Europa: Por políticas agrícolas justas, sostenibles y solidarias

Manifiesto de Annecy

Las organizaciones campesinas, rurales, ecologistas y de solidaridad internacional, así como todos los ciudadanos reunidos este 21 de septiembre de 2008 en Annecy, dirigen a los Ministros de Agricultura de la Unión Europea, venidos aquí para discutir el  futuro de la  PAC después del 2013, el manifiesto siguiente :

Comer cada día sigue siendo una necesidad prioritaria para todos. Sin embargo, el derecho a la alimentación es despreciado: es inaceptable que mil millones de humanos no tengan acceso a una alimentación suficiente, sana y culturalmente adaptada,  sea por pobreza (que tampoco se evita en Europa), o sea por falta de acceso a la producción agrícola. La miseria empuja a millones de campesinas, campesinos y trabajadores rurales hacia las grandes ciudades y la emigración.

En la Unión Europea (UE), una explotación desaparece cada minuto: para la mayoría de los campesinos, la Política Agrícola Común (PAC) actual no permite vivir dignamente del trabajo. Aunque tenemos que hacer frente al cambio climático, a la crisis energética y a la desaparición masiva de la biodiversidad, la agricultura europea aún desarrolla métodos de producción que consumen demasiada energía, agua, empeoran el recalentamiento climático y son costosos para el contribuyente (salud, empleo, contaminación…) .
Otra política agrícola y alimentaria europea entonces es indispensable:

¿Qué hacer para cambiar la Política Agrícola Común?

A la hora del chequeo médico de la política agrícola europea, la UE debe considerar que tiene que priorizar su deber de asegurar la alimentación de su población, antes de pretender alimentar el mundo. No se trata de un repliegue egoísta,  sino al contrario, se trata de permitir que los otros países ejerzan su derecho a la soberanía alimentaria y de desarrollar en todos lados, tanto en el norte como en el sur, una agricultura campesina y sostenible.

Para garantizar la seguridad alimentaria, para preservar el planeta y dinamizar el mundo rural, la agricultura debe ser reconocida como de utilidad pública. Los gobernantes deben fijarse por objetivo el mantenimiento de todos los campesinos en todas las regiones de Europa. Es necesario producir lo más cerca posible de los consumidores, con el fin de reducir el transporte y mejorar la calidad de los productos. Recordemos que la UE es el primer importador y exportador de productos agrícolas y alimentarios: este modelo está acabado.

Por lo tanto, el marco internacional impuesto a las políticas agrícolas desde los años noventa por las normas de la OMC debe revisarse.

1.    Los campesinos quieren producir y vivir de su trabajo

  • Favorecer el acceso al oficio
    La PAC y las políticas de los Estados miembros deben favorecer el acceso a la tierra, al agua, al crédito, a las semillas que no se han apropiado las empresas, a insumos inscritos en prácticas sostenibles, así como también deben favorecer el acceso a una formación reorientada hacia métodos de producción sostenibles. Reconocimiento legal de los derechos de las campesinas.
  • Precios antes que primas
    Los precios de los mercados agrícolas deben ser estables y lo suficientemente remuneradores para garantizar  la perdurabilidad y la renovación de las explotaciones. No se puede basar una economía agrícola en la venta de productos a precios debajo de los costes de producción, como es demasiado a menudo el caso con la PAC actual. En las regiones desfavorecidas que tienen costes de producción más elevados, pagos directos limitados por activo son necesarios.
  • Controlar y proteger los mercados, abandonando el dumping
    Para mantener estos precios estables, es necesario evitar los excedentes o la escasez, por lo tanto es necesario tener previamente las herramientas de control y regulación de la producción.  Es necesario parar al mismo tiempo el dumping de la UE hacia terceros países, es decir, abstenernos de exportar a precios artificialmente bajos por subvenciones (no importa cuáles sean) y proteger el mercado europeo de importaciones a precio demasiado bajo por derechos de aduana cuando sea  necesario. La UE puede exportar sus productos específicos sin ayuda.

2.    Preservemos nuestro medio ambiente

Demos la prioridad a métodos de producción agrícolas más sostenibles, más autónomos, más económicos en insumos (abono, pesticidas.) y en energía. Es inaceptable que la producción animal en base de hierba, favorable a la protección de suelos, del agua, de la biodiversidad y del clima, reciba menos apoyo que las ganaderías basadas en el maíz y la soja o que los cultivos de cereales. Los prados permanentes deben salvaguardarse. Acompañemos a todos los agricultores en esta dirección con medidas incitativas, y reorientemos los organismos de desarrollo agrícola, la enseñanza y la investigación en esta dirección.

Mantengamos y desarrollemos la biodiversidad de las plantas cultivadas y animales de ganadería. Respetemos los derechos colectivos de los agricultores a conservar, volver a sembrar, intercambiar y vender las semillas reproducidas en su explotación. Prohibamos los OGM.

Paremos la disminución constante de las superficies cultivables por la urbanización, el desarrollo de agrocombustibles industriales de rentabilidad energética y económica dudosa.

3.    Acerquemos los productores a los consumidores

Los productores necesitan relaciones aseguradas, estables y equitativas. Las formas realmente cooperativas, así como los circuitos cortos productores-consumidores, deben favorecerse.
Es necesario frenar el desarrollo de oligopolios mundiales y nacionales en la agroindustria, la gran distribución, y la alimentación. Reducir la dominación de la gran distribución sobre los transformacion y la producción por un control eficaz de las prácticas comerciales y márgenes.
Es necesario promover el consumo de productos locales así como una alimentación mejor adaptada a la salud humana.

4.    Sin soberanía alimentaria, no hay buena política agrícola

La Unión Europea debe actuar ante las Naciones Unidas por el reconocimiento del derecho a la soberanía alimentaria, que permita a los Estados o a las Uniones definir su política agrícola y alimentaria, sin daño frente a los terceros países. Para acompañar este derecho, es necesario:

  • reconocer que la primera tarea de la agricultura es aprovisionar los mercados domésticos;
  • permitir a los Estados o grupos de Estados protegerse contra importaciones de productos agrícolas a un precio inferior a los costes de producción locales;
  • autorizar los apoyos públicos a una agricultura sostenible, a condición de que no sirvan directa o indirectamente para exportar a bajo precio;
  • garantizar una estabilidad de los precios agrícolas mundiales controlando los mercados.

Cuidar la PAC desde el “chequeo médico” de 2008

La Unión Europea tiene que reequilibrar los pagos directos entre agricultores, en particular, entre ganaderos y productores de cereales, limitándolos por activo y asignando una prima global a las más pequeñas explotaciones.

Debe apoyar más a los sectores debilitados, en particular, a las producciones con fuerte mano obra como las frutas y hortalizas, el vino,…, así como a la producción ovina, abandonada por la PAC actual.

Es indispensable mantener y mejorar el sistema de cuotas lácteas, así como otras herramientas de regulación de los mercados.

Para lograr la autonomía de la UE en proteínas vegetales (¡importamos un 75% de nuestras necesidades!!) que alimentan a nuestras manadas, la PAC debe urgentemente reactivar el cultivo de los productos proteicos en Europa.

Los programas de desarrollo rural deben dar  prioridad al asentamiento de los campesinos y campesinas y al empleo rural, así como al comercio local o regional y a la transformación local.

Pedimos a los Gobiernos de la Unión Europea reorientar desde ahora las políticas agrícolas y los métodos de producción, para responder a las necesidades de los ciudadanos y a los retos mundiales de este siglo.

¡No esperemos al 2013!