#COP27: Lxs líderes de los movimientos campesinos y medioambientales exigen soluciones populares a la crisis climática
(Sharm el Sheikh, Egipto) Las falsas soluciones promovidas por la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), tal y como hemos llegado a esperar, no hacen nada para abordar el caos climático en sus dolorosas raíces del capitalismo, el colonialismo, la supremacía blanca y el patriarcado. Por el contrario, no son más que una continuación de esos sistemas de opresión que permiten seguir obteniendo beneficios sin restricciones a costa del planeta y de las personas que viven en estrecha relación con él. Una de las promesas vacías de las que más se ha hablado en la COP27 ha sido la de Net Zero, que depende de equilibrar el presupuesto de emisiones de carbono en las próximas décadas mediante arreglos tecnológicos, mercados de carbono, geoingeniería y contabilidad creativa.
Pero como movimientos sociales, nos preguntamos: ¿cómo podría ser un verdadero cero que fuera capaz de atacar el problema en su origen? La Vía Campesina y Amigos de la Tierra Internacional tuvieron la oportunidad de realizar un panel educativo conjunto en la COP27 para compartir nuestras propuestas. Desde la soberanía energética hasta la justicia de género, y desde los derechos a la tierra hasta la Soberanía Alimentaria, lxs campesinxs y ecologistas compartieron las verdaderas respuestas a la crisis climática en sus comunidades. La semana pasada, el 16 de noviembre, nuestros movimientos y redes esbozaron cómo son estas visiones cuando las ponen en práctica las bases.
Nuestrxs aliadxs de Amigos de la Tierra Internacional plantearon una exigencia de fondo, y es que las emisiones sólo pueden reducirse cuando la gente -no las empresas- establece las normas. Algunas de ellas ya están escritas en documentos legales internacionales, pero el desafío ahora es la implementación sin cooptación.
“Los llamados ‘expertos’ de la COP están locos por los datos”, dijo Amaru Torrez, de la organización nicaragüense Asociación de Trabajadores del Campo (ATC), “Así que venimos aquí armados con nuestros propios datos”. Amaru compartió que el sistema alimentario industrial contribuye con un 70% de los gases de efecto invernadero a nivel mundial, y es responsable de un 90% de la deforestación. Y añadió: “La producción de alimentos no es misma que antes de la Revolución Verde, sólo contiene la mitad de los nutrientes que antes. Hoy en día, la agroindustria produce más alimentos que nunca, pero sigue siendo incapaz de alimentar a los que sufren de hambre”.
Sin embargo, lxs campesinxs como lxs miembros de ATC en Nicaragua son capaces de producir alimentos notablemente más sanos con mucha menos tierra. “Como pequeños agricultores familiares, producimos alrededor del 70% de los alimentos del mundo en aproximadamente el 25% de la tierra”, compartió Amaru. “La gran agricultura, en cambio, sólo nos da el 30% del suministro de alimentos, pero ocupa más del 70% de la tierra”. Amaru continuó explicando que la productividad campesina está directamente ligada a las formas ancestrales e indígenas de conocimiento. Una de las formas en que el ATC y otras organizaciones miembros de La Vía Campesina distribuyen este conocimiento es a través de los Institutos Latinoamericanos de Agroecología (IALAs), que son institutos de agroecología estratégicamente pensados para escalar la Soberanía Alimentaria de forma horizontal en las comunidades campesinas.
Celeste Smith, una sembradora indígena de la Unión Nacional de Agricultores de Canadá, también representó a La Vía Campesina en el evento. “No podemos limitarnos a nombrar nuestra opresión, sin nombrar también nuestras soluciones”, dijo. A través del proyecto de repatriación agrícola que dirige, Celeste afirma que las mujeres están restableciendo las conexiones perdidas entre la tierra, los alimentos y los demás. “El acceso a la biodiversidad, a la tierra y al conocimiento es la verdadera justicia alimentaria”, dijo.
Está muy claro que las soluciones están en nuestras comunidades, actuando de forma vibrante y creativa. Y es nuestro imperativo como movimientos de justicia social -campesinxs y ecologistas por igual- defender y promoverlas a toda costa.