Declaración del Encuentro por la defensa de las aguas del sur austral Chile y la Patagonia Argentina
“Difundamos la esperanza con la valentía
de nuestras acciones, especialmente comunitarias”
Luis Infanti, obispo de Aysén
Reunidas y reunidos en la localidad de Curaco de Vélez, en el Encuentro por la Defensa de las Aguas realizado en la Escuela Superior Campesina durante los días 5, 6 y 7 de octubre de 2017, convocado por la Asociación Nacional De Mujeres Rurales e Indígenas, Anamuri, declaramos:
Como organizaciones de base de Anamuri y CLOC-Chile, junto a organizaciones amigas y aliadas en la defensa de los territorios, así como con las organizaciones base del Movimiento Nacional Campesino e Indígena MNCI de Argentina, creemos que los problemas relacionados con el agua se han originado principalmente como consecuencia de los impactos depredadores de las industrias energéticas y extractivistas, involucradas también en el acaparamiento de tierras y aguas.
Las políticas estatales de Chile y Argentina, así como en diversas regiones del Cono Sur, no tienen límites a favor de los intereses de sectores empresariales y transnacionales, a costa de la depredación y explotación de los territorios. El ataque en contra de fuentes elementales de la naturaleza, que son indispensables para la existencia y la sostenibilidad de los ecosistemas, viola sistemáticamente nuestros derechos con respecto al medio ambiente, culturas, economías locales, bienestar social e incluso, atenta contra el derecho a la vida. Las industrias forestales y celulosas, pesqueras y acuícolas, petroleras, fracking, minería, energía y agroindustria, apoyadas por amplias redes de corrupción política, intervienen el aparato público de los estados para saquear y reprimir a quienes se levantan para defender el interés colectivo, en clara oposición y protesta contra ese modelo de desarrollo.
También denunciamos la proliferación del plan para la Integración de la Infraestructura Regional Suramericana (IIRSA), que involucra ampliamente a Chile y Argentina, como una iniciativa geopolítica militar de conectividad, que favorece a las transnacionales y facilita el transporte para el negocio de las materias primas saqueadas desde los territorios. Este plan involucra: ingeniería para la infraestructura vial, telecomunicación y energía, por medio de corredores bioceánicos sin fronteras, con dineros de arcas públicas y que se relacionan directamente con la explotación de la naturaleza.
A escala local, señalamos las graves consecuencias que están enfrentando las diversas comunidades del Archipiélago de Chiloé, donde predomina un clima templado marítimo lluvioso que destaca por la enorme riqueza en biodiversidad ecosistémica, reconocido nacional e internacionalmente, con importantes reservas de agua contenidas en turberas y pomponales de gran magnitud e importancia biológica, y por tanto, social. De esta manera, vemos con preocupación y alerta, cómo la depredación de la vegetación y alteración de suelos a causa de la explotación de la naturaleza, la contaminación provocada por la industria salmonera, la pérdida del bosque nativo, la extracción del pompón y la devastación de numerosos humedales y mallines, vienen causando en amplias zonas una grave escasez hídrica, intensificada por la introducción de monocultivos de especies exóticas como pinos y eucaliptus. Todo esto amparado en mecanismos jurídicos y políticos como son las concesiones para exploración y explotación minera y las declaratorias de zonas de desarrollo energético, mayoritariamente para beneficio de la instalación de mega parques eólicos que tienen por objetivo la exportación de energía y que en nada benefician el buen vivir de los habitantes de este territorio.
Frente a este cruel escenario, reafirmamos nuestro compromiso con la defensa de los territorios y las aguas, de mar a cordillera, con mayor unidad, y convocamos a los sectores urbanos y rurales que se han mantenido indiferentes frente a estas realidades, a reaccionar y sumarse a las diversas acciones e iniciativas para poner freno a la expansión del saqueo extractivista, capitalista y neoliberal. Debemos exigir y ejercer con más fuerza nuestros derechos colectivos y nuestra oprimida autodeterminación, para lo que es indispensable asumir los siguientes desafíos:
– Fortalecer los procesos de resistencias territoriales de las diversas expresiones sociales, con mayor articulación y solidaridad, y recuperar la minga como práctica de identidad, apoyo y aprendizaje entre pueblos y comunidades, para proyectar formas de organización con construcciones horizontales, igualitarias, participativas y de respeto.
– Poner fin a las aberrantes políticas de criminalización implementadas por los estados contra quienes defienden los territorios o recuperan tierras acaparadas por empresas y latifundistas colonialistas. Exigimos a su vez la liberación de las y los presos políticos y el fin a la implementación de la Ley antiterrorista contra causas y protestas sociales, como ocurre contra el Pueblo Mapuche, y denunciamos las políticas represivas coordinadas e impulsadas en Chile y Argentina.
– Reivindicar el agua como bien común de los Pueblos y levantar con más fuerza nuestras propuestas de vida basadas en formas de economías cuya base sea el respeto entre personas y con la naturaleza. Y luego recuperar nuestra soberanía alimentaria y cultural.
– Revitalizar en todo aspecto los territorios, recuperando el saber ancestral y campesino, forjando agroecología, exigiendo la implementación de nuestros derechos económicos, sociales y culturales establecidos en los estándares internacionales.
– Derogar de una vez por todas el Decreto Ley 701 sobre fomento forestal y exigir el fin a toda asignación estatal para promover monocultivos de pinos y eucaliptus; y revertir la expansión minera, petrolera, de energía, de monocultivos industriales y cambiar las normativas que juegan a su favor.
– Promover e incidir en la recuperación de ecosistemas indispensables para el desarrollo de la vida; respetar y proteger los lugares sagrados de significación cultural y genética, también consagrados en normas locales e internacionales.
Asumimos estos desafíos como parte de nuestros propósitos de vida, abriendo caminos para seguir encontrándonos, construyendo y creando fuerza social y popular.
¡GLOBALICEMOS LA LUCHA, GLOBALICEMOS LA ESPERANZA!
UNIDOS EN LA DEFENSA DE LA VIDA
JUNTOS Y JUNTAS PODEMOS ENFRIAR EL PLANETA