Movimiento campesino internacional ejemplifica el poder de la humanidad organizada

Por Salena Tramel, publicado el jueves 17 de abril de 2014 por Common Dreams.

Tristemente pero al igual que muchos otros días conmemorativos, los acontecimientos que inspiraron el primer Día Internacional de la Lucha Campesina estuvieron bañados en sangre. Fue el 17 de abril de 1996, un día tranquilo en la municipalidad del norte de Brasil, Eldorado dos Carajás, donde el movimiento social con más renombre del país (Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra) había organizado una manifestación contra la apropiación federal de un rancho desocupado en el cual vivían y cultivaban la tierra cerca de 3000 familias campesinas. La protesta se volvió violenta cuando la Secretaría de Seguridad Pública ordenó a la policía despejar la zona “a cualquier precio”. La operación dejó 19 muertos y el acontecimiento pasaría a llamarse La Masacre de Eldorado dos Carajás.

Las noticias de la masacre repercutieron en todo el mundo y especialmente en el norte de México donde el movimiento campesino internacional conocido como La Vía Campesina se había reunido para su segunda conferencia en Tlaxcala. Por aquel entonces, La Vía Campesina solo llevaba en funcionamiento tres años, pero habían conseguido muchas cosas. El movimiento cuenta con una base global de granjeros, pescadores y pastores, conectando de esta manera los movimientos de trabajadores, las organizaciones de mujeres, y un gran número de miembros campesinos. La conferencia en Tlaxcala consiguió hacer historia: fue allí donde La Vía Campesina solidificó su política de “soberanía alimentaria”, redefiniendo el derecho fundamental a la alimentación de auto-producción de los campesinos.

Pero cuando los líderes y organizadores de La Vía Campesina se enteraron de lo ocurrido en Brasil aquel terrible día, su mundo se paralizó. Cualquier cosa que ocurriera al Movimiento de Trabajadores Sin Tierra era importante para La Vía Campesina: ambos grupos estaban fuertemente unidos desde el momento en el que el Movimiento de Trabajadores Sin Tierra ayudó a escribir los documentos de la fundación del movimiento internacional. La Vía Campesina lloró la pérdida de sus colegas brasileños a la vez que reflexionaba acerca de los incidentes violentos similares ocurridos en Sudamérica y en todo el mundo. El movimiento reconoció rápidamente una falta de sensibilización del público que bien podía ser subsanada mediante la educación y defensa de los campesinos y por los campesinos. La Vía Campesina no perdió el tiempo y convirtieron el día 17 de abril en una celebración anual de campesinos en todo el mundo en honor a aquellos asesinados en Brasil.

Dando un salto en el tiempo, cerca de su 20º aniversario, La Vía Campesina cuenta con 164 organizaciones en 73 países. Los campesinos hoy en día todavía siguen siendo marginados y víctimas de abusos, pese al hecho de que su trabajo supone un 70% de la producción global de alimentos. Teniendo eso en cuenta, el Día Internacional de la Lucha Campesina continua siendo uno de los días clave para la organización y acción del movimiento. Este año La Vía Campesina ha dedicado este día a luchar por la defensa de las semillas.

Desde el principio, el control de las semillas ha estado en los puestos más altos de la lista de los problemas fundamentales de La Vía Campesina. Su relevancia ha ido aumentando a medida de que las compañías transnacionales han reforzado su control del sistema alimentario mundial caracterizado por la mercantilización de los recursos básicos. En la actualidad, solo diez compañías de semillas dominan el 67% de las semillas del mundo, con Monsanto y sus patentes controlando el 23% del suministro mundial.

“Las semillas son para nosotros el pilar de la soberanía alimentaria porque determinan cómo cultivamos la tierra, cómo comemos, y también reflejan nuestras culturas y nuestros gustos” ha dicho Guy Kastler, un líder de la Vía Campesina en Francia. “Los granjeros se enfrentan a crímenes cada vez mayores por plantar sus semillas nativas, incluso aunque esa práctica haya formado parte de la agricultura desde siempre”. Diferentes organizaciones dentro de La Vía Campesina emplean diversas tácticas para preservar las semillas indígenas, desde bancos de semillas locales a intercambios internacionales. Del mismo modo, sus activistas protestan fuertemente contra la difusión de productos transgénicos, promoviendo un cambio en el sistema alimenticio y catalizando acciones que van más allá de la base original de La Vía Campesina.

El movimiento agrario más grande y quizás más importante de todo el mundo ha conseguido muchas victorias en tan solo dos décadas de existencia.  Pese a sus esfuerzos en cuanto a las semillas y su trabajo adicional en problemas más complejos, desde la apropiación de tierra y agua al comercio y la migración, las bases de La Vía Campesina no están hoy menos amenazadas de lo que lo estaban en Brasil hace ya casi 20 años. Mientras que algunos contemplan la agricultura campesina como una forma de vida obsoleta y mientras existen poderosos intereses políticos y económicos que quieren reemplazarlo, La Vía Campesina está tomando medidas muy calculadas para asegurar que el movimiento campesino no pase desapercibido hoy en día.

Selena Tramel es una periodista y especialista en política y desarrollo internacional.