España: No me llames Pili, llámame Pilar
Artículo de opinión de Inmaculada Idáñez, responsable del Área de la Mujer de COAG y Presidenta de la Confederación de Mujeres del Mundo Rural (CERES), con motivo del Día Internacional de la Mujer Rural ( 15 de octubre).
(14 de Octubre de 2016) Pues sí, en el medio rural todas somos pilares. Concretamente 283.291 mujeres titulares de las explotaciones. Pilares de esos pueblos con vida que ayudan a vertebrar la España rural. El Día de la Mujer Rural representa una gran oportunidad para poner en valor todo el trabajo que realizamos. En este sentido, queremos destacar la contribución de las mujeres al desarrollo económico y social del medio rural. Eso sí, sin derechos económicos, ni sociales, ni culturales. Desde COAG queremos dar una vuelta de tuerca a la recurrente cifra que nos coloca en la subrepresentación del sector primario con un 30% de mujeres titulares de explotaciones porque consideramos que sí estamos ahí aunque como una “realidad escondida”.
Las mujeres rurales son los pilares de ese 70% de varones titulares porque soportan las tareas administrativas y “ayudan” en las meramente agrarias pero claro, sin remuneración propia. Esta filosofía de “ayudar” es tremendamente injusta porque no tenemos derecho a baja por enfermedad, ni cotizamos a la seguridad social, por lo que, no recibiremos una pensión por nuestro trabajo. ¿Es que no queremos legalizar nuestra situación? Todo este debate debería encontrarse en el centro del trabajo de las administraciones públicas que con estrategias políticas adecuadas y por supuesto, con presupuestos, podrían apostar con realidades a las mujeres del medio rural.
Favorecer nuestra incorporación no es decir abiertamente que con las ayudas y medidas que hay en la política agraria, no se discrimina a nadie y que tanto hombres como mujeres, tenemos libre acceso a las subvenciones y a las medidas. Unos gobiernos realmente preocupados por impulsar a las mujeres abordarían la problemática que se está dando para que la Ley de Titularidad Compartida no esté funcionando y pondría al servicio de la ciudadanía todos los recursos existentes para que fuera de verdad, una ley útil.
En la base de nuestra situación consideramos que se encuentran los estereotipos y los roles de género que de manera desigual no sitúan siempre en la cara invisible de los cuidados, de las tareas sin prestigio y domésticas. Sirva este día para poner en el centro la sostenibilidad de la vida, todos esos trabajos pequeños de transformación de alimentos en las granjas, de documentación, de cuidado de personas dependientes y de formación y educación que si se cuantificaran, serían de enorme valor, y que se encuentran en la base para que se puedan continuar ejerciendo el resto de actividades.
Sirva también el Día de la Mujer Rural para denunciar la falta de interés político por acabar con las injusticias sociales. Este gobierno en funciones ha utilizado la época de poder e interinidad para decirnos que nos apoya pero que “no puede apoyarnos”. En 2016 nos han negado todas las ayudas públicas que permiten formar y promocionar a las mujeres del medio rural con cursos para la diversificación económica y para la profesionalización de las mujeres, que dejan por el camino proyectos, ideas e innovación. ¿De qué manera quieren fomentar la innovación? Consideramos además, que el actual ejecutivo adolece de conocimientos reales a cerca del trabajo en perspectiva de género. Desde el Ministerio de Sanidad y el Instituto de la Mujer no se nos ha contactado en ningún momento para planificar y poner en marcha, contando con nosotras como protagonistas presentes en el territorio, un plan de promoción de mujeres del medio rural que anunciaron hace un año a bombo y platillo. Además, el Ministerio de Agricultura elimina las ayudas para las actividades específicas de mujeres del medio rural y nos ofrece una Red Rural Nacional sin asistencia técnica para estudiar las medidas con enfoque de género en los planes de desarrollo rural. Estamos cansadas de que nos engañen. Queremos menos retórica y más apoyo real y tangible porque somos la riqueza y la economía del medio rural y somos las que lo estamos manteniendo.