Haití: 36 años después de la masacre, la lucha campesina continúa
Posición política de nuestra organización miembro en Haiti, Tèt Kole Ti Peyizan Ayisyen, en el marco de las actividades de conmemoraración de la trágica masacre de 139 campesinxs hace 36 años. En el corazón de su lucha por justicia, ahora se encuentra un poderoso instrumento político, la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Campesinxs, adoptada en diciembre de 2018 y promovida por La Vía Campesina. Esta declaración legitima su combate, en Haití y en todo el mundo, para preservar sus tierras, reivindicando así sus derechos fundamentales y la sostenibilidad de su papel esencial en la alimentación de los pueblos.
Hace 36 años, una tragedia enlutó a los campesinxs haitianxs cuando 139 pequeñxs campesinxs miembros de la organización Tèt Kole Ti Peyizan Ayisyen perdieron la vida en una de las mayores masacres jamás vistas en el país. El régimen de Henry Nanphy, la familia Lucas, la familia Poitvien y una facción de la iglesia católica en complicidad con la embajada estadounidense en Haití fueron responsables de esta terrible atrocidad. Este masacre es uno de los episodios más sangrientos de la historia del país. Ocurrió en un momento en que la lucha reivindicativa y política de lxs campesinxs haitianxs, personificada por sus líderes Jean Rabel y Marotière (7a sección dependiente del municipio de Port de Paix), estaba en pleno auge.
Estos campesinos, mártires de la lucha popular, luchaban por recuperar las tierras agrícolas acaparadas por los poderosos del mundo económico y político, a la espera del advenimiento de un poder popular que implementaría una reforma agraria integral que garantice sus derechos. Entre las demandas del campesinado se encontraba el tener acceso a sistemas de riego para fortalecer su producción alimentaria, acceder a mercados para la venta de sus productos, recibir una adecuada asesoría técnica y obtener insumos agrícolas de calidad y equipo apropiado.
Su lucha también buscaba asegurar un acceso equitativo a la justicia para lxs campesinxs frente a la injusticia y agresión que sufrían, víctimas de la explotación y dominación de grandes empresas extranjeras, grandes terratenientes, usureros y élites haitianas. Reivindicaban el derecho económico a volver a una economía social y solidaria con la venta de cerdos criollos, que constituía la base económica para su supervivencia. La desaparición de los cerdos criollos orquestada por el imperialismo, el Estado haitiano y las empresas multinacionales es un crimen social que conmueve la conciencia colectiva.
Jean Rabel y Marotière exigían la creación de un Estado capaz de garantizar los derechos fundamentales de lxs campesinxs, como el derecho a vivir con dignidad y acceder a servicios sociales básicos. Sus reivindicaciones planteaban importantes desafíos políticos, económicos, sociales y culturales, amenazando especialmente los intereses de las clases dominantes, en particular aquellos que apoyaban el proyecto imperialista estadounidense. La lucha de lxs campesinxs cuestionaba la aplicación de la política neoliberal en Haití y desafiaba la sumisión del Estado fallido a las potencias extranjeras.
A pesar de los 36 años transcurridos, la situación permanece inalterada. El régimen del PHTK, en el poder durante más de 12 años en Haití, continúa implementando el siniestro plan de los imperialistas en colaboración con el Core Group (que incluye a las embajadas de Estados Unidos, Francia, Canadá, etc.), la burguesía local, y utilizando a las pandillas como brazo armado. Persisten las apropiaciones de tierras para la construcción de zonas francas industriales y turísticas, transformando a lxs campesinxs en obreros agrícolas.
El país se encuentra ahora en una situación sin precedentes. Bajo la mirada cómplice y protectora de las autoridades estatales, las pandillas armadas han asediado la capital haitiana. Cometen secuestros, violan a mujeres y niños en los barrios populares, saquean y bloquean las principales carreteras nacionales de la capital, especialmente las que conducen a zonas de producción importantes.
El fenómeno de apropiación de tierras se extiende por todo el país, con persecuciones a las organizaciones campesinas, como ocurre actualmente en el municipio de Montrouis, particularmente en la localidad de Piatre, donde en 1990 se incendiaron 430 viviendas y se mataron a 11 campesinxs. En el departamento del Norte, en Pitobè y Prévoyance, cuatro campesinxs siguen encarceladxs hasta la fecha. Actualmente, en el departamento del Centro, en la finca del MPP, varias centenas de campesinxs se ven obligadxs a huir ante las amenazas de hombres fuertemente armados. Sin olvidar la decisión tomada por el ex presidente Jovenel Moïse el 8 de febrero de 2021 de otorgar 8600 hectáreas de tierra, donde trabajaban 6000 campesinxs, a un burgués llamado Andy APED para la monocultura y exportación de stevia destinada a la fabricación de Coca-Cola.
Es necesario reconocer que la difícil situación que atraviesa Haití es el resultado de décadas de mala gobernanza y políticas desfavorables para las masas explotadas y dominadas, especialmente para la clase campesina. Frente a esta situación crítica, el pueblo haitiano no puede esperar más. Por lo tanto, Tèt Kole se solidariza con el valiente pueblo haitiano que resiste constantemente las agresiones de los actores mafiosos locales apoyados por las embajadas de las potencias imperialistas y las injerencias de la comunidad internacional en la política y gobernanza del país.
Por último, después de estos 36 años de la masacre, la organización Tèt Kole Ti Peyizan Ayisyen reitera su determinación de luchar para que los autores intelectuales y materiales de este atroz acto sean arrestados, juzgados y condenados.
¡Vivan las organizaciones campesinas!
¡Viva la autodeterminación del pueblo haitiano!
¡Viva un nuevo Estado responsable donde todxs puedan obtener justicia!
¡No más masacres y apropiación de tierras de lxs campesinxs!
¡Abajo los gobiernos de facto, ilegales y antipatrióticos!
¡No a las injerencias internacionales en los asuntos internos del país!