El Salvador, Más de 450.000 familias campesinas no poseen tierras para vivir ni para cultivar.

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Por Gloria Morán

SAN SALVADOR -*  En conmemoración al día internacional de la Lucha Campesina, organizaciones campesinas salvadoreñas se manifestaron este martes exigiendo al Estado salvadoreño que trabaje en pro del acceso a tierras y por el respeto de sus derechos.
Oscar Recinos, presidente de la Federación de Cooperativas de la Reforma Agraria Región Central de Responsabilidad Limitada (FECORACEN de R.L.), dijo que son más de 450.000 familias campesinas en el país las que no poseen tierras ni para vivir ni para cultivar.

“Pedimos reactivación de la agricultura pero siendo protagonistas, no lo que históricamente hemos sido, porque se hace mención que la agricultura en la década de los 70 era rentable, sí lo era, pero a costa de la vida de los campesinos, de su salud, por la cantidad de veneno que usaban, pero ya no queremos eso”, dijo Recinos.

Expuso que los mayores problemas que enfrentan actualmente los campesinos salvadoreños son la falta de acceso a tierra, agua, créditos, asistencia técnica y a mercados locales que se conviertan en una alternativa ante la crisis alimentaria que se vive.

Por su parte Raúl Carrillo, del Consejo Nacional de Trabajadores del Campo (CNTC), indicó que están en contra de la concentración de las tierras porque limita “grandemente” los derechos que poseen las familias campesinas a una vida digna, a empleos dignos y a la educación de sus hijos.

La Vía Campesina Centroamericana expresó que el acaparamiento de tierras está dirigido por grandes inversores, dueños de plantaciones, empresas madereras, hidroeléctricas y mineras; desarrolladores turísticos e inmobiliarios, autoridades portuarias y de infraestructuras.

Y que esto ha traído como consecuencias el desalojo y desplazamiento de poblaciones locales campesinas, la violación de derechos humanos y de la mujer, el aumento de la pobreza, la fractura social y la contaminación ambiental.

Un ejemplo de la violación al derecho a la vida es lo acontecido en Honduras, donde en los últimos dos años un conflicto de tierras entre agricultores y terratenientes en la zona del Bajo Aguán, en el departamento de Colón, en el Caribe de Honduras, ha cobrado la vida de 55 personas, en su mayoría campesinos, según cifras de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (Conadeh).

*La Soberanía alimentaria*

El director de FECORACEN señaló que pedir que los campesinos formen parte de la reactivación de la agricultura salvadoreña es sembrar alimentos y beneficiar la economía y no para cultivar agro combustibles que no ayudan al pueblo y dañan al medio ambiente.
Recinos aseguró que ellos buscan ser parte de la solución al Cambio Climático desde la agricultura y no que esta actividad se vuelva un problema más en contra del medio ambiente.

Por esa razón pide al Estado que no permita que la agricultura siga cayendo en manos de monopolios que manejan a su antojo el precio de los alimentos y que no permita el auge de los monocultivos, puesto que sólo generan mayor destrucción al medio ambiente y no permiten aprovechar las tierras para la diversificación de siembra y cosechas. Asimismo, piden una Reforma Agraria Integral.

“Los pequeños agricultores, los campesinos sin tierra, estamos dispuestos a trabajarlas, sobre todo los pequeños agricultores, los campesinos sin tierra, porque producimos la comida del pueblo salvadoreño”, dijo Carlos Rodríguez, coordinador de la Vía Campesina en El Salvador.

Otro tema de preocupación para los campesinos es el rumbo que lleva el país hacia la soberanía alimentaria, sobre todo porque es un problema que afecta más a los pobladores del área rural salvadoreña, pero también de los países centroamericanos.

En Centroamérica el 58 por ciento de la población es del área rural y un 42 por ciento vive en el área urbana, según la Oficina Regional de la Organización de Nacionales para la Alimentación y la Agricultura (FAO), tomando como fuente principal de investigación la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).

Asimismo, la FAO asegura que el 51 por ciento de los campesinos están en situación de pobreza y el 27 por ciento en extrema pobreza.

“Durante los últimos años hemos padecido la aplicación de nuevas políticas y de un nuevo modelo de desarrollo basado en la expansión y expropiación de terrenos, conocido como acaparamiento de tierras.

El acaparamiento de tierras es un fenómeno impulsado por inversores y personas con poder a escala local, nacional e internacional, con la connivencia de gobiernos y autoridades locales, para controlar los recursos más preciados del mundo”, cita un comunicado emitido por la vía.