Chile: Comunicado de Anamuri, Chiloé en protesta
(Santiago, 13 de Mayp de 2016) Antes y durante todo el verano estuvimos invadidos de bellos programas en los canales de televisión mostrando la belleza del archipiélago de Chiloé. Cada lugar, cada isla, era un derroche de bellos paisajes; su cultura y su gente eran un llamado al encuentro y a degustar los variados y exquisitos platos en base a mariscos y pescados que, a pesar de la invasión salmonera y los cultivos acuícolas, que aún el mar generosamente brindaba. Como era de esperar ante tan importante promoción, el turismo desbordó el archipiélago este reciente verano.
Por supuesto todos estaba dispuesto para recibir a los turista con un nutrido calendario de actividades culturales y de fiestas costumbristas las que se han hecho ya parte del paisaje y una oportunidad económica para las y los isleños, hoy la actividad turística junto a las actividades económicas que son el sustento de su gente, están fuertemente amenazadas. La mal llamada modernidad y el “desarrollo económico” de la islas, son en realidad la constante apertura al mercado dominado por los grandes y muy grandes, para que reine la explotación salmonera y surjan, como dice Fray Beto, las nuevas catedrales: “los Mall,” los casinos, las carreteras. Con ello y la construcción del mentado puente vienen más peajes y este sin duda no está solo en función de favorecer el turismo ni para un mejor abastecimiento de la isla, esta direccionado a facilitar el acceso al trasporte de las salmoneras y la madera noble sustraída de los bosques nativos. Todo va encaminado a las nuevas obras e inversiones para la minería y las plantaciones forestales que empiezan ya a asomarse por la isla.
Pero todo cae por su peso: hoy la isla de Chiloé es un volcán en erupción, atacado por los señores del mercado que nada escatiman para salvar empresas e inversiones y ocultar sus fracasos. Ante el desastre de sus negocios, vuelcan en una acción criminal al mar más de 5000 toneladas de desechos salmoneros infectados con tóxicos. Este es el resultado de lo que para muchos fue una de las grandes inversiones más exitosas en nuestro país, pero para la región hoy significan estar abatida económicamente, el mar contaminado y una perdida irrecuperable de especies y variedades marina que por siglos alimentaron a los isleños y fueron fuente de trabajo de la pesca artesanal. Las organizaciones lugareñas, los pescadores y las mujeres infinitas veces denunciaron este atentado, muchas voces se elevaron para hacer esta denuncia que trastocó las raíces productivas y culturales del archipiélago, que particularmente a nivel mundial tiene un reconocimiento y valorización de su territorio como, un “Sistema Ingenioso de Patrimonio Agrícola Mundial” (SIPAM) identificado por FAO. Hoy vemos destrucción y contaminación y no un sistema campo-mar que se alimentaba y beneficiaba mutuamente.
Tras tan tremenda catástrofe que afecta la emblemático Archipiélago de Chiloé, desde ANAMURI les hacemos llegar toda nuestra solidaridad a las y los isleños a los pescadores artesanales, a las compañeras algueras, a nuestras organizaciones bases; nos unimos a su demanda pero por sobre todo a la lucha por sus territorios amenazados e invadidos, por la defensa de su tierra y del mar que rodea sus islas, y que juntos generan una cultura y una forma de vida que les otorga una identidad propia de gente de tierra y mar, de mitos y costumbres ancestrales, que hace del archipiélago y su gente un lugar único en nuestra nación.
Llamamos no solamente que el gobierno reaccione; se hace urgente y necesario que la ciudadanía en su conjunto reaccione, y tomemos conciencia de lo que significa el continuar aceptando la inversión del capital sustentada por las políticas extractivistas y mercantilistas que nos ha llevado a ser un país que no pone límite alguno a las inversiones y ganancias del gran capital. No podemos continuar aceptando el saqueo de nuestros recursos naturales, la indolencia ni la irresponsabilidad con la que se van avalando formas y sistemas productivos nocivos al medio ambiente, a la tierra, el mar y a nuestra propia vida.
¿Quién responde por el daño causado al pueblo chilote? ¿Quién responde por la acción criminal de las empresas salmoneras? La marea roja de Chiloé o la Marea Café o la “marea represiva” con que se responde a la justa demanda y a la denuncia de los trabajadores frente a este “fenómeno de la naturaleza” debieran ser convertidas en una oportunidad para dar respuesta verdadera, justa y digna al pueblo. No bastan míseros bonos para hacer frente a esta situación. Se requieren políticas y medidas reales y efectivas que pongan freno al capital y verdaderas formas de protección a nuestros recursos. No más territorios invadidos o usurpados, no más despojo ni inversión extranjera. Basta de tratados indignos.
Resultan dramáticas las palabras de Teresa Calfunao, presidenta de la agrupación de recolectores de algas y conservación del medio ambiente de Duhatao, “Queremos que se enteren de lo que está pasando, que se entere el gobierno que no ha querido ver esto y nos está ofreciendo, como burla, una canasta familiar y cien mil pesos al mes por familia ¿Qué hacemos con eso? ¿Cómo sobrevivimos? ayúdennos …..Chiloé también es Chile”.
Los organismos públicos competente, deben actuar, SERNAPESCA debe responder y la superintendencia del Medio Ambiente cumplir con su deber y realizar las fiscalizaciones pertinentes y oportunamente, establecer responsabilidades reales de esta catástrofe
POR CHILE POR NUESTRA TIERRA POR NUESTRA SOBERANÍA
BASTA DE CATÁSTROFES PROVOCADAS POR LA AMBICION DEL CAPITAL
NO MÁS ENTREGA DE NUESTROS RECURSOS NATURALES, NO AL TPP.
CHILOE TAMBIEN ES CHILE