Primer informe desde Haiti
De Iderle Brenus (Vía Campesina Caribe)
Las ciudades de provincia también se han visto afectadas en mayor o menor medida por el seísmo del martes.
La ONU anunció ayer que entre el 80% y el 90% de los edificios de la ciudad de Leogán habían sufrido daños. Según la policía local (PNH), en la ciudad de 134.000 habitantes, el terremoto ha causado entre 5.000 y 10.000 víctimas mortales.
Según la ministra de Cultura Marie-Laurence Jocelyn-Lassegue, Jacmel está prácticamente arrasada.
Según fuentes de la ONU, las ciudades de Gressier y Carrefour han quedado destruidas en un 40-50%.
Se ha entrevistado con un dirigente de la agrupación de pequeños agricultores TK; no se han producido bajas entre los dirigentes del movimiento campesino MPNKP. La mayoría de los líderes están en las provincias y no se tienen noticias de ellos.
Puerto Príncipe está sumida en el polvo y en ella reina un hedor pestilente; sus habitantes, sin hogar, tratan de abandonar el infierno en que se ha convertido la capital devastada de un país en ruinas. Algunos se dirigen al campo, con la esperanza de ser acogidos por amigos o familiares. Otros van a Petionville, pero la situación allí no es más alentadora. Según testigos presenciales, cientos de personas recorren la carretera que conduce a la frontera con la República Dominicana. Ayer las autoridades haitianas anunciaron que habían enterrado 40.000 cadáveres y que estiman que entre 50.000 y 200.000 haitianos perdieron la vida durante el seísmo.
Como señal de esperanza, las tropas estadounidenses han comenzado a distribuir la ayuda humanitaria.
Tras el temblor, muchos hombres jóvenes y adolescentes y, en ocasiones, también mujeres se lanzaron al pillaje. Algunos, sólo para alimentarse, para sobrevivir. A otros, que roban ventiladores, material estéreo, sombrillas, productos farmacéuticos, etc. la policía les considera ladrones. Están por todas partes en Puerto Príncipe, en grupos, armados con palos, bates de béisbol e, incluso, machetes. No sólo asaltan las tiendas: también atacan a los transeúntes para robarles lo poco que les queda.
Cuando los policías llegan para detener a un asaltador o un ladrón, hacen que se arrodille con las manos sobre la cabeza y le dejan ir sin su botín. De todas formas, el ladrón retoma su actividad en total impunidad en cuanto se aleja un poco. Para intimidar a los asaltadores y ladrones, la policía dispara al aire. Pero lo hace sobre todo para alejarles de los edificios que corren el riesgo de desmoronarse. La policía espera el respaldo de los efectivos militares que llegarán a Puerto Príncipe el lunes (entre 9.000 y 10.000).