Haití : Grupos armados atacan todos los espacios donde las mujeres prosperan
En la edición número 4 de la revista Hammer&Hope, se presenta un revelador artículo titulado “Grupos armados en Haití atacan todos los espacios donde las mujeres están prosperando” (“Armed Groups in Haiti Target All the Spaces Where Women Are Thriving“). El artículo es el resultado de una serie de encuentros que la periodista Nathalie “Talie” Cerin realizó en mayo último, justo antes de la intervención policial keniana en Haití. A continuación, presentamos un extracto de una entrevista con Islanda Aduel, miembro de Tèt Kole Ti Peyizan Ayisyen, una organización campesina miembro de La Vía Campesina en Haití. Islanda relata los enormes desafíos que enfrentan las comunidades rurales en Haití, especialmente las mujeres, debido a la violencia y el bloqueo de las regiones, y reflexiona sobre la resistencia y la lucha por la autodeterminación en medio del caos.
El clima actual de inseguridad ha presentado tantas amenazas para el pueblo haitiano, y las masas son las principales víctimas. Con regiones enteras del país aisladas del resto del país debido a los grupos armados, es comprensible que sea imposible organizarse a cierto nivel. ¿Cuáles son las limitaciones que están enfrentando?
Vivo en Pòtoprens. Soy una joven feminista y militante. Soy miembro de Tèt Kole Ti Peyizan Ayisyen (Cabezas Unidas de los Pequeños Productores de Haití), una organización campesina nacional, y soy miembro coordinador de La Vía Campesina, un movimiento campesino internacional.
Hemos enfrentado desafíos significativos en los últimos tres años, desde que grupos armados cortaron la región del Gran Sur del resto del país. Ahora, el Gran Norte también está bloqueado. En nuestra organización, acompañamos y activamos la solidaridad con lxs campesinxs. Pero últimamente, no hemos podido ir al campo. La producción y el transporte de alimentos están paralizados. Cuando intentamos avanzar enfrentando todos los riesgos, cuando las personas en las comunidades rurales intentan seguir con sus actividades laborales, no pueden llegar a la capital ni a las grandes ciudades. En ciudades grandes como Okap, Gonayiv y Sen Mak, los alimentos no llegan del campo porque la gente está bloqueada en el camino, especialmente las Madan Sara [mujeres que compran productos de las granjas rurales y los venden en mercados regionales más grandes]. Sabemos cómo trabajan las Madan Sara. Estas mujeres dependen en gran medida del crédito de los bancos y las organizaciones de microfinanzas. Muchas de ellas no pueden pagar sus deudas porque no pueden vender en las grandes ciudades.
Quiero hablar sobre la migración, que es otra cosa que rompe el impulso de la movilización. Desde 1915, vemos a personas en las áreas rurales dejar sus pueblos natales para venir a la ciudad a trabajar en fábricas en los parques industriales. Hay quienes se fueron a trabajar en los batèy [ingenios azucareros], ya sea en Cuba o en la República Dominicana, durante la primera ola de ocupación hasta hoy. Esto sigue rompiendo el espíritu de movilización.
No es sin razón que diferentes países en América Latina ofrecieron programas de trabajo para atraer a haitianos. Países como Chile y Brasil abrieron sus fronteras. En el caso de Brasil, la presidenta Dilma Rousseff se reunió con Martelly en 2012 mientras Brasil se preparaba para albergar la Copa del Mundo y necesitaba construir estadios. Necesitaban mano de obra barata para hacerlo, así que llamaron a trabajadores haitianos. Desde entonces, lxs haitianxs han terminado de manera similar en Chile, Nicaragua y México. Son estos mismos poderes los que deportan a lxs haitianxs una vez que llegamos a Estados Unidos, los mismos que crearon las condiciones para que dejáramos el país en primer lugar. Todo esto es un proceso bien coordinado y claro para hacer que lxs haitianxs se vayan y apoderarse de las tierras agrícolas que tenemos. Miren cómo usan la tierra: ponen concreto para hacer zonas económicas libres y zonas turísticas. Esto es lo que hacen.
Vemos claramente que todo el proyecto del imperialismo, hablo de los EE. UU. en particular, es hacernos dependientes. Mientras tanto, dejamos todo lo que nos haría recuperar nuestra autodeterminación como pueblo. Hoy en día, lxs jóvenes haitianxs tienen un solo objetivo y proyecto: dejar el país. Hay una erosión de valores que hace que veas la cuestión de la lucha, la cuestión de la resistencia. Eso no está en la mente de nadie; esas no son las conversaciones que se tienen. Cuando miramos las redes sociales, el único mensaje que vemos es: “Vámonos de aquí, Haití es inviable”. Ellxs crean el caos, crean el clima de terror, y luego son ellxs quienes presentan un plan que han fabricado, un disfraz para decirte que son ellxs quienes tienen la solución cuando las riendas han estado en sus manos todo el tiempo.
Esta ocupación ya está en nuestra puerta. Las mujeres serán sometidas a violencia. Siempre que hay ocupación, los cuerpos de las mujeres se convierten en el territorio de guerra. Necesitamos que las organizaciones de mujeres realicen entrenamientos de autodefensa porque cuando las mujeres son sometidas a violaciones colectivas, debe haber grupos que puedan darles las herramientas para responder a este tipo de violencia. Aunque esta es responsabilidad del gobierno, hasta que encontremos un gobierno que sea para el pueblo, que responda a estas necesidades, debemos encontrar una manera para que las mujeres tengan una capacidad de autodefensa.
Terminaré señalando algo crucial. A pesar de todo, todavía hay una capacidad extraordinaria de resistencia. Cuando miras a las mujeres haitianas, a pesar de la situación de las trabajadoras y las industrias cerradas, las mujeres encuentran una manera de llegar a fin de mes. A pesar de ser expulsadas de los grandes espacios de mercado, estas mujeres se dirigen a Petyonvil; suben a Dèlma. Hay partes de la ciudad donde los carros no pueden pasar en este momento porque las vendedoras que fueron expulsadas del mercado de Salomon han comenzado a vender allí. Porque estas mujeres quieren vivir, las verás en la calle con canastas en la cabeza. Te dicen que hay esperanza y que pueden construir una alternativa.
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