IV Conferencia Especial para la Soberanía Alimentaria
Comunicado de Prensa
Movimientos organizados de los sectores campesinos, asalariadas, indígenas, agroecológicos, de pescadoras, de mujeres y organizaciones acompañantes de procesos latinoamericanos y caribeños se dieron cita en la IV Conferencia Especial para la Soberanía Alimentaria que se realizó en Santiago de Chile los días 2 y 3 de mayo. Previo al inicio de la Conferencia se realizó una reunión de delegadas en torno a la agenda de género y Soberanía Alimentaria, encuentro del cual surgió una declaración síntesis de la discusión desde el movimiento de mujeres.
En la primera jornada la IV Conferencia abordó la evolución del Derecho Humano a la Alimentación Adecuada (DAA), fortalecido con la aprobación de las directrices voluntarias del derecho a la alimentación hace una década. Para tener una mirada global respecto a los 10 años del derecho a la alimentación, se destacó cómo las directrices para el cumplimento de dicho derecho no se ha abordado completamente, quedando aún grandes desafíos.
Dentro del balance del compromiso real de implementar las Directrices a nivel regional, los movimientos concluyeron que éstas han resultado un instrumento débil para ser incluidas como guías para contribuir a la implementación del derecho humano a la alimentación en las tomas de decisión a nivel nacional, en FAO y en otras instituciones regionales importantes.
Por su parte, el Oficial de Políticas de la Oficina Regional de FAO, Adonirán Sánchez, destacó los aportes que desde los movimientos sociales se ha hecho al enriquecimiento del debate de los estados miembros de dicha organización, a partir del énfasis en el principio de Soberanía Alimentaria, que supera al de Seguridad Alimentaria, que apenas toma en cuenta la disponibilidad de alimentos para las poblaciones. A partir de ese principio construido por los movimientos sociales del campo, la ciudad, los mares, manglares y ríos, el debate sobre el hambre se amplía a la crítica de cómo se alimenta la población, el papel de la agroindustria y cómo se distribuyen los medios de producción, reseñó Sánches. El funcionario de FAO reconoció asimismo que aunque algunos gobiernos han planteado la discusión en términos de Soberanía Alimentaria, otros se oponen explícitamente a abandonar el paradigma de la seguridad alimentaria.
La IV Conferencia resaltó la necesidad de un cambio de modelo de producción, así como una transformación política, económica y tecnológica, propiciando caminos de transición hacia la producción agroecológica, con equidad de género y una mirada ecológica social que critique el modelo que genera la destrucción de ecosistemas, la injusticia ambiental y social. El concepto de agroecología no se limita a la producción rural, sino que abarca a la pesca artesanal, fuente fundamental de proteína animal y renta para miles de familias ribereñas y marítimas en todo el Continente.
Grupos de trabajo
Durante la segunda jornada, el evento se centró en la elaboración de propuestas, luego de un intercambio de experiencias y discusiones de las organizaciones integrantes de la Alianza para la Soberanía Alimentaria. Cinco grupos de trabajos abordaron los siguientes temas: soberanía alimentaria y agroecología; soberanía alimentaria, defensa y recuperación de la tierra, agua y los territorios; soberanía alimentaria y confrontación al modelo de agronegocios y transnacionales; soberanía alimentaria y defensa de las semillas y biodiversidad; soberanía alimentaria y la producción de alimentos.
En el marco de los debates entre más de 60 delegadas y delegados de diversas redes regionales latinoamericanas y caribeñas, se indicó que “nuestra principal preocupación es la alimentación, como un derecho de los pueblos y no como el gran negocio como lo es ahora en manos de transnacionales, el ataque que se le da a nuestros bienes naturales, el problema que tenemos actualmente con el agua, y también queremos proyectar una nueva visión de Agricultura, impulsando al campesino a seguir cultivando los alimentos”.
El debate sobre la Soberanía Alimentaria y popular es una temática que desde los movimientos se busca impulsar al interior de la FAO, de la que se pretende impulsar sus cometidos originarios, en el combate al hambre, la distribución de riquezas y medios de producción a escala rural y pesquera. “Queremos que los países de la región y luego del mundo, asuman lo que estamos discutiendo los movimientos. No pueden existir trampolines para las grandes empresas, no pueden abrir el camino para el acaparamiento de tierras ni para una alimentación considerada como mercancía”, se indicó en las sesiones que ocurren en la Casa del Profesor, Centro de Santiago de Chile.
Defensa de la semilla
La defensa de las semillas como patrimonio de los pueblos al servicio de la humanidad es una de las principales luchas de los pueblos campesinos e indígenas. Sin embargo, las semillas están en constante amenazas tecnológicas y legales que buscan mercantilizarlas y privatizarlas. A lo largo del Siglo XX y lo que va del Siglo XXI se ha producido la mayor destrucción de la biodiversidad agrícola construida a lo largo de 12 mil años de agricultura, con una pérdida del 75% de ella. La agricultura industrial es la principal responsable, según las cifras de la FAO. Desde los comienzos de la agricultura se han cultivado o recogido más de 7.000 especies de plantas para la obtención de alimentos, muchas de ellas, con miles de variedades, que han sido recreadas en el diálogo de los seres humanos con la naturaleza.
“Esta destrucción se halla profundamente vinculada y está relacionada con un sistema productivo que ha perdido el rumbo”, señaló el grupo de trabajos sobre semillas –que incluyó en su conceptualización a las especies acuícolas con que trabajan los y las pescadores artesanales- en una declaración temática emitida al fin de las deliberaciones.
En el enfoque de esta temática se realizó una reseña de la implantación de legislaciones restrictivas al uso e intercambio de semillas propias por parte de los agricultores, así como de una fuerte ofensiva de la industria semillera trasnacional para la criminalización de dicha dinámica ancestral, de modo de asegurar sus lucros a través de la imposición de derechos de obtentor, registros y patentes. Los países que firman tratados de libre comercio con países o bloques de países signatarios de la legislación de la Unión Internacional de Protección de los Derechos de Obtención Vegetal (UPOV 91) se ven obligados a asumir esa reglamentación, que es un mecanismo de apropiación de la biodiversidad.
Asimismo, la Conferencia reivindicó la necesidad de unificar esfuerzos con organizaciones de asalariados, tanto rurales como urbanos, en la defensa de una alimentación y un trabajo dignos.
La Alianza por la Soberanía Alimentaria se plantea como una plataforma amplia, a escala continental, para la dignificación de campesinos/as y trabajadores/as, de respaldo a la agroecología como proyecto político en la producción de alimentos sanos y accesibles.
Este encuentro de dos jornadas fue el preámbulo para la preparación de las discusiones y reflexiones desde los movimientos sociales para la 33va. Conferencia regional de FAO que se realizará durante la semana en la capital chilena.
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