El Banco Mundial financiando el acaparamiento de tierras en América del Sur
Carta abierta a la Corporación Financiera Internacional sobre el Proyecto CalyxAgro
30 de junio de 2011
Estimado Sr. Thunell,
Los documentos oficiales (1) de la Corporación Financiera Internacional (CFI) (2) indican que la CFI está considerando otorgar un préstamo de más de 30 millones de dólares a Calyx Agro.
El Informe del Banco Mundial de septiembre 2010 sobre el creciente interés mundial en tierras de cultivo, fue muy criticado por muchos por no señalar a la apropiación de tierras como una grave amenaza para la soberanía alimentaria y el derecho a la alimentación de las comunidades rurales, y por no haber evaluado las responsabilidades del propio Banco en el aumento de ofertas de tierra disponible mediante la promoción de enfoques de gestión basados en nociones de mercado, a través de sus prácticas de préstamos y sus políticas.
Sin embargo, el informe se las arregló para documentar el dramático aumento de interés de los inversionistas en las tierras agrícolas a partir de la subida de precios de alimentos en 2008, haciendo hincapié en la naturaleza explotadora de muchas inversiones. Según el informe, los acuerdos sobre tierras entre los inversionistas y los gobiernos a menudo han ocurrido en secreto, marginando a las comunidades afectadas y los agricultores de las fases de consulta y conducen, en consecuencia, a la expulsión de personas de sus tierras sin una indemnización adecuada.
Con el objetivo declarado de contrarrestar estas tendencias, el Banco propuso siete principios voluntarios para la inversión agrícola en los países en desarrollo, que van desde el respeto a los derechos existentes a la tierra y los recursos naturales, el fortalecimiento de la seguridad alimentaria, la transparencia y la rendición de cuentas y plena consulta, a fines de generar impactos social y ambientalmente positivos.
Incluso este conjunto de principios, propuestos por el Banco para reducir los riesgos de la reacción social a las inversiones en tierras, y que fueron nuevamente fuertemente criticados como una legitimación sustancial del acaparamiento de tierras, no podrán ser aplicados en las propias políticas agrícolas del Banco y las prácticas de préstamos, si el proyecto de préstamo a CalyxAgro sigue adelante:
• La CFI afirma que “será el primer financista en proporcionar financiación a largo plazo para Calyx, sin la cual la compañía puede tener que reducir sus planes de expansión”, y reconoce que su “sello de aprobación” ayudará a Calyx Agro si se lleva a cabo una primera oferta pública en la Bolsa.
Esto implica que la CFI, a través de la aprobación de este préstamo, concedería una cobertura significativa y el apoyo a una mayor expansión de Calyx en su campo de operación.
CalyxAgro se estableció en la Argentina por Louis Dreyfus Commodities en 2007 como un vehículo para la adquisición de tierras de cultivo en el sur de América Latina. Louis Dreyfus es propiedad de la familia Louis-Dreyfus en Francia y es uno de los mayores operadores del mundo de productos agrícolas.
Tras la apertura de los fondos de nuevos inversionistas en el 2008, AIG Investments, el vehículo de administración de activos de la compañía de seguros American International Group (AIG) realizó una inversión de $ 65 millones en Calyx Agro ese año. Tras la crisis de AIG, como resultado de su participación en el escándalo de las hipotecas sub-prime en EE.UU., la compañía se vio obligada a vender su división de inversión al Grupo multimillonario de Hong Kong, perteneciente a Richard Li, Pacific Century. AIG Investments ha pasado a denominarse Inversiones PineBridge en 2010 y sus inversiones en Calyx Agro se mantuvieron.
Según un informe de 2008 (3) del Conselho Administrativo de Defesa Econômica (CADE) de Brasil, los otros inversores importantes en Calyx Agro son los siguientes:
• TRG Management, un nuevo fondo de cobertura con sede en Nueva York, operado por el Grupo Rohatyn, fundado por los antiguos banqueros de JPMorgan en 2003 para invertir en mercados emergentes;
• Worldstar Ltd, una subsidiaria de Said Holdings, que es un holding de inversión, constituido en las Bermudas, que pertenece a Wafic Said, un hombre de negocios sirio-saudí
• Pictet Private Equity Investors, una compañía privada de inversiones con sede en Suiza;
• Solvia Investment Management, un instrumento de inversión para la gestión de inversiones con sede en Londres, Oslow Capital Management.
Este préstamo a Calyx Agro, una empresa con mandato de compra de tierras agrícolas en América Latina para ricos inversores extranjeros, facilitaría una expansión a gran escala de la tenencia de la tierra por parte de los financistas.
El Banco Mundial, a través de la CFI y la Agencia Multilateral de Garantía de Inversiones, ya está directamente implicado en la financiación del acaparamiento mundial de tierras, y el préstamo de la CFI para Calyx Agro sólo profundizaría su participación. De hecho, la CFI ha proporcionado recientemente la financiación a un accionista de Calyx Agro para proyectos similares. En 2009, la CFI aprobó un préstamo de 15 millones de dólares para apoyar los planes de expansión de NFD Agro Ltd, una empresa de plantaciones de soja con sede en Paraguay, que posee la empresa Desarrollo Agrícola del Paraguay (Grupo DAP) y que está muy involucrada en la polémica Mesa Redonda de la Soja Responsable (4).
NFD Agro es controlada por empresarios argentinos y la banca estadounidense JP Morgan, mientras que TRG management, accionista de Calyx Agro, posee el 11,7% de la compañía (5). Posteriormente, en el 2010, la CFI aprobó una inversión de capital de 25 millones de dólares en un fondo con sede en Mauricio administrado por TRG, llamado TRG Africa Catalyst Fund I, que está invirtiendo en recursos y el sector de bienes de consumo en el África subsahariana (6).
En un momento en que los movimientos sociales en América Latina y en todo el mundo están exigiendo el fin del “acaparamiento de tierras de cultivo” y donde muchos de los gobiernos de la región están tomando medidas para restringir la inversión extranjera en sus tierras de cultivo, es inaceptable que una institución multilateral como el Banco Mundial esté ofreciendo apoyo directo a algunos de los actores más importantes del mundo involucrados en el acaparamiento de tierras.
• La CFI afirma que “las operaciones agrícolas de Calyx incluyen la producción de granos y oleaginosas en fincas propias y arrendadas, incluyendo soja, trigo, maíz, girasol y algodón, entre otros”.
Calyx Agro es una de las entidades privadas que se han establecido en los últimos años, a menudo respaldada por inversionistas extranjeros, para adquirir grandes superficies agrícolas en el Cono Sur de América Latina y para convertir estas tierras en plantaciones de monocultivos a gran escala para la producción de soja, caña de azúcar, maíz y otras materias primas para la exportación. Las operaciones de las explotaciones que adquieren por lo general son subcontratadas a empresas especializadas en gestión de plantaciones, que desarrollan prácticas agrícolas altamente mecanizadas y químicamente intensivas, a menudo basadas en el uso de cultivos genéticamente modificados que resisten la aplicación de grandes dosis de herbicidas.
Estas empresas han sido decisivas para el auge regional en monocultivos de soja, que ahora ocupan la cuarta parte de todas las tierras agrícolas en Paraguay y que han crecido a un ritmo de 320.000 hectáreas por año en Brasil desde 1995. En Argentina, donde la soja ocupa alrededor de la mitad de las tierras agrícolas en el país, 5,6 millones de hectáreas de tierras no-agrícolas fueron convertidas a la producción de soja entre 1996-2006. (7)
Los efectos devastadores que estas plantaciones han tenido en las personas y el medio ambiente en América Latina están bien documentados y reconocidos por múltiples actores (8).
Estos impactos incluyen deforestación, degradación del suelo, envenenamiento por pesticidas, pérdida de biodiversidad y contaminación genética. Una consecuencia directa es el incremento explosivo del uso de plaguicidas. Sólo en Brasil, el mercado de plaguicidas es ahora de un valor de más de 5 mil millones de dólares, cuatro veces lo que era en 1992 (9).
Las consecuencias socio-económicas incluyen la pérdida del sustento para la población local, la concentración severa de tierras e ingresos, la expulsión de la población rural a áreas urbanas, a menudo con violencia, y el agravamiento de la inseguridad alimentaria. También se han documentado las condiciones de esclavitud en muchas plantaciones de soja y de caña de azúcar.
La expansión de estos cultivos desvía fondos públicos que podrían utilizarse en educación, salud, y en métodos alternativos mucho más sostenibles, los agroecológicos. Y reduce la seguridad alimentaria potencial de los países objetivo. Mucha de la tierra antes dedicada a la producción de cereales, productos lácteos o frutas se ha convertido a la soja y el maíz para la exportación, lo que lleva a la rápida multiplicación de impactos ecológicos y sociales, así como a la escalada de precios de los alimentos básicos en la región.
• La CFI afirma que “la inversión propuesta contribuirá al desarrollo económico rural a través de la creación de empleo y el vínculo con (y en algunos casos el apoyo a la creación de) las PYME (contratistas agrícolas) en zonas rurales. Se espera que la inversión genere una serie de beneficios sociales y económicos, incluyendo el crecimiento económico y mayor productividad del sector agrícola, que incluye: (a) Mejor uso de la tierra, (b) Transferencia de Buenas Prácticas Sostenibles; (c) Desarrollo del Sector Privado y aumento del Empleo”.
Sin embargo, toda la evidencia en la expansión a gran escala de la agricultura industrial ha demostrado que tiene efectos negativos globales sobre el empleo y la población rural. En Brasil, por ejemplo, el 85% de los establecimientos agrícolas está basado en grupos familiares, pero ocupan sólo el 24,3% de la superficie total del país ocupada por fincas. Se ha registrado a la agricultura familiar como generadora de trabajo para 13 millones de personas – alrededor del 80% del total de trabajadores rurales (10). Esos empleos se ven amenazados por la expansión de la agricultura industrial y la adquisición de tierras. En Brasil, se crean sólo dos puestos de trabajo por cada 100 hectáreas de plantaciones de soja.
El informe del BM mencionado anteriormente puso de relieve cuán frecuentemente los inversores no han creado el número de empleos que han prometido, y no han invertido de manera efectiva en las tierras adquiridas, ya sea debido a la falta de conocimientos agrícolas o porque estaban más interesados en las ganancias especulativas que en los cultivos. Y continúa afirmando que “los estudios de caso ponen de manifiesto que en muchas instancias los inversores extranjeros no han podido hacer realidad este potencial, contribuyendo en cambio a la pérdida de los medios de subsistencia. Estos problemas incluyen el desplazamiento de las poblaciones locales de sus tierras sin una indemnización adecuada, tierra entregada muy por debajo de su valor potencial, la aprobación de proyectos que fueron sólo posible gracias a subsidios adicionales, la generación de externalidades negativas ambientales o sociales, o la invasión de zonas no transferidas al inversor para hacer un proyecto de bajo rendimiento económicamente viable”.
El 11 de marzo de 2010, cerca de 100 organizaciones de la sociedad civil de 38 países han hecho comentarios sobre la Política de Sostenibilidad Social y Ambiental, Normas de Desempeño y la Política de Divulgación de la CFI, exigiendo que los préstamos del Banco Mundial a las empresas privadas sean mucho más sensibles a las preocupaciones sociales y ambientales. La carta describe que la CFI carece de transparencia y de supervisión, falla en el respeto a los derechos humanos, no desarrolla adecuadas políticas para el cambio climático, todo lo cual socava la capacidad del BM para cumplir su misión de luchar contra la pobreza.
Por la presente, queremos también reafirmar que la adquisición de tierras por empresas privadas no resuelve los problemas inminentes de la pobreza, el hambre y la necesidad de la reforma agraria, sino que por el contrario, pone en peligro el ya frágil sustento de las comunidades rurales. La CFI también está fallando en su misión al promover el acceso de los inversores a tierras en lugar de dar prioridad a estos derechos humanos básicos.
Como organizaciones de la sociedad civil internacional, fuertemente comprometidas con la soberanía alimentaria y dedicadas a la defensa del derecho a la alimentación y al manejo de la tierra por parte de las comunidades rurales a nivel mundial, demandamos a la Junta de Directores de la CFI que se abstenga de conceder el préstamo a CalyxAgro.
Denunciamos enérgicamente este préstamo, ya que marca una contradicción flagrante entre la misión declarada del Banco referida a la eliminación de la pobreza y al desarrollo sostenible, y sus políticas y prácticas prestamistas. Continuaremos proporcionando documentación detallada sobre estos y otros temas de interés.
Firman:
Acción Ecológica, Ecuador
Acción por la Biodiversidad, Argentina
Campagna per la Riforma della Banca Mondiale (CRBM)
Centro Ecológico, Brasil
COECOCEIBA-Amigos de la Tierra Costa Rica
Confédération Paysanne
Focus on the Global South
Amigos de la Tierra Internacional
GRAIN
La Vía Campesina
Land Research Action Network (LRAN)
Red de Coordinación en Biodiversidad, Costa Rica
REDES-AT, Uruguay
SOBREVIVENCIA, Amigos de la Tierra Paraguay
Notas
(1) Disponible en http://www.ifc.org/ifcext/spiwebsite1.nsf/0/E4CD528CC457947C8525787E006E382D
(2) La Corporación Financiera Internacional (IFC) es la división de préstamos para el sector privado del Grupo del Banco Mundial. Provee financiamiento al sector privado, inversión y servicios de asesoría tanto para el sector gubernamental como para el sector privado.
(3) Disponible en http://www1.seae.fazenda.gov.br/littera/pdf/08012005483200877.pdf
(4) Lea el informe sobre el Grupo DAP del Observatorio Europeo de las Corporaciones: http://www.corporateeurope.org/system/files/files/resource/DAP_articleFINAL.pdf)
(5) Ver el resumen de la IFC sobre el proyecto: http://www.ifc.org/ifcext/spiwebsite1.nsf/0/B3A74FCDEC6DC008852576BA000E2DA1
(6) Ver el resumen de la IFC sobre el proyecto:
http://www.ifc.org/ifcext/spiwebsite1.nsf/f451ebbe34a9a8ca85256a550073ff10/0d4c1019ea516708852576e3005f182c?OpenDocument
(7) Walter Pengue y Miguel Altieri, “GM soya bean: Latin America’s new colonizer”, Seedling, January 2006, http://www.grain.org/seedling/?id=421
(8) PM Fearnside (2001), “Soybean cultivation as a threat to the environment in Brazil”, Environmental Conservation 28: 23-28; PF Donald (2004), “Biodiversity impacts of some agricultural commodity production systems,” Conservation Biology 18:17-37; Walter Pengue (2005), “Transgenic crops in Argentina: the ecological and social debt,” Bulletin of Science, Technology and Society 25: 314-322;
Jane Rissler and Margaret Mellon (1996), The ecological risks of engineered crops, MIT Press, Cambridge, Mass. GRAIN, “Corporate candyland”, Abril 2009: http://www.grain.org/seedling/?id=589
(9) IBGE (2009b). Censo Agropecuário 2006. Agricultura familiar. Brasil, Grandes Regiões e Unidades da Federação. IBGE, 2009. Disponible en: http://www.ibge.gov.br/home/estatistica/economia/agropecuaria/censoagro/agri_familiar_2006/default.shtm. Accessed September 17 2010.
(10) Foro Brasileño de ONGs e Movimientos Sociales para el Medio Ambiente y el Desarrollo (FBOMS): “Agronegocios y agrocombustibles: una mezcla explosiva” Río de Janeiro, 2006, p. 6.