Río, 80 mil a las calles por justicial social y ambiental
Jueves 21 de Junio de 2012
Más de 80 mil hombres y mujeres formaron un mar de personas que, organizadas, cubrieron la Avenida Río Branco en el centro de Río de Janeiro, desde la iglesia de la Candelaria, hasta Cinelandia. La movilización global convocada por el Grupo de Articulación de la Cúpula de los Pueblos y conformada por diversos movimientos y por la población de Río de Janeiro, fue el marco para que se levantara la voz de los pueblos de todo el mundo contra la pobre parodia puesta en escena en la conferencia oficial, Río +20, por los jefes de Estado y las grandes corporaciones, incapaces de promover justicia social y ambiental.
En un llamado a la unidad de toda la clase trabajadora mundial, el dirigente de la Vía Campesina, João Pedro Stédile, convocó al gran contingente a un pacto histórico: “proponemos el pacto de Río de Janeiro de los pueblos en lucha para que volvamos a nuestros lugares de origen y todos los días llevemos adelante luchas contra nuestros verdaderos enemigos”. Stédile alerta al mundo que los grandes contaminadores, usurpadores de los recursos naturales de los pueblos, que destruyen la vida en la Tierra tienen “¡nombre y apellido, es el capitalismo, las grandes transnacionales, Monsanto Cargill, los bancos!”.
El líder Sin Tierra llama la atención sobre el momento que vivimos, de capitalismo en crisis, en que los capitalistas ganan aún más. Explicó que “…avanzan queriendo apoderarse de los recursos del mundo, para protegerse de la crisis y enseguida, con la privatización de la tierra, el agua y hasta el aire (con los créditos de carbono), retomar así sus ciclos de usurpación”. Sin embargo, frente a un contingente jamás visto en las luchas en las calles del país, desde 1989, dejó la esperanza de que nuevos tiempos se pueden estar anunciando, en los que los pueblos, “cansados de las políticas del neoliberalismo, caminan por sus propios medios”.
los gritos de todas las comunidades, movimientos y pueblos en lucha se escucharon a lo largo de la manifestación que pautó el fin de este sistema de explotación del trabajo y de los recursos naturales hasta agotarlos; la construcción de nuevos paradigmas, como la alternativa de la Agroecología en la alimentación del planeta; los derechos, culturas y demandas de los pueblos. Aportando, lo que ella llamó “el calor revolucionario del Caribe”, Camille Chalmers, de Haití, fue enfática al exigir el fin del colonialismo en países como Curazao y Puerto Ricco; del neocolonialismo sufrido por Haití y reclamó con firmeza: “¡las tropas de la ONU deben salir ya de Haití!”
Los miles de hombres y mujeres campesinos, urbanos, de todos los confines el planeta hacían coro en contra de la “Economía Verde” propuesta por los bancos y jefes de Estado para el planeta: el capitalismo travestido de sustentabilidad. Iniciativas como los REDD o la farsa de los créditos de carbono, que financierizan la propia vida y el medio ambiente, fueron rechazadas por la población que converge hacia una plataforma mundial de soluciones ya presentadas y que los propios pueblos del mundo practican para “enfriar el planeta”, a partir de la agricultura campesina y un nuevo marco económico.
Para Elizabeth Mpofu, que vino de Zimbabue en la delegación de la Vía Campesina Internacional, “¡Río +20 debería llamarse Río -20!. La economía verde no es solución porque solo le sirve a las transnacionales, no respeta los Derechos Humanos, no respeta a la gente. Crea también una agenda de destrucción. ¡Nosotros vamos a destruir esa agenda!”. La militante ejemplificó de qué manera la concentración de tierras es uno de los problemas más serios del mundo, citando el caso reciente de Paraguay, donde, al igual que en otros casos similares, vimos caer líderes campesinos que combaten el latifundio devastador.
Durante este gran acto, se hizo referencia al evento oficial de la ONU, destacandose el desprestigio de las principales economías de los países del norte y de los “gobiernos chupamedias del Imperialismo” que se encuentran en la Río +20. se cuestionó la cesión, por parte del gobierno brasileño, de USD 10 mil millones (diez mil millones de dólares) al fondo de rescate de los bancos europeos en crisis. En total, sumando la colaboración de todos los países del G20, saldrán de las arcas públicas USD 456 mi millones para la crisis del capitalismo.
Mientras los diplomáticos y jefes de Estado de un centenar de países se encontraron para redactar un único documento (que no prevé castigos y metas para los contaminadores), un sinnúmero de organizaciones de la sociedad promueven la Cúpula de los Pueblos, por Justicia Social y Ambiental y en Defensa de los Bienes Comunes. Además de grandes movilizaciones callejeras, se dan una serie de debates y de momentos de convergencia en los ejes que engloban las denuncias de las verdaderas causas de la crisis, las soluciones que los pueblos ya practican y las agendas y unidades para la lucha de los próximos períodos.