Chile: Anamuri realiza juicio a Monsanto en tribunal ético
Desde hace cinco años, cada 25 de noviembre, día mundial de lucha por la no violencia contra las mujeres, Anamuri lleva a cabo un juicio público por la violencia que sufren las mujeres en el trabajo.
Este año nuestro enjuiciamiento fue a Monsanto como principal responsable de la violencia que viven a diario las mujeres trabajadoras del campo y las de la pesca artesanal, trabajadoras de tierra y el mar en sus territorios; en sus trabajos como productoras, recolectoras y trabajadoras de las empresas pesqueras donde Monsanto y compañía arrasan y contaminan nuestros recursos naturales, envenenan nuestras vidas, acabando con nuestra cultura y con nuestra propia existencia como sector y con nuestra vida en comunidad.
Si bien sabemos que este tribunal no puede proceder a realizar un juicio legal a los crímenes que esta transnacional, corazón del sistema capitalista, realiza en nuestro país y en el mundo entero. Los antecedentes acá recopilados son contundentes pruebas para que desde los territorios y organizaciones, iniciar una cadena de juicios a los responsables de tanta violencia en el campo y criminalización a nuestra forma de hacer agricultura, crianza de animales, reproducir nuestras semillas, defender nuestros territorios.
Alicia Muñoz, Directora Nacional de Anamuri y responsable del frente de asalariadas, al instalar el V tribunal recalcó: que la competencia de cada Tribunal (cinco) está dada en instalar un cauce público entre los problemas y las causas que provocan y agudizan la violencia que sufren las mujeres en el trabajo, de ahí que los cuatros tribunales anteriores estuvieron dirigidos a denunciar las condiciones en que trabajan las asalariadas, particularmente en las empresas agroexportadoras, donde en cada temporada acontecen graves accidentes laborales, son víctimas ellas y las comunidades aledañas de intoxicaciones y envenenamiento producto del uso masivo de plaguicidas y Agrotóxicos, llegando incluso a causar pérdida de vidas a las afectadas.
Esta connotación tuvieron los casos enfrentados en el primer tribunal. En el segundo tribunal, se abordó la violencia provocada frente al constante acoso sexual del cual son víctimas las trabajadoras y el menoscabo que sufren ante el rechazo o la denuncia que ellas logran llevar a cabo. El tercer tribunal enjuició la trasgresión a las normas regulatorias del trabajo y el violento impacto que les provoca las extensas y densas jornadas laborales, la falta de garantías para su salud y el proyecto de ley del mal llamado estatuto del temporero que más bien expresa y resguarda los intereses de los empresarios, el cual fue respaldado por algunas organizaciones campesinas que olvidan que su principal deber es defender los derechos de las y los trabajadores.
El cuarto Tribunal enjuició la violencia, el dolor y sufrimiento frente a las secuelas que han dejado en sus cuerpos y en sus vidas los accidentes laborares y las nuevas enfermedades profesionales y que por lo demás varias de ellas aun no son reconocidas. Se suma a este dolor, el agobio que esto provoca a sus familias en especial a sus madres, quienes a consecuencia de las graves secuelas se convierten nuevamente en sus cuidadoras ante la incapacidad para desarrollar o hacer una vida normal.
Este Vº Tribunal estuvo dirigido a mirar la violencia desde el trabajo y la vida de las mujeres campesinas e indígenas, recolectoras y pescadoras artesanales, ante el abrumador impacto de los actuales sistemas y modos de producción que malogran la vida cotidiana de las mujeres, sus comunidades, sus culturas e identidades y a la madre tierra y todo su entorno natural.
Como bien lo señalara el Obispo de Aysén, Luis Infante de la Mora, que en su carta de saludo clama a este acto de enjuiciamiento a Monsanto y compañía “Ayúdennos a tomar conciencia de las graves amenazas de tortura que sufren nuestra tierra y nuestros pueblos. Sus clamores golpean nuestro corazón, nuestras mentes y nuestra voluntad, y exigen valientes propuestas que promuevan la vida y la paz”.
En esa dirección Camila Montecino, Presidenta del Jurado, reafirmó que este tribunal tiene como objetivo principal socializar y dar a conocer las dramáticas situaciones que se viven en nuestros territorios producto del saqueo de los recursos que son los bienes que la naturaleza nos otorga, así como el robo a nuestros saberes, conocimiento y a nuestras semillas, para introducir las suyas producidas en los laboratorios del mal con su paquete tecnológico que matan y envenenan nuestra tierra, las aguas y la vida, aumentando aun más la violencia en las mujeres. Este tribunal no va a poder castigar a nadie, no hay una sentencia final que diga vamos a castigar de tal manera; si haremos un juicio ético y político a Monsanto y Compañía.
El mensaje del Obispo de Aysén nos convoca y nos llama “mujeres cuidadoras ancestrales de nuestra biodiversidad y generadoras y trasmisoras de saberes y culturas hoy son fuertemente violentadas en sus formas de vida y de hacer agricultura, expulsadas de sus territorios, sometidas a fuertes presiones. Les deseo el mayor éxito en su tribunal nacional para fortalecer el cuidado y la comunión entre la Madre Tierra y sus abundantes dones. Las propuestas que surgen de una profunda espiritualidad de amor y de sabiduría que viven con heroísmo nuestros pueblos ancestrales, y que la ciencia y la tecnología actuales, lejos de comprenderlos, valorarlos y potenciarlos, los amenazan con heridas de muerte … Ustedes, que tienen el don de la fecundidad, con su unidad y valentía, tienen la noble tarea de promover la fecundidad de la tierra, de las aguas y de los cultivos de la tierra, que son expresión de un pueblo sabio y fecundo en solidaridad, en justicia y en paz, no dejemos que unos pocos (invasores transnacionales) se crean dueños de la vida y marginen u opriman a los más débiles. Que sus compromisos y su voz ayude a despertar a los indiferentes y a los que aún tienen dormida su conciencia frente al mundo nuevo que estamos urgidos en construir”
Este profundo mensaje estimuló y dio a las compañeras que testimoniaron los casos presentados, mucha fuerza y razón a sus presentaciones, para el público en general, la certeza que estamos hablando de un grave problema que no sólo es violencia contra las mujeres si no que ésta afecta a toda la sociedad.
Para muchos, la situación de Arica era absolutamente desconocida, la realidad de cómo el huerto de los primores y el principal centro de abastecimiento de hortalizas, frutas y cereales para todas las regiones del norte grande incluida nuestra capital, de ese importante vergel del norte, se ha convertido en un semillero transgénico que ha arrasado con los centenarios olivares que daban identidad al valle de Azapa. “Quienes piensan que continúan deleitándose con las aceitunas de Azapa deberían saber que mayoritariamente consumen las aceitunas del Perú ya que somos muy poco los que nos hemos resistido a la presión de los empresarios movido por Monsanto y Syngenta para reconvertir nuestra producción”. Así fue expresado por la compañera Azeneth Báez, de la Red de Mujeres Rurales de Arica Parinacota y de la Agrupación de las Mujeres Rurales Afrodescendientes “Hijas de Azapa”.
Este procedimiento y la presión que sufren las y los campesinos no es menor en la región del Maule, donde los semilleros transgénicos y la propia producción de maíz se ha convertido por su rentabilidad en una de las producciones más expansivas, apoderándose bajo presión económica, incluso de la tierra de los campesinos, quienes viven en constante amenazas y atropellos ante la exigencia de no sembrar maíz para no contaminar las semillas transgénicas de las empresas. Las chacras aledañas, constantemente son invadidas y arrancados los maíces de sus huertos para proteger de la posible contaminación las siembras transgénicas. En su testimonio, Lázaro Aburto, que llegó desde la Comuna de Pelarco y pertenece a la Red de Traperos de Emús de Talca, señala que ésta no es una acción aislada del comportamiento habitual del agronegocio y decía cómo han aumentado las fumigaciones aéreas sobre los trabajadores, las casas de los campesinos y los colegios cercanos, que el uso de plaguicidas ha aumentado y la desprotección a las y los trabajadores, la falta de información frente a que tipo de veneno se está suministrando y termina señalando “si por que los Agrotóxicos matan”.
La Senadora Ximena Rincón que ha mantenido un fuerte compromiso con la lucha contra los transgénico, los Agrotóxicos y la defensa de las semillas, valoró la decisión de realizar este Tribunal y expreso: “que éste es un buen espacio para conocer lo que está pasando en el país ….tenemos mucho que avanzar, la cancha está demasiada desnivelada … acotando que ésta es responsabilidad de quienes estamos en los espacios de decisiones”.
Elisabeth López, Presidenta Las Unión Comunal de Mujeres Rurales de Ancud, (Chiloé) presentó el caso de las mujeres de la Isla grande de Chiloé. Denunciaba la violencia y el impacto diferencial que sufren las mujeres frente a la expansión y la explotación de la industria salmonera, los cultivos acuícola, la pesca extractiva, la sobre explotación laboral, los bajos salarios, las condiciones inhumanas, el acoso, la pérdida de empleo, la contaminación extensiva de las costas por los antibióticos y antiparasitarios, el aumento de la carga de trabajo “doméstico” en las mujeres (al salir los hombres a realizar el trabajo asalariado fuera de la comunidad o de la isla), la escasez del pescado y encarecimiento de los precios, las enfermedades pulmonares, desertización del suelo, se suma la explotación en trabajo y ventas de la recolección del musgo pom-pom, que siendo un producto exclusivo de la isla, su propia explotación no está aun consignado los daños que provoca a la salud, lo que sí está claro que su secado y el polvillo que de éste se desprende, ataca fuertemente las vías respiratorias de las mujeres quienes además violentamente se han visto afectadas por diversas dolencias.
Juana Curio desde la Araucanía, con profunda rabia y dolor, nos relataba los impactos y la violencia que sufren las mujeres al ver cómo las plantaciones forestales invaden de pino y eucaliptos sus territorios, cómo se han sido expulsando y desplazados de sus comunidades y de sus tierras ancestrales el pueblo Mapuche, acabando con los recursos hídricos, contaminando las aguas, exterminando las plantas medicinales y los frutos que eran parte importante de su alimentación.
“En su codicia han arrasado con los bosques nativos, con los árboles y los lugares sagrados donde habitan los espíritus de nuestros antepasados. El defender nuestros territorios, continuar en nuestras comunidades es parte de la resistencia que el gobierno criminaliza y nos apunta como terrorismo, aplicando una legislación de la herencia pinochetista”.
Todo lo señalado por Juana Curio fue reafirmado en la exposición de Max Thomet, de Cet Sur, quien mostró el resultado de estudios y experiencias prácticas en terreno, los impactos a las comunidades y en los territorios.
Desde la Red de Acción en Plaguicidas y sus Alternativas para América Latina (RAP-AL), Lucia Sepúlveda, mostro la piratería por parte de Monsanto y otras compañías sobre las semillas de los pueblos indigenas y campesinos, las cuales han sido robadas, intervenidas y patentadas. Expuso sobre lo que ha sido la batalla contra Monsanto por la Ley de los obtentores vegetales que hace más de cuatro años fue presentada al parlamento y cómo las presiones populares y de las organizaciones sociales, especialmente desde ANAMURI, la CLOC-VC Chile, RAPAL, Yo no Quiero Transgénicos en Chile y otras, que junto a los estudiantes y algunos Obispos, se han venido haciendo cada vez más masivas y visibles las movilizaciones hasta lograr impedir su aprobación en el Senado. Esto simboliza un triunfo de los movimientos y fuerzas sociales que se suman a la lucha contra Monsanto. Y aunque en el Parlamento fue aprobada UPOV 91 sin mayores problemas por el alto desconocimiento que había sobre su significación.
Hoy ya está más claro para una mayoría senatorial y la ciudadanía que la ley de los obtentores vegetales no solo significa la ruina de las y los campesinos por pretender prohibirles el guardar e intercambio sus de semillas, así como también intenta imponer el monopolio y concentración del negocio determinando los precios de las semillas y alimentos, incrementando la emigración rural, lo que inevitablemente traerá un mayor empobrecimiento en las zonas rurales, campesinas e indigenas.
Sin lugar a dudas que con cada uno de los casos presentados no solamente el jurado concluye que la violencia del sistema no solo afecta a las mujeres, son los pueblos, las comunidades, nuestra biodiversidad, es nuestra vida la que está afectada y en grave peligro ante este sistema capitalista irracional.
La violencia que viven las mujeres ante el avasallamiento de las empresas multinacionales y el exterminio de su cultura y la fuente de vida que es la tierra y lo que ella nos da, hace que cada día más mujeres deban dejar el campo apremiadas por las exigencias y las reglas impuesta por las empresas bajo el falso concepto de “las buenas prácticas agrícolas.”
LA AGRESIÓN CONTRA LA BIODIVERSIDAD TAMBIÉN ES VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES
Es violencia cuando las disposiciones y normas exigidas a las trabajadoras campesinas para la elaboración artesanal de sus productos y el procesado de los alimentos, son las mismas reglas que rigen para la producción industrial.
Es Violencia la disposición de programas productivo de INDAP que prohíbe en sus predios el mantenimiento de sus animales domésticos.
Es Violencia, la intervención en sus huertas, el despojo de su cultura y de su identidad de mujeres campesinas.
Es Violencia cuando sus hijos deben trabajar en lo semilleros poniendo en riesgo su salud limitando su niñez y cercenando su adolescencia.
Es Violencia cuando cada vez se hace más lejanas escasas las fuente de agua, o el encontrar las yerbas medicinales, los materiales vegetales para su artesanía, los frutos silvestre porque el desierto verde avanza y los bosques nativos y los montes son desbastados.
Es violencia cuando te priva el agronegocio de recolección de tus alimentos desde las orilla de mar o la pesca en los ríos y todo parte de su cultura alimentaria
Es violencia cuando te privan de tus semillas y desconocen tu sabiduría-
Es violencia cuando cada vez que pasa el avión fumigando por sus casas y las escuelas, el corazón se te parte de miedo por tus hijos y tus animalitos sin ni siquiera pensar en ti,
Es violencia cuando ves que el empresariado en complicidad con quienes tiene las facultades para impedirlo y combatir estas injustas políticas se hacen cómplices y son responsables la violencia que genera este sistema capitalista y patriarcal.
Cada uno de los testimonios y casos fueron grandes y elocuentes en sus presentaciones, irrebatible los antecedentes que contenían las denuncias. Por lo que Jurado del Tribunal Ético, Presidido por Camila Montesinos, de GRAIN; María Elena Rozas (Directora de RAP-AL) y el Padre Alfonso Baeza (Ex – Vicario de la pastoral obrera), quienes concluyeron que:
· Los testimonios escuchados indican una clara subordinación de las personas y la dignidad de las personas a las condiciones impuestas por el dinero y por el hacer más dinero. Las mujeres sufren especialmente la violencia, porque se ven afectadas en sus múltiples papeles de jefas de hogar, productoras, trabajadoras y líderes sociales, además de enfrentar la carga adicional de la discriminación y el deterioro creciente de las condiciones de vida cotidiana.
Específicamente, el jurado identificó el no respeto y violación de los siguientes derechos:
· derecho a la salud
· derecho a la alimentación
· derecho a vivir en un ambiente libre de contaminación
· derecho a una actividad económica digna que a su vez permita una vida digna
· derecho a vivir en paz
· derecho a vivir en el territorio y a permanecer en él
· derecho a la información, a saber de aquello que les afecte y a la libre expresión
· igualdad ante la ley
El jurado consideró que los responsables de estas violaciones son:
· El Estado Chileno y sus poderes (incluyendo, entre otros, los Ministerios de Salud, Agricultura, Trabajo y Ambiente, y las reparticiones o programas de INDAP, PRODESAL, PDTI, SAG, ACHIPA, CONADI)
· Las Empresas involucradas, entre las que se nombraron Monsanto, Syngenta. DuPont, Bayer, Semillas Von Baer, empresas de Acuicultura en el Archipiélago de Chiloé.
· El modelo económico, social y cultural impuesto en Chile
· La pasividad general de la población
Por todo lo anterior, el jurado llamó a solidarizar con los afectados y a trabajar por:
· Rechazo y derogación de la Ley de Pesca
· Rechazo y derogación del Decreto 701
· Rechazo y no aprobación de la Ley de Obtentores Vegetales
· Rechazo y no aprobación de la Ley de Bioseguridad
· Implementación del Convenio 169 de la OIT, con procesos de consulta vinculantes
· Compromiso efectivo del Estado por informar adecuadamente y apoyar los procesos de organización
· Defensa de la agricultura campesina y de los pueblos indígenas, sin Agrotóxicos, sin Transgénicos, sin Privatización
· Prohibición de cultivos transgénicos
· Prohibición de pesticidas altamente tóxicos
· Prohibición de fumigaciones aéreas
· No más expansión y retroceso del monocultivo forestal
· Control efectivo de los impactos y daños de la industria salmonera
· Limitación de la pesca de arrastre y protección de los mares
· Prohibición de la tala indiscriminada del bosque nativo
· Protección efectiva de la flora y fauna
· Protección efectiva de las condiciones de trabajo
· Que las y los niños y jóvenes tengan una educación que les permita tener conciencia de estos problemas y de los derechos que todas y todos debemos disfrutar.
El veredicto, compartido por todas y todos, fue refrendado por el llamado a la unidad en las palabras de cierre de Florencia Aróstica, Presidenta de ANAMURI, quien felicitó a las compañeras y compañeros por sus valientes exposiciones, por el tiempo ocupado en recoger las denuncias desde lo cotidiano de sus comunidades. Este es un esfuerzo muy serio y dedicado y los enunciados del jurado para todos y todas las que estamos acá implica un gran compromiso a no desfallecer en nuestra lucha; durante cuatro años hemos venido haciendo juicios públicos a las acciones de violencia contra las mujeres en sus puestos de trabajo y lo hemos hecho desde impactos a la biodiversidad, a los recursos naturales de nuestra madre tierra, que como dice Juan Luis Ysern de Arce, Obispo emérito de Ancud “Todo ello repercute en daño de las personas y de la convivencia que necesitamos construir cada día con el esfuerzo de todos”.
En su planteamiento al Tribunal, Alfredo Sfeir Younis, ex candidato a la presidencia de la República, nos señala que “los factores de deterioro ecológico no deben transformarse en una nueva forma de violencia contra la mujer. La negligencia ecológica no debe ser tolerada y debemos evitar condiciones ambientales intolerables. Un sistema económico neoliberal y un sistema político indiferente a la ecología y medioambiente humano y natural atenta contra los derechos de las mujeres y de todos nosotros.
Cuando destruimos la madre tierra estamos destruyendo a nuestras propias madres.
GLOBALICEMOS LA LUCHA, GLOBALICEMOS LA ESPERANZA!