Paraguay: Declaración política del 7º congreso nacional de CONAMURI
Nos hemos reunido en Asunción las militantes de CONAMURI, mujeres indígenas y campesinas que dejamos nuestros territorios para encontrarnos y discutir durante tres intensos días sobre los asuntos que nos compete como clase trabajadora, reflexionar sobre la coyuntura nacional e internacional y elevar propuestas y planteamientos de cara al futuro inmediato que nos aguarda como organización y como sociedad.
En este 7º Congreso Nacional, y en el marco del 15º aniversario de nuestra organización, caracterizamos este momento crítico que atraviesa nuestro país como un regreso de la democracia hacia las fauces del autoritarismo y la dictadura, en donde se profundiza el modelo agroexportador y el extractivismo que benefician a las corporaciones transnacionales y donde la gran mayoría de la población queda excluida y relegada a la hora de repartir los beneficios y regalías.
A la difícil situación que se vive en las comunidades por la falta de políticas públicas reales que contribuyan a mejorar la calidad de vida de las personas, se suma ahora con más énfasis la criminalización de la protesta social. El aparato represor no se detiene ante ancianas, ante indígenas, niños, niñas ni maestras de escuela: para todos y todas quienes pretenden cuestionar las decisiones del Gobierno fascista, tiene balas y garrote, tiene cárcel y persecución, además de contar con el apoyo de la prensa al servicio de las grandes empresas para instalar la idea del enemigo interno y para generar miedo y terror. Se incrementan los asesinatos de líderes comunitarios que resisten en los territorios con la clara intención de acallar voces, amedrentar poblaciones, expulsar gente del campo.
En los asentamientos campesinos y en los territorios indígenas ya nada es seguro: nos despojan de nuestras tierras de un día al otro para entregárselo al capital foráneo, con títulos fraguados por funcionarios corruptos del Indert o el Indi; para que no pretenda alentarnos la idea de regresar y ocupar lo que legítimamente nos pertenece, queman nuestras chozas y nuestras plantaciones de producción para autoconsumo y renta, matan nuestros animales domésticos y también matan nuestros sueños y el de nuestros hijos e hijas, dejándonos en total estado de indefensión e incertidumbre.
Si no nos pueden echar a fuerza de papeleos, de laberintos burocráticos o con el uso de la fuerza pública, nos fumigan sistemáticamente desde los monocultivos envenenados para obligarnos a salir corriendo y abandonar nuestras pequeñas parcelas hasta que sean devoradas por los cultivos masivos de soja y maíz genéticamente modificados.
La expansión de la ganadería hacia el Chaco se hace sobre los territorios indígenas, arrasando con las fuentes de vida de nuestros pueblos, a costa de destruir ecosistemas de manera irreversible y empobreciéndonos cada vez más.
A los eventos transgénicos aprobados por el gobierno golpista de Federico Franco, se suman cuatro más en la era del Nuevo Rumbo, totalizando 13 variedades transgénicas aprobadas por nuestro país, en su mayoría tras el golpe de Estado parlamentario de junio de 2012. Esto significa que el despojo de nuestras semillas nativas y criollas y la soberanía alimentaria se encuentran bajo constante amenaza de muerte.
En las ciudades el panorama no es nada alentador: con la descampesinización y el vaciamiento del campo, los cordones de miseria de las ciudades se multiplican de asentamientos improvisados y la lucha por la tierra les sigue a los excluidos por el sistema porque la voracidad de los poderes fácticos no tiene frontera: ahora vemos defendiendo sus tierras hasta a los habitantes de los Bañados, que históricamente ocupan las zonas ribereñas y sobreviven con empleos informales y en medio de muchas precariedades.
Las políticas del Gobierno de Cartes son claramente privatistas y antipopulares. Este gobierno con marcado proceso de concentración del poder en el Ejecutivo, con mayoría absoluta en el Parlamento y la complicidad del Sistema Judicial, hecho a medida, en tan solo un año ha aprobado y modificado leyes que contravienen principios constitucionales y encamina al país hacia un retroceso democrático muy profundo y la entrega del país a las empresas extranjeras. Así, la modificación de la Ley de Defensa Nacional abre las puestas a la militarización de inmensos y ricos territorios en disputas por las mafias narcotraficantes, ganaderas, sojeras y las poblaciones campesinas en resistencia, y habilita el uso de la violencia institucional con total impunidad; la Ley de Responsabilidad Fiscal, que exime de pago de impuestos a sojeros, dejando la carga impositiva sobre los más pobres; la Ley de la APP que habilita la entrega de nuestra soberanía nacional. Otro ejemplo reprochable tenemos en la emisión de los Bonos Soberanos, que de soberanos sólo tienen el apellido falaz ya que significan más bien el endeudamiento de las futuras generaciones.
En particular, las tristemente célebres declaraciones de Cartes: “el Paraguay es como una mujer bonita”, “usen y abusen del Paraguay”, entre otras calamidades de igual tesitura, dan pie a la vigencia oficial del machismo empotrado en el poder, lo que significa una regresión en las conquistas de las mujeres sobre el mínimo respeto al trato igualitario y para no ser consideradas una mercancía en oferta. Nos falta al respeto, nos atropella en derechos básicos y nos expone a todo tipo de violencias que se vienen sucediendo con plena impunidad.
ANTE ESTA REALIDAD:
DENUNCIAMOS que las mujeres del sector popular somos las víctimas más vulnerables de este sistema capitalista demencial y patriarcal, que roba nuestras semillas, nuestros territorios, que utiliza nuestros cuerpos como mercancía y que nos explota en los engranajes de la maquila absorbiendo nuestras vidas en sus máquinas impías, violando nuestros derechos humanos y soslayando nuestro derecho inalienable de tener una vida digna y sin violencia.
DEFENDEMOS la lucha por el territorio y la soberanía como indispensables para evitar el remate de nuestro patrimonio material y moral como pueblo, confrontando los embates de la privatización que nos quieren imponer a toda costa y manteniéndonos firmes en la convicción de que los usurpadores no impedirán la acumulación de fuerzas y el despertar de las masas.
NOS SOLIDARIZAMOS con las poblaciones de los Bañados y de la Chacarita envueltas en la especulación inmobiliaria que en complicidad con autoridades locales les quieren arrebatar las tierras que hicieron habitables en zonas cercanas al río, con sus manos, con su sangre, con sus esperanzas. Nos solidarizamos con todos los asentamientos campesinos que sufren envenenamiento criminal, con las comunidades indígenas amenazadas de exterminio en sus propios territorios.
ALENTAMOS la construcción del Congreso Democrático del Pueblo como una herramienta de lucha con antecedentes de victoria, ya que en 2002, y tras 16 días movilizados permanentemente y en las calles, logró frenar las intenciones del gobierno de turno de desarrollar programas neoliberales y entreguistas. Ahora, el “rey del tabaco”, Horacio Cartes, pretende hacer lo mismo con su Ley de Alianza Público-Privada por la cual se verán favorecidas las empresas del agronegocio, de la megaminería, los frigoríficos, los banqueros y todo acompañado de un paquete de violencia sistemática contra las mayorías.
Reivindicamos el socialismo como un horizonte al que aspiramos llegar construyendo poder popular junto con toda la clase trabajadora y explotada, acumulando fuerzas al fragor de las luchas cotidianas por la igualdad, pero también Afirmamos que Sin Feminismo no hay Socialismo, ya que el feminismo campesino y popular es una herramienta que nos permite visibilizarnos y ser protagonistas de nuestras historias y la de nuestro país.
LLAMAMOS A LA UNIDAD del campo y la ciudad, organizaciones campesinas e indígenas, movimientos estudiantiles, de mujeres, sindicatos, barriales, etc., para hacer frente a esta ofensiva del capital en nuestro país. No permitamos el retorno de la dictadura. No permitamos que la injusticia triunfe. Accionemos. Resistamos, en nombre de la Soberanía Alimentaria y por el Fin de la Violencia hacia todas las Mujeres.
Somos indígenas,
Somos campesinas,
Hijas de la tierra y de la vida,
En lucha por nuestros territorios y la soberanía.
Asunción, 20 de octubre de 2014