Free our sisters, free our brothers
Diario de un activista en Hong-Kong n°8
Esta fue la consigna más coreada durante todo el día de ayer en las calles de Hong-Kong tras el shock producido por la detención masiva de los más de mil manifestantes que habían protagonizado la sentada en la calle a menos unos cien metros del Centro de Convenciones y la oposición de las autoridades a dejarlos libres. Entre ellos, la mayoría de la delegación coreana y otros pocos de Indonesia, Bangla Desh y cuatro representantes de Via Campesina (su coordinador Henry Saraghi, Paul Nicholson, Xose Ramon del sindicato Labrego de Galicia y Gerard Durand de la Confédération Paysanne). La movilización del sábado fue la expresión de la rabia y el rechazo que provocan estas cumbre y la decisión de la delegación coreana de permanecer ocupando la calle hasta ser detenida, la convención de que el autosacrificio es la semilla que fermina la rebelión contra las injusticias.La detención, una expresión del precio que nos quieren hacer pagar al movimiento por haber osado venir hasta aquí, haber logrado mostrar al mundo la vergüenza de las políticas de la OMC, la necesidad de rebelarse frente a ella y extender la levadura de la rebelión una vez más. No quieren que nos vayamos sin haber pagado ese precio. Y por ello es importante organizar la solidaridad y hacer presión tanto sobre las embajadas como sobre los propios gobiernos para que activen la presión diplomática sobre las autoridades de Hong-Kong.
Más allá de esto, la jornada de ayer nos dejó en la retina la movilización de cierre de las protestas protagonizada sobre todo por las organizaciones de inmigrantes que celebran su jornada internación de lucha; al otro lado de la barrera, el acuerdo final de la cumbre, que marca un paso más en el camino para desarrollar la "agenda de Doha"; y, por encima de todo, la necesidad de articular un movimiento internacional que haga frente a esta agenda.
Las políticas de la OMC no afectan sólo a las campesinas y campesinos, ni sólo a los países empobrecidos. Detener su agenda sólo es posible articulando un movimientos que aparte de contrabalancear sus reuniones ministeriales que se celebran cada dos años, mantenga la presión sobre los gobiernos de los distintos países que la integran. Sobre todo en Europa.
Salimos de Hong-Kong con un cara a cara con la OMC pensando que la próxima cita la tenemos ante la próxima reunión de su Consejo General. Una cita que hay que articularla desde mañana mismo para lograr que sea efectiva. Esta ha sido la reflexión de todo el mundo al cabo de esta semana. Es un trabajo difícil pero, sobre todo es un trabajo que no puede esperar. Ahora nos queda hacer las gestiones para lograr la libertad de la gente detenida anter de irnos de vuelta. Con el recuerdo imborrable de haber compartido esta semana con la la gente del Indonesian Migrant Workers Union
(Tami, Rati, Tati), y las otras gentes del planeta que llegaron hasta aquí, en la esperanza que salimos con la sensación de haber hecho lo que había que hacer, de que la experiencia ha sido útil y que salimos de Hong-Kong con una perspectiva más clara de los retos que tenemos por delante.
Josu Egireun
19-12-05