Soberanía Alimentaria desde la perspectiva de La Vía Campesina

Bogota,5 de diciembre del 2023

La soberanía alimentaria es la demanda popular de una reorganización – basada en derechos – del sistema alimentario, fundada en la igualdad de género, la agroecología y la solidaridad. La Vía Campesina propuso por primera vez el concepto de soberanía alimentaria en 1996 y, durante las últimas décadas, este movimiento transnacional ha trabajado incansablemente para profundizar en el análisis crítico de los obstáculos y las oportunidades para construir la soberanía alimentaria.

El lunes 4 de diciembre, segundo día de la 8ª Conferencia Internacional de La Vía Campesina, se dedicaron dos sesiones para ampliar las concepciones de soberanía alimentaria. Basándose en las perspectivas de militantes de base de todo el mundo, distintxs referentxs del movimiento llamaron la atención sobre el impacto de las lógicas del sistema financiero mundial, de las instituciones internacionales y de las multinacionales en la creación y perpetuación de un sistema alimentario estructuralmente desigual. Con claridad sobre las luchas del sistema alimentario mundial, los activistas compartieron experiencias y estrategias de la militancia de base, proporcionando contexto para uno de los lemas de LVC, que se está posicionando fuertemente a lo largo de la Conferencia: “Globalizar la lucha, globalizar la esperanza”.

En la primera sesión, “Frente a la crisis mundial, construimos la soberanía alimentaria para garantizar el futuro de la humanidad”, Ibrahima Coulibaly (Coordination Nationale des Organisations paysannes du Mali) comenzó por situar el contexto: “Decimos que alimentarnos es un derecho humano innegociable. Este derecho nunca será respetado por las políticas neoliberales”. Para Coulibaly, una estrategia clara para proteger el derecho humano a la alimentación es avanzar en la soberanía alimentaria. “La única solución para nosotrxs es empezar a producir nuestros propios alimentos. Las políticas neoliberales no van a funcionar nunca. Necesitamos de la agroecología”. La Vía Campesina está cada vez más comprometida y habilitada para generar un cambio político. La Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de lxs Campesinxs y Otras Personas que Trabajan en las Zonas Rurales (UNDROP), que fue ratificada en 2018 por la Asamblea General de las Naciones Unidas, fue el producto de años de militancia sostenida de LVC y sus compañerxs, y es un claro ejemplo de las formas en que el movimiento está trabajando para avanzar en la soberanía alimentaria a través de políticas públicas a nivel mundial. Coulibaly recordó a la gran cantidad de compañerxs presentes que el avance de la agroecología y de las políticas para la soberanía alimentaria ha sido un proceso continuo. “Al principio nadie creía en nosotrxs, pero ahora las perspectivas institucionales están cambiando. Necesitamos políticas que apoyen la agroecología, y estamos muy lejos de eso”.

La Vía Campesina no solo ha ayudado a definir la soberanía alimentaria, sino que la lucha por la soberanía alimentaria ha llegado a definir este movimiento transnacional. Como subrayó Coulibaly, “la soberanía alimentaria es la madre de todas las luchas que libramos. Todo por lo que luchamos proviene de la soberanía alimentaria. Tanto si luchamos contra el Banco Mundial como contra el comercio internacional, estamos luchando por la soberanía alimentaria. Necesitamos políticas que sean coherentes, y si avanzamos en ellas, construiremos nuestro poder. Por eso nos centramos en desarrollar políticas para la soberanía alimentaria”.

Al terminar el primer panel de la mañana, Verónica Villa (Grupo ETC, México), destacó cuáles eran las condiciones estructurales que impulsan la crisis alimentaria, y afirmó que “siempre hemos sido conscientes de que las catástrofes tienen nombre y apellido, que las crisis son el resultado de la acumulación de poder por parte de las multinacionales. Es importante entender de dónde surgen estas crisis, y es importante saber que varias redes campesinas se enfrentan a estas crisis”. Villa prosiguió a hablar de cómo los campesinos están creando soluciones frente a estas crisis en la actualidad centrándose en los vínculos entre soberanía alimentaria y salud, Villa manifestó que, durante la pandemia, la agroecología fue una estrategia clave y no reconocida que salvó vidas. Dado que el 70% de los alimentos del mundo proceden de formas de producción campesinas, la agroecología ofrece una intervención directa en lo que es una crisis sanitaria mundial en aumento. Las empresas agrícolas transnacionales, argumentó Villa, han convertido la producción de alimentos en una de las principales crisis sanitarias a las que nos enfrentamos. “La mayoría de la gente ya no muere por enfermedades transmisibles, sino por los aditivos y agrotóxicos que contienen los alimentos que consumimos. 200 millones de personas mueren cada año por envenenamiento con agrotóxicos. Otros 500 millones mueren cada año por enfermedades relacionadas con el trabajo. Por cada dólar que pagamos por alimentos, pagamos dos por enfermedades”. Mientras trazaba relaciones entre género, soberanía alimentaria y salud, Villa recordó cómo “en el centro de la soberanía alimentaria tenemos a las mujeres, que guardan y siembran miles de tipos de semillas, que son almacenes de conocimiento. Nosotras, como mujeres, cuidamos de los alimentos en tiempos difíciles, cuando el sistema agrícola no puede ayudarnos, son nuestras redes campesinas las que han defendido nuestras tierras, y somos nosotras las que damos comida a quienes la necesitan”.

La segunda sesión de la mañana consistió en una mesa redonda llamada “Construir alianzas para avanzar en la soberanía alimentaria”. Esta mesa redonda reunió a militantes de todo el mundo para debatir cómo tejer redes entre movimientos como parte de un proceso orgánico de avance hacia la soberanía alimentaria.

Fausto Torres (Asociación de Trabajadores del Campo, Nicaragua) relacionó la importancia de la lucha por la soberanía alimentaria con la lucha contra la crisis climática. “Podemos resolver la crisis climática porque la soberanía alimentaria está relacionada con la tierra, el agua y la tierra. Todxs estamos de acuerdo en que la única solución a la crisis climática es el acceso a la tierra, el agua y los territorios; la agroecología es esencial”. Margaret Eberu Masudio (ESAFF, Uganda), compartió la realidad de que, en África, la soberanía alimentaria no se entiende muy bien y que esta falta de conciencia es uno de los impedimentos para hacerla avanzar en materia política. Masudio sugirió además que “la soberanía alimentaria es una amenaza para los líderes políticos porque tienen intereses especiales en la agricultura industrial. Es difícil promulgar leyes y políticas a favor de la soberanía alimentaria, en parte porque muchos no la entienden”. La soberanía alimentaria da a la gente el poder de controlar su sistema alimentario. Es cuestionada porque está dando a los campesinos el poder de controlar su propio sistema alimentario. Teniendo en cuenta todos estos desafíos, ¿tenemos que salir corriendo, tenemos que cruzarnos de brazos? Movilizarnos es lo que nos ha hecho más resistentes. En nuestras diversas organizaciones, capacitamos a lxs pequeñxs agricultores para que comprendan la importancia de la agroecología en el avance de la soberanía alimentaria”.

En cuanto al norte de África, Hatem Aouini (Million Rural Women, Túnez) sostuvo que la soberanía alimentaria es una lucha al servicio de la juventud y las mujeres. La soberanía alimentaria es una lucha por las semillas tradicionales porque el colonialismo tiene diferentes formas, y una de ellas es el colonialismo sobre los alimentos. Fuad Abu Saif (Union Of Agricultural Work Committees-Palestine) compartió una visión del contexto palestino a partir de un vídeo pregrabado, dado que el genocidio actual ha imposibilitado los viajes internacionales. Abu Saif aclaró que “la soberanía alimentaria no es sólo un concepto y no se trata solo de alimentos, forma parte de nuestra lucha contra la ocupación israelí. Debido a que Israel está aplicando esta política de cortar el agua y los alimentos, tenemos que avanzar en nuestro propio concepto y práctica de la soberanía alimentaria. Están utilizando los alimentos como arma, el hambre como arma. Para esto, hemos trabajado para mejorar nuestras tierras y hemos creado el primer banco nacional de semillas”.

La sesión de la mañana concluyó con un análisis de las luchas más recientes e históricas de lxs agricultores indixs, que duraron más de un año y consiguieron presionar al gobierno de la India para que abandonara sus intentos de eliminar las ayudas a los precios mínimos de apoyo. Estas protestas fueron exitosas porque implicaron la creación de una red solidaria con la sociedad civil. Como explicó Yudhvir Singh a lxs presentes, “más de 50.000 aliadxs se unieron a lxs agricultores que protestaban, entre ellxs médicxs, abogadxs, estudiantes, todos estos sectores de la sociedad acudieron en solidaridad. Los pueblos donaron suministros. Hicimos de la frontera de Delhi nuestro hogar durante más de un año. Más de 50.000 personas vinieron hasta un año para acompañarnos en las comidas”. Yudhvir terminó sugiriendo que “deberíamos celebrar el 26 de noviembre como el día de la movilización de lxs campesinxs, es un día en el que podemos inspirarnos globalmente en el movimiento campesino de la India. Nuestro éxito no habría sido posible sin todo vuestro apoyo”.

Pramesh Pokharel (Federación de Campesinos de Nepal) finalizó “la existencia es nuestra lucha. Estamos planteando la solución. Seguimos haciendo alianzas. Estamos contentxs de que se estén construyendo tantas alianzas durante esta 8ª Conferencia. Tenemos retos comunes y agendas comunes. Por eso seguimos generando los valores de la solidaridad y la internacionalidad. Tenemos mucha esperanza. Si luchamos, ganaremos. Salvaremos el clima de la dinámica destructiva del capitalismo. Tenemos muchas historias inspiradoras que compartir. Si luchamos, venceremos”.