La Vía Campesina llama a organizaciones a “adoptar una semilla”, para cuidarla, multiplicarla y re-creerla para asegurar que la diversidad que es historia, presente y futuro continúe animando la vida

Coreando la consigna “Resistencia y rebeldía, las semillas por la vida”, empezó el tercer día del Encuentro Global de Escuelas y procesos de Formación en Agroecología que se realiza en Cuba,  esta jornada se enfocó en la importancia de la lucha y defensa de las semillas campesinas como corazón de la Soberanía Alimentaria y de la Agroecología.

Francisca Rodríguez de la Asociación Nacional de Mujeres Rurales e Indígenas, ANAMURI de Chile y miembro del Colectivo Agroecología, Semillas y Biodiversidad, hizo una revisión histórica de la Campaña  “Semillas Campesinas Patrimonio de los Pueblos Campesinos e Indígenas al servicio de la Humanidad” una iniciativa de La Vía Campesina que se lanzó en Roma en el 2001, y que desde entonces ha tenido un largo caminar de resistencia,  en sus palabras “esta campaña fue una afirmación  que sin  las semillas no hay agricultura;  y sin agricultura no hay  alimentación; y sin alimentación no hay pueblos.  Por eso en Roma nos declaramos en una gran campaña mundial en defensa de las semillas sustentadoras de la vida, impulsando la declaración en que sean reconocidas como patrimonio común de la humanidad”, enfatizó.

Desde entonces La Vía Campesina se planteó concretar diversas acciones para recuperar la memoria histórica y la cultura ancestral del manejo de semillas, promoviendo una agricultura campesina urbana y rural que reproduzca el milagro de más y mejores semillas y alimentos. En sus múltiples espacios el movimiento campesino ha llamado a fomentar y estimular el libre intercambio de semillas, el rescate de experiencias locales de conservación, y las ferias campesinas para compartir sabidurías, intercambiar semillas y productos agroecológicos dinamizando mercados locales y regionales.

En el 2003, luego de mucha reflexión y discusión,  La Vía Campesina concluyó que las semillas no son un patrimonio de la humanidad, son el patrimonio de los pueblos campesinos e indígenas, destacando el papel de las mujeres, quienes las cuidan, las  crean, diversifican y las han protegido a través del tiempo, poniéndolas al servicio de la humanidad.  Según Francisca “Pancha” de esta forma se ratificó que las semillas no son apropiables “ellas deben mantener en todo momento su carácter de patrimonio colectivo, frente al cual hay deberes ineludibles que cumplir, incluso por sobre el derecho a gozar de él. La Campaña, por lo tanto, se opone a la propiedad intelectual y a toda forma de apropiación de la vida” resaltó en su intervención.

Al presente, la Campaña promueve la aplicación de enfoques que fomenten la toma de decisiones y el desarrollo de iniciativas, conocimiento y tecnología de manera local y descentralizad, enlazada  al accionar político de La Vía Campesina. Es decir, la metodología, los contenidos y la iniciativa de la campaña se han definido desde la perspectiva  campesina e indígena.

Alrededor del mundo las organizaciones miembros  han realizado diversas acciones directas de resistencia para defender las semillas, entre ellas,  múltiples marchas, movilizaciones y acciones de ocupación y destrucción de campos de transgénicos, donde las mujeres han tenido un rol vital.  Además, de las acciones más frecuentes que se relacionan con mantener vivos y activos los procesos de intercambio y caminar de las semillas, fundamento de los sistemas campesinos. Sin embargo, estos intercambios tan fundamentales para la alimentación y la subsistencia de la humanidad han  llevado a una creciente criminalización por parte no solo de los estados, sino también de las empresas transnacionales.  En  muchos países hoy  las y los campesinos han perdido el derecho  histórico a sus semillas y a intercambiarlas libremente con la complicidad de legislaciones promovidas por las corporaciones como Monsanto – Bayer.

Pero a pesar de la represión, dentro de La Vía Campesina existen muy buenas experiencias de rescate de semillas como la Red de Semillas Agroecológicas del Movimiento Sin Tierra de Brasil que cumplió 20 años de existencia. BioNatur es pionera en la producción y multiplicación de semillas agroecológicas en Brasil y en América Latina. Asimismo, el Movimiento de Pequeños Agricultores de MPA de Brasil, ha impulsado una experiencia masiva de reproducción de semillas criollas, junto a las organizaciones locales y en misiones de solidaridad internacional con Mozambique, Argentina, Venezuela  y Paraguay. Además, ambas organizaciones han contribuido a un importante trabajo de solidaridad con Venezuela y Cuba.

Desde Korea Miyoung Park de la Asociación de Mujeres Campesina  se sumó a la reflexiones compartiendo la experiencia  de su organización en la defensa de las semillas,  “ellas son muy importantes para nosotros pues son la posibilidad de seguir produciendo alimentos sanos para el pueblo. Por es siempre hemos puesto mucha energía en guardar nuestras semillas, y la idea de adoptar una semilla campesina empezó en el 2008, principalmente, por la alta importación maíz transgénico, y junto con otros movimientos comenzamos la resistencia” añadió. En esta experiencia de las mujeres koreanas han conseguido muchas cosas, por ejemplo, el catastro de semillas con sus características para acumular información. Además, lograron  un mapeo de semillas con la historia de cómo sus ancestros conservaron semillas. Igualmente, Park  denunció la Ley de Semillas en Korea que favorece exclusivamente a la industria, que quita derechos a las y los campesinos a su semilla. Junto con las graves consecuencias que ha traído la UPOV 91 al campesinado en su región.

Por su lado, Delma Wellington  del  Foro de Pequeños Agricultores Ecológicos de Zimbabwe, ZIMSOFF adicionó “nos dimos cuenta que el desafío más grande que teníamos como campesinas y campesinos en África era recuperar nuestras semillas. Aunque por fin teníamos nuestra tierra tradicional, los dueños de las semillas eran las empresas. Entonces no podíamos contaminar nuestra tierra con semillas de las empresas, entonces todo lo que habíamos perdido en la historia, nos dimos la tarea de rescatar, recuperar y crear una organización por campesinxs para campesinxs”.

Entre el 2003 – 2004 ZIMSOFF empezó un programa de multiplicación de semillas con productores, y hoy el programa ha crecido, y cada  vez campesinx tienen muchas semillas recuperadas. A la  par, se creó un Programa de Soberanía de Semillas,  promoviendo ferias de semillas donde comparten información de cómo recuperar la culinaria tradicional basada en los cultivos de semillas nativas.

A final del debate,  se hizo un llamado global  en la Campaña  a para sumarse a la iniciativa “Adopte una semilla”  como una acción de vida que se asumió en el marco de la VII Conferencia de La Vía Campesina realizada en el 2017 en el País Vasco, y  cuyo fin es que cada organización o familia pueda cuidar, multiplicar,  re-crear las mismas “debemos asegurar  que  la diversidad, historia, presente y futuro, continúe animando la vida colectiva donde recuperemos y demos valor a nuestra identidad campesina, concluyó Pancha.