El futuro está en manos de la juventud campesina y la educación con la que sueña promete buenas cosechas
La juventud representa el futuro. El futuro solidario de un movimiento que construye alianzas con otros movimientos sociales para seguir reforzándose, que comunica más tanto al interior de la organización como hacia el exterior, y que promete paz en tiempo de guerras y de criminalización (y de precarización) que afecta a las personas jóvenes en primer lugar. El 16 y 17 de julio de 2017 tuvo lugar la IV Asamblea de los y las jóvenes campesinos y campesinas de La Vía Campesina.
La Asamblea evocó, uno por uno, los temas prioritarios para el movimiento. Se enfatizó el protagonismo histórico de los y las jóvenes y el rol fundamental que desempeñan hoy en día, especialmente de cara al envejecimiento de la población agrícola en numerosas regiones del mundo y a medida que aumenta la presión del neoliberalismo.
Uno de los desafíos principales de la juventud tiene que ver con la formación. En todos los grupos de trabajo de la Asamblea, en cada debate, y en los comentarios realizados en plenaria fueron mencionadas la falta de formación, su exigua calidad o el problema de su accesibilidad como preocupaciones de una juventud que proclama a los cuatro vientos su voluntad de tomar su destino en mano y dotarse de los instrumentos necesarios para que se les reconozcan sus derechos.
En África, Asia y América Latina, el acceso a la educación básica, así como a la formación técnica, sigue siendo difícil en muchas zonas rurales. En Europa, los problemas tienen que ver más bien con el acceso a la formación superior o continua. Lo que resaltó también la delegada de Land Workers Alliance (la Alianza de los trabajadores de la tierra), es que cuando existe, “la oferta de formaciones breves en agroecología, permacultura o apicultura es a menudo muy cara, puesto que en el Reino Unido se trata también de una moda, lo cual la hace difícilmente accesible para la juventud campesina”. La compañera también cuestionó la calidad de la mayoría de estas formaciones, lo cual lógicamente alimenta inquietudes respecto al peligro de cooptación de la agroecología.
En el grupo de trabajo sobre esta temática, se ha recordado que debemos hacer de todo para que la agroecología campesina siga siendo anticapitalista, y nunca desligar la noción de soberanía alimentaria en nuestra toma de posición.
En África, como subrayó la joven delegada de Zimsoff de Zimbabue, lo que falla es el acceso a la formación técnica, pese a que la mayoría de los que cultivan la tierra son jóvenes, y pese a que en países en los que los pequeños productores llegan a representar cerca de 90% de la población, como es el caso de Níger. La juventud de este continente y más allá echa en falta los espacios propios, la posibilidad de organizarse, el reconocimiento y la credibilidad. Todas estas deficiencias parecen estar ligadas al déficit de formación, tanto en los aspectos técnicos como en lo que se refiere al conocimiento de los derechos, especialmente el derecho a la tierra.
En respuesta a estos problemas, los jóvenes propusieron o reafirmaron varias soluciones. Ante todo, se trata de reforzar la formación política de los y las jóvenes militantes de La Vía Campesina y no separarla de la formación técnica. Todos los cursos y formaciones en agroecología deberían de incluir estas dos partes. Una joven apicultora, miembro del Arbeitgemeinschaft bäuerliche Landwirtschaft (AbL) en Alemania recordó igualmente que “al igual que las políticas que deseamos, la formación no va a llover del cielo. El intercambio de conocimientos, de experiencias y de competencias entre nosotros es fundamental, luego se desata el efecto mariposa”.
Algunos testimonios de las compañeras y los compañeros de América central y del sur han sido, una vez más, una fuente muy inspiradora para toda la juventud y han aportado esperanza. Los ejemplos de escuelas campesinas al interior de las organizaciones y las formaciones de campesino a campesino son algunas de las pistas que los jóvenes miembros de La Vía Campesina han de seguir con el fin de tomar la delantera en esta guerra cada vez más violenta contra el neoliberalismo. Además, muchos de entre los y las jóvenes han recordado con alegría las oportunidades que hay que aprovechar. Ya existe La Vía Campesina, este inmenso movimiento con el que desean implicarse, mayormente, y, retomando las palabras de la compañera brasileña del Movimiento de Pequeños Agricultores (MPA), “debemos utilizar nuestras fuerzas: la creatividad, la energía, la conectividad y todas las herramientas de agitación que nos pertenecen. Alcanzar un alto nivel de comunicación para lograr nuestro objetivo: que la agroecología nos alimente.