacionales, contra políticas públicas que retiran derechos, produciendo alimentos sanos y accesibles, rescatando nuestros saberes ancestrales en armonía con la madre tierra, pues la agroecología no es algo nuevo, siempre la han practicado nuestros ancestros de generación en generación” enfatizó.
Desde EEUU Onika Abraham de Coalición Nacional de Agricultores Familiares congratuló este espacio de discusión, “Soy una mujer afroamericana, con raíz campesina y eso me ha traído muchos problemas”. Si bien el movimiento feminista tuvo una primera ola por derechos por los que todavía hoy se luchan. Según Onika, el enfoque fue muy estrecho y dejó de lado la lucha por otros derechos particulares, por ejemplo de las mujeres negras. Hoy en los EEUU las mujeres ganan un 80 % de lo que gana un hombre por el mismo trabajo. Además, destacó el trabajo del movimiento “Las vidas negras importan” como un buen ejemplo que ha permitido expresarse a sectores históricamente excluidos como las mujeres, negrxs, pobres y migrantes frente a la una alarmante agudización del racismo policial “Así se fueron incluyendo además, las luchas por los derechos de los grupos de diversidad sexual y se fueron transversalizando otras problemáticas” señaló.
En las reflexiones finales, Nivia da Silva del Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra, MST de Brasil indicó que para las mujeres del campo el capitalismo representa hoy una expropiación de los bienes naturales pero también una expropiación brutal del cuerpo de las mujeres y eso significa su violación. En su intervención afirmó, “La agroecología solo es posible cambiando las relaciones de dominación y expropiación contra las mujeres. Construir la agroecología es construir la presencia de las mujeres en todas las instancias. Todas nosotras debemos volver a nuestras regiones y llevar estas experiencias, debemos continuar formándonos y buscando construir nuevas relaciones de género para cambiar estas relaciones de violencia que hoy vivimos, por eso decimos que sin feminismo no hay agroecología”.
A modo de conclusión, Francisca Rodríguez de la Asociación Nacional de Mujeres Rurales de Indígenas, ANAMURI de Chile, añadió “No es posible pensar la agroecología sin recuperar el lugar, el saber, los conocimientos y las prácticas de las mujeres en el campo. Tenemos que juntar nuestras energías para sumar y lograr erradicar el machismo dentro de nuestras organizaciones, y en la sociedad. Sin esto, no es posible vencer al capitalismo ni hacer agroecología, pues el patriarcado es uno de los pilares que sostienen este sistema de muerte y exclusión”.