El Paquete de Ginebra de la OMC de 2022 : ¿Historia o pura retórica?
ANÁLISIS DE LA 12° CONFERENCIA MINISTERIAL (CM12) DE LA ORGANIZACIÓN MUNDIAL DEL COMERCIO (OMC)
A. CONTEXTO
La Organización Mundial del Comercio (OMC) realizó la 12° Conferencia Ministerial (CM)
del 12 al 17 de junio de 2022 en Ginebra. La conferencia se llevó a cabo en medio de un
contexto complicado e incierto, ya que la pandemia y la guerra en Ucrania parecieran no
tener fin. Esto, a su vez, se traduce en una escalada de los precios de los combustibles y los
alimentos. El comercio mundial sufrió un duro golpe debido a la pandemia, por lo que la
OMC sintió la presión por lograr un resultado ambicioso luego de una serie de encuentros
ministeriales mediocres durante la última década. Por un lado, los países del norte llegaron
bien preparados a Ginebra. Su intención era obstaculizar una exención integral de las reglas
del Acuerdo sobre los Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual relacionados con el
Comercio (ADPIC), bloquear una solución permanente sobre la constitución de existencias
públicas con fines de seguridad alimentaria, firmar un acuerdo para restringir las
subvenciones a la pesca con el pretexto de cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible
(ODS) y ampliar la moratoria de los aranceles para las transacciones de comercio electrónico.
Por otro lado, los países en desarrollo se mostraron dispersos y separados. Desperdiciaron la
oportunidad para exigir compromisos reales sobre el trato especial y diferenciado (TED) y la
eliminación de los derechos de propiedad intelectual (DPI) respecto de la transferencia de
tecnología para productos farmacéuticos y medicamentos. Tampoco pudieron tratar las
demandas de larga data sobre la constitución de existencias públicas ni abordar las temáticas
sobre la crisis alimentaria mundial y las pandemias actuales y futuras. Como era de esperarse,
los países ricos (y las empresas transnacionales que albergan) salieron de Ginebra como
claros ganadores y revivieron una institución moribunda.
En este contexto, La Vía Campesina (LVC), la red mundial de los movimientos campesinos y
Focus on the Global South (Focus) organizaron una evaluación crítica sobre el “Paquete de
Ginebra” de la CM12. Este evento se llevó a cabo el 27 de junio de 2022 y tuvo como ejes la
salud pública, la agricultura y la pesca1. La nota informativa a continuación analiza la CM12
dentro de un marco político más amplio. Los resultados se evalúan desde la perspectiva de los
movimientos sociales, lxs pequeñxs productorxs y las clases trabajadoras de todo el mundo.
Hay tres anexos adjuntos a este artículo que responden a los resultados de la CM12. El
primero es la declaración de Ginebra de la delegación de La Vía Campesina que estuvo
presente en Ginebra durante la CM12 de la OMC. La declaración articula una visión
alternativa para el comercio agrícola basada en los principios de la soberanía alimentaria. El
segundo anexo contiene la declaración de Focus on the Global South acerca de cómo la OMC
sigue defraudando al sur global. Por último, se encuentran los aportes realizados por el
profesor Walden Bello en la sesión en línea llevada a cabo el 27 de junio de 2022.
B. LECTURAS SOBRE EL PAQUETE DE GINEBRA Y EL “RESURGIMIENTO” DE LA OMC
Los resultados de la Ministerial representan una gran victoria para la Organización Mundial
del Comercio (OMC), los países desarrollados y las grandes empresas. Como ejemplo, el
documento adoptado sobre los Derechos de Propiedad Intelectual relacionados con el
Comercio (ADPIC) refleja la posición de la Unión Europea (UE) sobre el uso de las
flexibilidades existentes y la posición de EE. UU. de reducir el alcance solo a las vacunas.
Además, hubo un debilitamiento de las posiciones de los países en desarrollo sobre la
agricultura, la pesca y las reformas institucionales, sumado a un énfasis en temas de interés
que afectan a los países desarrollados, como el comercio electrónico y la facilitación del
comercio. Inmediatamente después de la CM12, los países del Grupo de los 7 (G7) emitieron
una declaración en la que reafirmaron el libre comercio y el libre mercado y pusieron el foco
en la eliminación de las restricciones a las exportaciones en lugar de ocuparse de la seguridad
alimentaria, que hoy constituye una crisis mundial. El mismo patrón se repitió en la OMC y
la respuesta a la pandemia. En todos estos frentes, los países desarrollados se están
apropiando de los procesos al ser quienes toman la iniciativa para impulsar las mismas
propuestas por medio de distintos canales.
La mayor victoria de Ginebra se la lleva la propia OMC en lo que respecta a las perspectivas
de supervivencia de una organización que, de lo contrario, se encontraba en las últimas.
Hacía tiempo que la OMC no llegaba a una declaración de consenso. Si bien la CM09
de 2013 adoptó un paquete que incluía decisiones sobre algunas áreas, no hubo consenso
sobre un aspecto clave: la solución permanente al problema de la constitución de existencias
públicas con fines de seguridad alimentaria. La última CM11 realizada en Buenos Aires fue
un fracaso rotundo sin otro resultado sustancial que la decisión de continuar las
conversaciones sobre las subvenciones a la pesca y un programa de trabajo sobre el comercio
electrónico. La OMC estaba a solo una ministerial de extinguirse y volverse irrelevante. La
CM12 se presenta ahora como una victoria, ya que efectivamente pudo conseguir un acuerdo
a pesar de la situación mundial adversa. El cierre de la Ministerial con un programa de
trabajo ambicioso es la reafirmación de su rol preeminente como el motor mundial para el
libre comercio y la liberalización.
Para lxs campesinxs, lxs pequeñxs productorxs de alimentos y lxs trabajadorxs, el resultado de la CM12 es una gran derrota estratégica.
En líneas generales, los resultados han reafirmado cómo la OMC trabaja en contra del pueblo,
en el sentido de que protege los intereses de las empresas transnacionales (ETN) y la gestión
del “libre comercio”, que no es más que un vehículo para que los países desarrollados
impulsen su agenda en contra de los intereses del sur global. Los grupos de los países
desarrollados, como el Grupo de los 7 (G7) y la Organización para la Cooperación y el
Desarrollo Económicos (OCDE), avanzan con demandas contundentes acerca de la eficiencia
y la productividad, a la vez que excluyen las demandas del mundo en desarrollo. Este clamor
por el “libre mercado” también se intensifica en los encuentros del Grupo de los 20 (G20) y
otros escenarios mundiales como el Foro Económico Mundial.
Incluso las organizaciones multilaterales como el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y
la Organización para la Agricultura y la Alimentación (FAO, por sus siglas en inglés)
sostienen los mismos discursos para mantener el mercado abierto, en lugar de enfocarse en la
creación de capacidad para la salud y la seguridad alimentaria.
La OMC como organización no tiene nada para ofrecerles a los países del sur global,
tampoco a lxs campesinxs, los pueblos indígenas y las clases trabajadoras de todo el mundo.
Por el contrario, aplaude a las élites industriales, cuyas ambiciones generalmente entran en
conflicto con la clase trabajadora mundial en todos los continentes.
El llamado Programa de Doha para el Desarrollo (PDD) iniciado en 2001, que prometía
enfatizar la naturaleza de desarrollo de las nuevas negociaciones multilaterales y abordar las
temáticas planteadas por los países en desarrollo, hoy se encuentra en ruinas. Prácticamente
no hay ningún interés, en particular de los países ricos, en llevar adelante este programa. El
fracaso para llegar a un consenso sobre dicho programa se ha utilizado de hecho como
argumento para pedir reformas en los procesos de toma de decisiones dentro de la OMC.
Siguiendo este análisis, no queda nada para lxs pequeñxs agricultorxs y productorxs del sur y
del norte.
En resumen, los países en desarrollo salieron de la CM12 sin seguridad en salud ni seguridad
alimentaria y con un debilitamiento de sus posturas colectivas. Lxs campesinxs, los pueblos
indígenas y la clase trabajadora del norte, que ya se encuentran en los márgenes debido a la
industrialización excesiva y al control de las corporaciones, no ganan nada con los resultados
de la CM12. Es importante remarcar aquí que lxs pequeñxs productorxs de la leche o lxs
pequeñxs comerciantes de carne de Europa, Australia o Estados Unidos (o cualquier otra
economía desarrollada) no son lxs beneficiarixs de las grandes subvenciones e incentivos que
ofrecen los gobiernos ricos del norte. Todos estos famosos resultados de los encuentros
ministeriales solo tienen como objetivo mantener activo el juego para las multinacionales
agrícolas con sede en el norte global. Lxs verdaderxs perdedorxs y víctimas aquí son lxs
campesinxs y las comunidades rurales de todo el mundo.
En cuanto a algunos de los temas más significativos específicos del sector, impactan los
desarrollos vinculados a la propuesta de exención de los ADPIC y los temas de agricultura y
pesca. Este y otros aspectos se analizarán detenidamente a continuación.
Las exenciones de los ADPIC: análisis detallado
Con respecto a la propuesta de exención de los ADPIC, el resultado no aborda la situación
de la pandemia ni el grave impacto que todavía tiene en el sur. Los países con bajos recursos
siguen luchando por el acceso a las vacunas y contra la creciente saturación de los sistemas
de salud pública. La decisión de la CM12 sobre el acuerdo de los ADPIC no es una exención,
a pesar de que así la venden. Se trata solo de un lavado de cara del actual sistema de licencias
obligatorias y de una reafirmación de las flexibilidades. El texto revisado que se utilizó como
base para las negociaciones reflejó las posiciones de la Unión Europea, Noruega, el Reino
Unido, Suiza y Alemania, los cuales se han opuesto sistemáticamente a la propuesta de la
India y Sudáfrica. Este documento, además, está hecho para las grandes farmacéuticas,
concretamente: Pfizer, Moderna, AstraZeneca y Johnson and Johnson.
Lo acordado no incluye la demanda de exención que presentaron la India y Sudáfrica y que
fue respaldada por 63 países y apoyada por más de 100 naciones. El documento tiene un
punto deficiente y contradictorio, donde los países que pueden producir vacunas no lo tienen
permitido. Además, la decisión no comprende aspectos necesarios para aumentar la
producción, como los conocimientos técnicos, la tecnología y los secretos comerciales, todos
los cuales siguen estando bajo protección. Los medios de diagnóstico y los tratamientos, que
son más fáciles de producir, no se incluyen en estas flexibilidades. Los países deben usar los
recursos limitados que tengan a disposición, incluso teniendo en cuenta que muchos países en
desarrollo enfrentan múltiples crisis en las que es difícil obtener las licencias obligatorias y el
financiamiento. Ahora bien, dado que el Banco Mundial (BM) y la Corporación Financiera
Internacional (CFI) están avanzando hacia este espacio financiero, habrá que monitorear las
implicancias de esto.
Es poco probable que el acuerdo pueda mejorarse a pesar de la promesa de considerar la
extensión de una cobertura que incluya la producción y el suministro de medios de
diagnóstico y tratamientos de la COVID-19, teniendo en cuenta el rechazo a la
implementación de exenciones de los derechos de propiedad intelectural (DPI) para hacer
frente a (futuras) pandemias. Asimismo, países como la India también dieron marcha atrás en
su postura sobre el tema. Esto tiene consecuencias adversas para los países en desarrollo y la
Cooperación Sur-Sur.
Hay dos procesos mundiales paralelos que también son relevantes: uno para declarar las
emergencias en salud y el otro para un tratado sobre pandemias. Ninguno busca incluir las
exenciones de los DPI para abordar las emergencias de salud pública, ni tampoco coordinar
respuestas y cooperaciones por parte del norte global. En cambio, hay un movimiento hacia
una mayor codificación que va sentando precedentes. Se trata de un giro con más medidas de
la Organización Mundial del Comercio (OMC) que de la Organización Mundial de la Salud
(OMS) para intentar dar respuestas a las emergencias de salud mundiales.
La lupa sobre los resultados de la CM12 vinculados a la pesca y más
En materia de pesca, el acuerdo ignora el trato especial y diferenciado (TED), ya que los
países desarrollados bloquearon tales distinciones incluso después de 21 años de propuestas
concretas por parte de los países en desarrollo. La ofensiva de los países desarrollados ha
consistido en minimizar el TED, tanto en la cobertura como en la duración (ahora permitido
solo por dos años), aun cuando muchos países no tienen la capacidad para registrar la pesca a
pequeña escala en virtud de estas disposiciones debido a problemas de gestión y datos. Los
países menos adelantados (PMA), los países en desarrollo y los países desarrollados ahora
tienen el mismo estatus. Sin embargo, estos últimos no tienen disciplinas aplicables a la
sobrepesca, por lo que logran restringir este aspecto mediante la cláusula de sostenibilidad.
Esto se debe a que el sector pesquero en los países desarrollados cumple con los criterios
técnicos y científicos de sostenibilidad. Los movimientos de pescadorxs de todo el mundo
también se oponen a la eliminación de las subvenciones a la pesca según las categorías de
pesca ilegal, no declarada y no reglamentada (INDNR). En muchos países en desarrollo, aún
no se han registrado las embarcaciones que pertenecen a la pesca artesanal o a pequeña
escala. El intento radical de la OMC de eliminar las subvenciones sobre la base de tal
categorización condena a lxs pescadorxs más vulnerables a la pobreza.
Lo que en realidad sucede es que hay un trato especial y diferenciado inverso en favor de los
países ricos, los cuales pueden seguir subsidiando las actividades pesqueras de las empresas multinacionales que se encuentran en esos países. El acuerdo sobre la pesca implica una gran
pérdida para el sur y para lxs pequeñxs pescadorxs del norte global.
Los países en desarrollo necesitarán repensar el enfoque futuro sobre este tema fundamental.
No hubo ningún acuerdo sobre la agricultura en la CM12. Tampoco se ha avanzado en las
discusiones sobre el aspecto crucial de la constitución de existencias públicas (PSH, por sus
siglas en inglés), que fue una demanda clave de los países en desarrollo para la seguridad
alimentaria. Cabe destacar que el acuerdo sobre la constitución de existencias públicas
debería haberse logrado en 2017, cuando los países en desarrollo lucharon hasta el final en
Buenos Aires. Incluso en el norte global, en países como Francia, y particularmente luego de
la crisis de suministro debido a la pandemia y las guerras, los movimientos campesinos
vienen insistiendo en que las medidas para la constitución de existencias públicas son vitales
para alcanzar la soberanía alimentaria y reducir las dependencias externas. No obstante, en la
CM12 no se menciona el tema o los plazos en los que se tomará una decisión al respecto. Ni
siquiera se hace referencia al mecanismo de salvaguardia especial (MSE), que es fundamental
para los países en desarrollo. Tampoco hubo debate alguno sobre un tema que está pendiente
hace mucho tiempo, a saber, el de abordar las subvenciones al algodón en EE. UU.
El mayor estancamiento respecto de las subvenciones de la Unión Europea (UE) y los
Estados Unidos (EE. UU.) también persiste. El Acuerdo sobre la Agricultura (AsA) de la
OMC permite subvenciones altas por parte de los países desarrollados (con las empresas
transnacionales del norte global como únicos beneficiarios), al tiempo que impide que los
países en desarrollo financien a sus pequeñxs agricultorxs. La Unión Europea y Estados
Unidos, los cuales quieren las materias primas (agrícolas y no agrícolas) de los países en
desarrollo, siguen bloqueando el valor agregado en los países en desarrollo. El mayor
impacto del control de la cadena mundial de suministro de alimentos por cuatro o cinco
megaempresas del agro está en manos de los países importadores netos de alimentos (PINA).
En ese proceso, lxs campesinxs y lxs pequeñxs productorxs de alimentos de todo el mundo
salen perdiendo. También se teme que la decisión sobre las adquisiciones del Programa
Mundial de Alimentos (PMA) pueda ocultar más normas sobre las restricciones a las
exportaciones en el futuro.
En cuanto a marcos y procesos organizativos más amplios que incluyan el tema de las
reformas de la OMC, ha habido un continuo unilateralismo por parte de EE. UU. al
bloquear el avance en el funcionamiento del mecanismo de solución de diferencias y el
nombramiento de jueces para el Órgano de Apelación. Existe una creciente preocupación de
que el “friendshoring” en el comercio con EE. UU. pueda frenar a los países que apoyan la
democracia y el libre comercio y que, por lo tanto, haga que se movilicen contra China,
acusada de beneficiarse indebidamente de la OMC. El tema de las reformas (y la palabra
misma) también se desvirtuó para incluir propuestas para un mayor acceso al mercado y la
liberalización y que representan un peligro para los países en desarrollo. En este balance, solo
los países menos adelantados (PMA) siguen recibiendo concesiones. A su vez, hay un
aumento en la centralidad de la creación de capacidad y el importante rol financiero de
instituciones financieras internacionales como el Banco Mundial, situación que tiene
implicancias adicionales para la deuda.
¿Cuáles fueron las fuerzas en juego que dieron como resultado las definiciones de la CM12?
Los acontecimientos en Ginebra en junio de 2022 no son circunstanciales, sino el resultado
de años de presiones políticas que vienen fracturando la cooperación entre los países en
desarrollo. Se trató de un proceso sesgado en el cual se recurrió mucho a las reuniones en las
“salas verdes”. Los países desarrollados como EE. UU., Canadá, la Unión Europea, entre
otros, generaron lazos con algunos países en desarrollo (la India, China, Sudáfrica, Indonesia)
aprovechando las diversas tensiones geopolíticas.
La mayoría de las negociaciones se llevaron a cabo de esta manera y sin tiempo suficiente
para que los países en desarrollo miembros pudieran considerar o debatir las propuestas. Los
documentos se cerraban antes de que se pudiera debatir sobre muchos de los temas
sustanciales, como es el caso del acuerdo sobre la pesca, para luego enviarlos a la Ministerial.
La conferencia, por lo tanto, se convirtió más bien en una plataforma para la política y la
interacción de alianzas geopolíticas que en un espacio para las discusiones de fondo. Estos
debates a puertas cerradas ahora parecen ser el modelo y la nueva norma para la OMC en el
marco de la agenda de “reforma” futura. Han puesto la transparencia en un segundo plano,
con procesos cada vez más opacos y exclusivos, incluso bajo la apariencia de
“multilateralismo”.
También debería evaluarse el papel de la actual directora general (DG) de la OMC. La
directora general, Nkozi Okonjo-Iweala, fue presentada como una candidata conciliatoria y
como una “voz de la razón” ante la insistencia del entonces presidente de Estados Unidos,
Trump, por el candidato de Corea del Sur.
No hay evidencia de que haya apoyado las posiciones del sur en su rol anterior en el Banco
Mundial. En la CM12 se dijo que presionó a los países en desarrollo para que se alinearan, en
lugar de proteger los intereses del sur global.
Si bien se ha debatido sobre el dominio y la manipulación de los países desarrollados, los
países en desarrollo también se han mostrado incapaces o reacios a proteger los intereses de
sus pueblos, y ciertamente no están listos para asumir el fracaso de la OMC en primera
persona. El giro en la posición de la India, que abandonó su postura sobre los ADPIC y la
agricultura, es un eco de la Ronda de Uruguay de 1988. Es más decepcionante que el
resultado se posicione como una victoria que la presión en diversos frentes. El gobierno
sudafricano también es visto como cada vez más neoliberal. Incluso ante las propuestas
progresistas en Ginebra sobre la exención de los ADPIC, su ministro de comercio no estaba
dispuesto a abandonar el acuerdo, el cual ahora está catalogado como una “suceso exitoso” y
como una victoria para la manufactura local.
A pesar de que se formaron diversos grupos para generar una propuesta conjunta sobre la
constitución de existencias públicas, el Grupo de los 33 (G33) y el Grupo Africano no
tuvieron voz en las negociaciones en que EE. UU. y Brasil iban contra todo. Muchos de los
países en desarrollo estaban preocupados y sabían que era un momento para intentar cambiar
las normas de la OMC en favor de ellos. Sin embargo, la amplificación de las “falsas
soluciones” y las muy agresivas campañas mediáticas dificultaron la crítica del resultado.
C. LAS IMPLICANCIAS DE ORGANIZARSE Y MILITAR EN LA OMC
Desde la perspectiva del sur global, es importante impedir el funcionamiento de la OMC, la
cual es un sostén para el neoliberalismo y el neoimperialismo. Su continuidad es solo la vía
libre para la explotación de los países en desarrollo y lxs ya marginalizadxs campesinxs y
clase trabajadora del norte global. En los últimos 27 años, la OMC ha perdido legitimidad
como institución multilateral, además de que ha propiciado el camino para que los países en
desarrollo la rechacen por completo. A la luz de los resultados de la MC12, los países en
desarrollo también deberían reevaluar el papel de la actual DG y pedir su renuncia.
También es importante remarcar aquí que la OMC (y otros acuerdos regionales y bilaterales,
como el Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico, el Marco Económico
Indopacífico y muchos otros instrumentos similares) son mecanismos para sostener y hacer
crecer las empresas transnacionales bajo el manto de la globalización. Aquí, recordamos al
legendario líder campesino de la India, el ya fallecido M. D. Nanjundaswamy, quien una vez
dijo: “La palabra globalización, si quieren que les diga el significado, diría que es una
especie de recolonización del sur por parte de las corporaciones del norte. Pero no termina
aquí. Es un tipo de colonización de su propio pueblo en sus propios países también. Por lo
tanto, se trata de una colonización interna y de una colonización internacional por parte de
las mismas multinacionales. Y eso es la globalización”.
La OMC facilita esta recolonización de la clase trabajadora. Sigue representando los intereses
de las multinacionales, al tiempo que ignora y ningunea las realidades que viven lxs
campesinxs, los pueblos indígenas y la clase trabajadora de todo el mundo.
En cuanto a temas específicos, es fundamental revisar y reorganizar las posiciones poniendo
énfasis en los marcos injustos que sostienen los acuerdos sobre la agricultura (bajo los cuales
los países en desarrollo usan las subvenciones para financiar los agronegocios) y la pesca.
También es fundamental fortalecer los movimientos de soberanía alimentaria mundiales y las
luchas nacionales contra la OMC, en particular con relación al tema de la constitución de
existencias públicas para abordar la crisis alimentaria.
Es menester que la sociedad civil intervenga y brinde un análisis relevante y consistente sobre
lo que sucedió en Ginebra y más allá y se organice contra los efectos nocivos del resultado
ministerial. Los movimientos mundiales han tenido un papel significativo en el pasado que
debemos seguir construyendo para futuras luchas en favor de los derechos de lxs campesinxs,
los pueblos indígenas y las clases trabajadoras. Es necesario seguir fortaleciendo esas
alianzas en el futuro.
1 Entre lxs oradorxs del evento estuvieron el profesor Walden Bello ( Focus on the Global South), Ranja Sengupta (Red del Tercer Mundo), Zainal Arifin Fuad y Jeongyeol Kim ( La Vía Campesina), el profesor Biswajit Dhar (Universidad Jawaharlal Nehru) y Lauren Paremoer (Movimiento por la Salud de los Pueblos).