Haití: 33 años después, el campesinado de Tèt Kole Ti Peyizan Ayisyen espera justicia y reparación del Estado
23 de julio de 1987 – 23 de julio de 2020, 33 años desde que Grandon y el estado haitiano masacraron a 139 pequeños campesinxs en Janrabèl y Marruecos.
23 de julio de 1987 – 23 de julio de 2020, 33 años desde el régimen de Henry Nanphy, la familia Lucas, la familia Pravia, la Iglesia Católica y la complicidad de la embajada de los Estados Unidos masacraron a 139 Pequeños Campesinxs. Fue una de las masacres más grandes que conoce el país. Esta masacre tuvo lugar en un contexto de lucha por demandas políticas por parte de lxs campesinxs haitianos, especialmente lxs pequeños campesinxs Janrabèl y Mawotyè que portaban las banderas de este sector en ese momento en el país.
Tèt Kole Ti Peyizan Janrabèl y Mawotyè estaban luchando por el derecho a tierras para trabajar, el derecho al agua para riego, las tierras de cultivo, el derecho a la producción local para alentar al Estado haitiano a valorarlos, para no comer comida con venenos, y poner comida sana y soberana en los mercados locales y en los platos del pueblo haitiano.
Tèt Kole Ti Peyizan Ayisyen Janrabèl y Mawotyè también lucharon junto con los pequeñxs campesinxs para obtener justicia, ante la impunidad y la agresión a los que fueron sometidos bajo la explotación y dominación de fanáticos, usureros y comerciantes de las grandes ciudades.
Luchaban por los derechos de lxs Pequeñxs Campesinxs poniendo en evidencia a quienes lucraban de su pobreza, y ahí el imperialismo, el estado haitiano, las grandes compañías extranjeras y los haitianos conspiraron para masacrarlos y destruir sus huellas en todo el territorio nacional, un crimen social que nunca olvidaremos.
Los pequeños campesinos Janrabèl y Mawotyè exigían una condición para establecer un tipo de estado que pudiera garantizar el ejercicio de los derechos fundamentales de lxs pequeñxs campesinxs en el país, el derecho a vivir dignamente, el derecho a acceder a servicios, buenos hospitales y centros de salud en todo el país, el derecho a la escuela, el derecho a vivir, a la seguridad en el país y un estado que no proteja a asesinos, criminales y ladrones, como se hace en el poder de PHTK dirigido por Jovnel Moise.
Las demandas de los Têt Kole Ti Peyizan Janrabèl y Mawotyè plantearon una gran inseguridad económica, política, social, cultural a las clases dominantes de la época, especialmente al llamado plan estadounidense para Haití, para retomar el proyecto imperialista de la época. La lucha de lxs pequeñxs campesinxs atentó las políticas neoliberales que buscaban imponer el país. También demandó restaurar el estado, contra políticas anti-pueblo y sin la columna vertebral que apoyaba el proyecto imperialista, lamentablemente hoy está sucediendo todo lo contario.
Además de las dimensiones económicas y políticas de la demanda, Tèt kole Ti Peyizan estaba desarrollando un modelo de lucha y resistencia cultural para desarrollar una cultura auténtica que no se centrara solo en la expresión de canciones, el teatro popular, sino también en la defensa y promoción de los valores y la producción nativa. “Nativos” esta expresión cultural comenzó a extenderse en varios departamentos del país, lo que demostraba que la lucha global de lxs campesinxs Janrabèl y los Marots era un peligro para el desarrollo del proyecto imperialista en el país porque las perspectivas de las luchas se estaban desarrollando en todas las dimensiones de la vida. Esta forma de concebir el país, el modelo de lucha y resistencia campesina que no se ajustaba estrechamente a los intereses del imperialismo y las clases dominantes nacionales e internacionales les resultó un peligro.
Esto muestra claramente que la masacre del 23 de julio de 1987 fue una de las principales respuestas, junto con otras coaliciones de fuerzas reaccionarias nacionales e internacionales para bloquear el desarrollo de la lucha campesina haitiana y la lucha popular de masas en el país.
La masacre del 23 de julio de 1987 tuvo una dimensión nacional e internacional muy importante y no fue un evento aislado. Entró en un plan de tortura, represión y desestabilización global del campesinado para imponer los proyectos de la economía y la política del imperialismo y todas las demás fuerzas dominantes a nivel nacional e internacional. Recordamos otras masacres de campesinos organizados durante este período, tales como: Masacre Campesina de Milo, Masacare de Campesinos Pyat y Jèvre, Masacre de campesinos Bokozel y Danti y Masacre de campesinos de Dichiti, etc.
Este plan de desestabilización no se refería solo a las luchas de lxs campesinxs. También apuntó a los sectores urbanos democráticos y populares. Por ejemplo la masacre de Senjan Bosko, la masacre de Vayan Street y la represión del 28 de noviembre de 1987 y las otras víctimas que siguieron.
33 años después de la masacre de 139 Pequeños Campesinos Jan-Rabèl y los marroquíes, y a 216 años de independencia del país, lxs campesinxs seguimos luchando para que se reconzcan nuestros derechos políticos, económicos, sociales y culturales en la sociedad, pues es la clase más marginada. Sin embargo, la Declaración de la ONU sobre los Derechos Campesinos aprobada en Diciembre de 2018, promovida por La Vía Campesina, es una herramienta política que viene legitimar la lucha histórica del campesinado en Haití y el mundo por tierra para seguir alimentando a los pueblos.
Lamentablemente, hoy Haití sigue bajo el modo de colonización antipopular, donde muestran claramente que no quieren el desarrollo del país, que quieren mantener el país bajo su tutela, y el actual gobierno de Jovenel Moïse PHTK ha decidido continuar acaparando toda la riqueza natural del país, acaparando toda la tierra de lxs campesinxs para entregarlas a las multinacionales, y sus familiares para hacer zonas libres agrícolas, zonas industriales y paraísos fiscales, zonas para turistas, textiles y para explotar minas de metal. Jovenel está jugando todos los trucos para mantener las elecciones en marcha, para sumar partidarios y para seguir en el poder.
Es así, que el 23 de julio de 1987 es la fecha histórica y simbólica más importante en la lucha campesina y de clases por soberanía y una vida mejor. Como campesinado hemos aprendido que donde murieron 139, creceremos millones, porque somos semillas de resistencia. Es por eso que para mantener viva la memoria de lucha, esta fecha nunca se olvidará y cada año traerá esperanza a la lucha campesina por el derecho a la tierra y al agua,por trabajo digno y otro tipo de estado soberano que promueva una Reforma Agraria Popular y la Soberanía Alimentaria, que son demandas actuales y urgentes.
Como hemos sido testigos, el COVID 19, es una enfermedad devastadora y real en todo el mundo. Sin emabargo, el gobierno no ha asumido de manera responsable, ha mostrado estar más interesado en recaudar dinero a costa de la población, pero no hace nada para proteger al pueblo. Es por eso, que el campesinado haitiano, al conmemorar la masacre del 23 de julio este 2020, no llevaremos a cabo actividades de movilización importantes como estamos acostumbrados a hacer en todas las bases del movimiento, pero tendremos diferentes actividades para mantener viva la memoria en esta fecha:
– 18 de Julio de 2020: Ceremonia Conmemorativa en Memoria de 139 pequeños campesinos Tèt Kole John Rabèl y Morotyè, también recordamos la memoria de 11 campesinos que cayeron en la Masacre de Pyat donde hoy hay 139 árboles plantados en nombre de los campesinos Jan Rabèl y 11 otros en memoria de los campesinos de Pyat.
– El 20 de Julio de 2020: Conferencia Nacional con organizaciones de Derechos Humanos sobre la Masacre de Campesinos y todas las masacres de campesinos en curso con los desalojos en territorios donde han trabajado durante más de 100 años.
– 20 al 22 de julio de 2020: Debates y Conferencias de Prensa
– Conferencia departamental en la ciudad de Puerto Príncipe para exigir justicia y reparación para los 139 pequeños campesinos de Tèt Kole Janrabèl y Mawotyè y todas las demás masacres que tienen lugar en el país.
– El 23 de julio de 2020: Debate Internacional en línea con La Vía Campesina (LVC), el Movimiento Social Alba (ALBA), el Movimiento de Tierras (MST) en Brasil, el Centro Martin Luther King en Cuba y otras organizaciones internacionales de Derechos Humanos.
¡Rechazamos todas las otras nuevas masacres que continúan ocurriendo con el pueblo haitiano por seguir exigiendo lo mismo, derecho a vivir dignamente!
Hacemos un llamado a todo el pueblo organizado, organizaciones nacionales, internacionales, de Derechos Humanos, sindicatos, trabajadorxs , profesionales, políticos, estudiantes, jóvenes, mujeres, a unirse a la voz del campesinado haitiano por justicia y reparación para los 139 campesinos de Janrabèl y Mawotyè y todas las demás masacres en el país.
¡Vivan las organizaciones campesinas!
¡Viva todas las organizaciones que luchan por otra sociedad!
¡Vive un nuevo Estado donde todxs pueden tener justicia!
¡Abajo la injusticia, los ladrones y la corrupción en el país!
¡Aba todas las masacres y dappiyanp que tienen lugar en tierras campesinas!
¡Aba Jovenel Moise y los anfitriones de PHTK!
¡Abajo la intervención internacional, queremos un país soberano!