Semillas y tierra: apuntes del tercer campamento agroecológico de Asamblea de los Pobres en Tailandia
Del 1 al 2 de junio de 2024, la Escuela de Agroecología Bamrung Kayotha, dirigida por Asamblea de los Pobres, AOP, organizó un campamento para las comunidades campesinas autónomas de Kok Edoi en el este del país. El campamento se centró en la propagación vegetativa y la mejora del suelo, abordando también temas más amplios como la soberanía de semillas, tierra y alimentos.
Lxs participantes analizaron y expresaron preocupación sobre el creciente control corporativo sobre las semillas campesinas, con la introducción de variedades híbridas industriales. También lamentaron la limitación de los derechos comunitarios sobre las semillas a través de mecanismos como patentes y derechos de propiedad intelectual, a menudo impuestos mediante convenciones internacionales como la Unión para la Protección de las Obtenciones Vegetales (UPOV 1991).
“Una corporación biotecnológica desarrolla una nueva variedad de mango y la patenta. Lxs campesinxs pueden comprar las nuevas semillas de mango para cultivarlas. Sin embargo, no pueden guardar las semillas para la próxima temporada. No pueden utilizar ninguna parte (yemas, tallos, etc.) para propagarlas. Tampoco pueden usar los frutos de mango para hacer un producto (por ejemplo, mermelada de mango) para la venta; de lo contrario, se ven obligados a pagar a la empresa biotecnológica. Estas prácticas violan el Artículo 19 de la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos Campesinos, que defiende nuestro derecho a guardar, intercambiar y usar semillas libremente”, expresó un miembro de la comunidad sus frustraciones.
En el campamento, las técnicas de propagación vegetativa —injertos, acodos y estratificación— se entendieron no solo como técnicas, sino también como actos de desafío. Al dominar estos métodos, lxs campesinxs reafirman su propiedad sobre los recursos genéticos nativos. El Programa de Custodia de Semillas de la Escuela de Agroecología Bamrung Kayotha tiene como objetivo fortalecer las semillas nativas y la diversidad genética, allanando el camino hacia una verdadera soberanía de semillas.
El segundo día del campamento surgió la cuestión de los derechos a la tierra y la salud del suelo. A nivel global, movimientos campesinos como la Asamblea de los Pobres, que forma parte de La Vía Campesina, luchan no solo por el acceso a la tierra, sino por su gestión sostenible. Como practicantes de la agroecología, lxs campesinxs de la comunidad de Kok Edoi también entienden que la fertilización del suelo no es solo una técnica; es defender, proteger y reclamar sus derechos a la tierra.
“Para lxs campesinxs agroecológicos, mejorar la fertilidad del suelo es el acto de reclamar nuestro derecho y justicia a la tierra. Los movimientos campesinos en todo el mundo luchan por la reforma agraria y los derechos a la tierra. Pero si después de obtener la tierra la dejamos degradarse o volver infértil, y finalmente no se puede cultivar nada, entonces nuestra lucha es inútil. Si utilizamos la tierra ganada con esfuerzo para la producción monocultural de cultivos comerciales con un uso intensivo de agroquímicos y maquinaria, nuestra tierra perderá fertilidad y la capa superior del suelo, se volverá densa y menos productiva, y requerirá más dinero para fertilizantes químicos. El costo de producción se disparará y los campesinos se endeudarán”, expresó un miembro de la comunidad.
Cerca del sitio del campamento, el contraste entre las prácticas monoculturales convencionales y los principios agroecológicos se ilustró claramente en dos parcelas adyacentes. Mientras que en una de ellas las plantaciones de yica luchaban con un suelo sin vida y erosionado, la granja agroecológica junto a ella prosperaba con tierra oscura y fértil. Esta disparidad, subrayaron los participantes, demuestra las consecuencias destructivas de la agricultura industrial y la resiliencia de los métodos tradicionales de cultivo.
Lxs participantes en el campamento también lamentaron una creciente tendencia entre lxs agrónomxs a menospreciar las prácticas y técnicas campesinas tradicionales. En las últimas décadas, políticas sucesivas y agresivas impulsadas por el estado han promovido un modelo de la Revolución Verde que fomentó el uso intensivo de insumos químicos para obtener mejores rendimientos, con consecuencias devastadoras para la salud del suelo. Los efectos de estas políticas son ahora visibles para todos, y sin embargo, lxs agrónomxs construyen una narrativa culpando a lxs campesinxs por la degradación del suelo. “Nada podría estar más lejos de la verdad”, dicen lxs campesinxs.
En medio de estos desafíos, la Escuela de Agroecología sigue siendo un faro de esperanza. En el campamento, el intercambio de semillas —calabazas, melones y variedades de arroz de secano resistentes a la sequía— ejemplificó la solidaridad y la acción colectiva. Estas semillas no solo aseguran la biodiversidad sino también la resiliencia frente al cambio climático. El compromiso de la comunidad con la soberanía alimentaria impregnó las comidas del campamento, todas ellas provenientes del Bosque Kok Edoi, como brotes de bambú, champiñones y otras verduras.
También recomendado | Un breve documental sobre la comunidad Kok Edoi y el uso de la tierra (publicado por AoP en 2015)