Declaración de la II asamblea internacional de mujeres rurales
Nosotras, las 123 mujeres provenientes de 47 países de África, Asia, Europa y América reunidas en Sao Paulo (Brasil) del 12 al 13 de junion de 2004, en la II Asamblea Internacional de Mujeres del Campo de la Via Campesina, representando la diversidad de nuestros sectores, nos unimos por un fuerte vínculo de solidaridad y compromiso de lucha contra el imperialismo y el patriarcado, cuyas manifestaciones afectan la vida de las mujeres, en particular en las zonas rurales. Afirmamos nuestra férrea voluntad de mantenernos en el campo como nuestro espacio natural de vida y de culturas diversas, de relaciones humanas e interacciones sociales múltiples, de resistir a todas las pretensiónes del neoliberalismo a convertirnos en una gran empresa mundial, en beneficio de los grandes intereses de las corporaciones transnacionales y otras élites economicas.
Nosotras, descubridoras históricas de la agricultura, guardianas de la tierra y las semillas, creadoras de conocimientos medicinales y preservadoras de la biodiversidad, nos oponemos a las amenazas que el libre comercio impone a nuestra autonomía, saberes y conocimientos, y al derecho de continuar creando modos de vida harmoniosos, basados en cosmovisiones diversas e integrales de nuestros pueblos y comunidades.
Las mujeres del campo, quienes por siglos hemos producido y transformado los alimentos para nuestras comunidades y pueblos, nos oponemos a la visión mercantil de la Organización Mundial de Comercio, que pretende imponer al mundo una agricultura comercial, entre cuyas consecuencias figura la eliminación de nuestras prácticas agrícolas y nuestras semillas, para reemplazarlas por los transgénicos, producidos en laboratorios de biotecnología, transgresores de las leyes de la naturaleza, contaminando la vida y el ambiente con quimicos nocivos para el ser humano y que ponen en riesgo el balance de los ecosistemas.
Nosotras, que nos empeñamos en generar sociedades basadas en la justicia y la igualdad, respetuosas de los derechos humanos, denunciamos la militarización del campo, la criminalización de la protesta social, la imposición de bases militares, la invasión y ocupación de los pueblos, que generan muerte, destrucción, violencia y atentan contra los derechos de las mujeres y la soberanía de los pueblos.
Como mujeres, reclamamos el respeto de todos nuestros derechos, rechazamos al sistema patriarcal y todas sus expresiones discriminatorias; y nos reafirmamos en el ejercicio pleno de la participación ciudadana. Exigimos nuestro derecho a una vida digna; el respeto a nuestros derechos sexuales y reproductivos; y la aplicación inmediata de medidas para erradicar todda forma de violencia física, sexual, verbal y psicológica; como tambié exigimos la eliminación de práticas de feminicidio que aún persisten.
Instamos a los Estados implementar medidas que garanticen nuestra autonomía económica, acceso a la tierra, a la salud, a la educación y a un estatus social igualitario. Demandamos respeto y vigencia plena de los derechos humanos y del derecho internacional humanitario en toda circunstancia.
Enfatizamos en nuestro derecho a preservar la vida en el campo, contrario a lo que imponen las transnacionales, cuya procura de rentabilidad agudiza la pobreza, el empleo precario y el desempleo rural, que generan el despoblamiento del campo y las migraciones; e impone una cultura alimenticia dependiente del mercado, que atenta nó solo contra la soberanía alimentaria sino también contra la propia vida del planeta.
Las mujeres del campo, como protagonistas en la construcción de otro mundo posible, nos proponemos defender, fortalecer y ampliar nuestras organizaciones y movimientos, continuar luchando contra el modelo neoliberal; contra el libre comercio; por la soberanía alimentaria; por la tierra y territorio, por reformas agrarias integrales; por la defensa de nuestras semillas como patrimonio de los pueblos; por la soberanía económica de las mujeres y la igualdad de género, y por la soberaía de nuestros pueblos
Sao Paulo, 12 y 13 de junio de 2004
Organicemos la lucha, tierra, alimento, dignidad y vida! Globalicemos la lucha, globalicemos la esperanza!