Lo que está en juego en las negociaciones para la Declaración a los Derechos Campesinos
Declaración de Vincent Delobel, miembro de La Vía Campesina, durante la tercera sesión del grupo de trabajo intergubernamental sobre una declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Campesinos y otras personas que trabajan en el campo.
Es un honor y un placer para mí estar aquí entre ustedes y tener la oportunidad de hablar en nombre de los jóvenes campesinos y campesinas europeos y así transmitir nuestro mensaje. Me dedico a la cría de cabras ecológica en Bélgica: mis cabras se alimentan de lo que cultivo y también y transformo su leche en queso.
Hoy en día, la agricultura, que es nuestro oficio, y todavía en mayor medida la pequeña ganadería, se ven acuciantemente amenazadas. Los agricultores menores de cuarenta años constituimos tan solo un 10% del total de agricultores. De hecho, muchos compañeros pierden dinero con su profesión, su margen de beneficio y su capacidad para negociar son nulos. Muchos de nosotros nos encontramos atrapados en una carrera en pos del desarrollo que es demasiado arriesgada desde el punto de vista financiero, la cual además nos obliga a llevar a cabo nuestro oficio, a tratar nuestros terrenos y a nuestros animales de una manera con la que no nos identificamos.
Cada año somos más los que reaccionamos ante esta amenazada que podría significar nuestra desaparición, los que nos replanteamos nuestros métodos de cultivo y de ganadería, los que reorganizamos nuestro sistema de producción en pos de una mayor autonomía. Deseamos ser nosotros los que creemos la diversidad de alimentos que consumirán nuestros animales, los que revaloricemos más eficientemente nuestros abonos, desarrollar semillas adaptadas a estas prácticas… Es decir, aspiramos a una mayor autonomía en la toma de decisiones, a escoger métodos de cultivo y cría más coherentes con nuestros valores, nuestra filosofía y nuestras vivencias junto a estos seres vivos. Así mismo, cada vez somos más los que reorganizamos nuestros modos de transformación con métodos artesanales que aseguran la continuación del círculo de reciprocidad entre la salud del hombre y del suelo. Intentamos también organizar nuevas redes de distribución que sean verdaderamente equitables que aseguren una remuneración digna por nuestro trabajo y nuestros conocimientos.
Como lleva sucediendo durante siglos, los campesinos cultivamos el ancestral arte de buscarse la vida. Hemos seguimos alimentando a nuestros compatriotas en todo tipo de contextos. Nuestro problema hoy en día es que esta capacidad de inventiva se da de bruces una y otra vez contra los estándares en vigor, que son los estándares de las empresas, especialmente en el caso de la industria agroalimentaria.
En concreto, como tantos compañeros, yo hago queso a partir de leche de cabra asegurándome de preservar la flora que esta contiene. Una y otra vez, tenemos que luchar para que se reconozca y se tolere esta forma de transformación con “leche cruda” que las empresas no pueden llevar a cabo.
Por otro lado, desarrollamos y multiplicamos conjuntos heterogéneos de semillas resilientes que consiguen crecer en condiciones muy duras. La legislación vigente restringe con vigor la circulación de este tipo de grano entre los campesinos, de forma que a cada paso nos aproximamos más a la ilegalidad.
La declaración sobre los derechos de los campesinos nos va a apoyar al crear un marco jurídico para esta reapropiación de la agricultura y de esta forma de desarrollo rural voluntario y perseverante a manos de los campesinos de Europa y del resto del mundo. Para nosotros, esta declaración es una fuente de legitimidad indispensable para esta inventiva y estas novedades. De hecho, reconoce de manera coherente tanto nuestra existencia como nuestra especificidad; nuestros valores ancestrales, así como nuestro papel en la seguridad alimentaria de nuestras comunidades y en el desarrollo económico del campo; la importancia que nuestro propio destino tiene de cara a desafíos globales como el cambio climático, la seguridad internacional y en definitiva la existencia misma de la humanidad en nuestro planeta.