Europa: Sector lácteo unánime sobre necesidad de controlar la producción

El sector lácteo reconoce unánimemente la necesidad de controlar la producción pero la Comisión Europea no toma medidas efectivas para hacerlo.

(Bruselas, 27 de Mayo de 2016) Isabel Vilalba Seivane, secretaria general del Sindicato Labrego Galego y responsable del grupo de trabajo leche de la ECVC, participó en una audiencia (hearing) de la Comisión de Agricultura y Desarrollo Rural del Parlamento Europeo (Bruselas), el 25 de mayo, bajo el título “Nuevas medidas de mercado excepcionales para limitar la producción lechera”. Isabel habló en representación de la Coordinadora Europea da Vía Campesina (ECVC), que fue invitada a propuesta de la eurodiputada gallega, Lidia Senra, del grupo de la Izquierda Unitaria Europea-Izquierda Verde Nórdica (GUE/NGL).

En el acto participaron también Czesław Siekierski, presidente de la Comisión de Agricultura del PE; Hans Hoogeveen, vice-ministro de Agricultura de Holanda y presidente del Consejo Ministerial de Agricultura de la UE; Jooste Korte, director general de Agricultura y Desarrollo Rural de la Comisión Europea; Mansel Raymond, presidente del grupo de trabajo del sector lácteo del COPA; Tommaso Mario Abrate, vice-presidente del grupo de trabajo del sector lácteo en el COGECA; Romuald Schaber, presidente de European Milk Board (EMB) y Michel Nalet, presidente de la Asociación Láctea Europea (European Dairy Association-EDA).

La audiencia dejó un sabor agridulce en la representante de la ECVC, Isabel Vilalba. Por un lado, esta fue la primera vez que hubo unanimidad a la hora de reconocer la necesidad de gestionar la oferta de leche a través de controles de la producción, tal y como estuvo defendiendo en solitario la ECVC, especialmente desde el final del sistema de cuotas. Así lo admitieron los representantes del COPA y del COGECA, contrarios hasta ahora a cualquier tipo de regulación; o la European Milk Board (EMB), la Comisión y el Parlamento europeos.

Aunque esto pueda parecer positivo a primera vista, la audiencia en Bruselas también sirvió para constatar la falta de compromiso de todos estos agentes al apostar, con la oposición de la ECVC, por que ese control de la producción sea voluntario y opcional en cada país, en base a las medidas ya aprobadas en marzo por la Comisión Europea. El fracaso de esta acción ya pudimos constatarlo con hechos como que la producción sigue aumentando, especialmente en países como Holanda o Irlanda.

Otra cuestión en la que también hubo unanimidad fue en que existe una posición de dominio total de las industrias y distribuidoras en la cadena de valor del sector lácteo que no garantiza márgenes dignos para las granjas productoras. Para la ECVC, debemos crear unas bases para que haya unos precios mínimos dignos en el sector, y no hacerlo supone seguir manteniendo la tremenda injusticia de que buena parte de los ganaderos y ganaderas de Europa sigan cobrando la leche a precios por debajo de los costes de producción. De hecho, el sector lácteo de la UE está encajando una caída continuada de los precios en origen desde inicios de 2014. Los últimos datos disponibles, correspondientes al primer trimestre de 2016, revelan un precio medio de 27’72 céntimos por litro. “Si estos valores, que suponen una caída del 11% con respecto al mismo período del año pasado, ya son francamente bajos”, matiza Isabel Vilalba, “se agravan al haber aumentado los costes de producción en un 6’8 % y los energéticos en más de un 9’1’%”.

La CE admite el fracaso de las medidas políticas adoptadas hasta ahora en el sector lácteo

Además, la Comisión Europea admitió que se aplicaron todos los mecanismos de crisis previstos y que non fueron efectivos. Para la CE, la situación del sector lácteo es “dramática”. Quedan lejos las perspectivas triunfalistas que se nos daban desde la Comisión de Agricultura con respecto al fin del sistema de cuotas, augurando que el libre aumento de la producción sería absorbido sin problemas por las exportaciones, al tempo que las organizaciones que integramos la ECVC advertíamos que iba a suceder justo lo que está pasando: un incremento descontrolado de la oferta de leche que no responde a una demanda real del consumo, con el consiguiente hundimiento de los precios en origen.

En resumen, para Isabel Vilalba “fue muy frustrante que, a pesar de admitirse unánimemente la necesidad de reducir y controlar la producción de leche, y a pesar de conocerse la posición de abuso y dominio de las industrias, se siga perdiendo el tiempo apostando por medidas que están fracasando, como el control voluntario de la producción por países”.

La ECVC apuesta por una política lechera europea basada en el control público de la producción y en un modelo sostenible y resiliente

Desde la ECVC, defendemos un control público de la producción en toda la Unión Europea que se adapte a las circunstancias de cada país: no se le puede exigir lo mismo a países como Galiza, donde las industrias coartan la producción y donde se están imponiendo valores para la leche de los más bajos de Europa (2.000 granjas cobran por debajo de los 25 céntimos); que a otros como Irlanda u Holanda, que incrementaron de manera desorbitada su producción para destinar buena parte de su leche a la exportación. Además de ese control público y obligatorio de la producción, también son precisas una cadena de valor en la que estén garantizados unos precios mínimos que hagan rentable la producción lechera, y una negociación colectiva de esos precios en pie de igualdad para las partes negociadoras basada en índices oficiales que fijen los costes de producción.

También defendemos, desde la ECVC, una política lechera basada en un modelo productivo sostenible y resiliente, con una sostenibilidad asentada en unos márgenes de beneficio dignos garantizados en todos los eslabones de la cadena de valor; y una resiliencia que fortalezca a las granjas frente a la volatilidad de los mercados y de la especulación y que se construya en base a disminuir su dependencia creciente de modelos intensivos, compra de insumos y endeudamiento.

En la ECVC estamos convencidos y convencidas de que sólo este tipo de medidas sacarán al sector lácteo europeo de una de las peores crisis de su historia. Seguir perdiendo el tiempo con acciones inútiles y debates estériles que rara vez se traducen en acciones concretas, como está haciendo ahora la Comisión Europea, supone seguir apostando por la ruina de buena parte del sector lácteo, la destrucción de miles de puestos de trabajo y el desmantelamiento de la producción en amplias zonas de Europa.

Lo peor de todo es que las medidas para enfrentarse a la crisis desde Bruselas, más allá de no solucionar nada, pueden agravar aún más la situación y agudizar la desigualdad en el sector, ya que la voluntariedad va a fomentar -y de hecho ya lo está haciendo- una guerra entre países productores y las propias granjas.