Campesinos denuncian impactos del cambio climático en el medio rural y su consecuencia más grave

Campesinos denuncian impactos del cambio climático en el medio rural y su consecuencia más grave: el hambre

Este sábado se llevó a cabo el Día de Acción Global contra el Cambio Climático, en paralelo a la Conferencia de Naciones Unidas que está sesionando en Bali desde hace dos semanas. Una delegación de más de 200 integrantes de la Vía Campesina de unos 20 países de Asia, África, América y Europa participaron en el reclamo de medidas gubernamentales serias para que se atienda la crisis del cambio climático a nivel internacional. Junto a unas 1300 personas de movimientos y organizaciones sociales indonesias y de decenas de países, los agricultores, pequeños productores y campesinos sin tierra se sumaron a una gran movilización en la zona balinesa de Kuta en reclamo por justicia climática.

Radio Mundo Real entrevistó al coordinador internacional de la Vía Campesina, Henry Saragih, quien además es el máximo dirigente del Sindicato de Organizaciones Campesinas de Indonesia. “Para nosotros es muy importante decirle al encuentro de los gobiernos en la COP 13 de Naciones Unidas sobre Cambio Climático, que si continúan con el principio de enfrentar el calentamiento global basándose en el mercado no lograrán resolver el problema ambiental ni el del hambre en el mundo”, manifestó Saragih.

Impactos del cambio climático en el campo

El coordinador internacional de la Vía Campesina dijo que las estaciones han cambiado y que ahora las temporadas secas son más largas y las de lluvia más cortas, lo cual agrava la situación de millones de campesinos y productores de alimentos.

Saragih manifestó que en 1996 habían unos 830 millones de personas con hambre en el mundo y los gobiernos a nivel mundial hicieron un compromiso para reducir la pobreza. “Ahora hay más de 853 millones de personas con hambre. Esto pasa por las soluciones de mercado que han buscado”, evaluó el campesino.

Un documento elaborado por la Vía Campesina de cara a su participación en las actividades que se realizan en Bali paralelamente a la COP 13, expresa que las sequías e inundaciones están llevando a fracasos en las cosechas, lo que conlleva un aumento del número de personas hambrientas en el mundo.

“Hay estudios que predicen un descenso de la producción agrícola global de entre un 3 y un 16 por ciento para el año 2080. En las regiones tropicales, el calentamiento global es muy probable que lleve a un grave declive de la agricultura (más del 50 por ciento en Senegal y del 40 por ciento en India), y a la aceleración de la desertificación de tierras de cultivo”, dice el documento.

Incluso esta red internacional de organizaciones y movimientos campesinos apunta que es la producción industrial de alimentos la que está contribuyendo de forma significativa al cambio climático y a la destrucción de las pequeñas comunidades rurales. El transporte intercontinental de alimentos, con las consecuentes emisiones de dióxido de carbono, la destrucción de tierras y bosques a partir de la deforestación, una de las actividades que más emite gases contaminantes a nivel mundial, y el uso de insumos químicos en la agricultura, son algunas de las formas enumeradas por la Vía Campesina mediante las cuales se agrava el cambio climático. Esas actividades están transformando a la agricultura en un consumidor adicto de energías fósiles, explica la Vía Campesina.

“Bajo las políticas neoliberales impuestas por la Organización Mundial de Comercio, los acuerdos de libre comercio bilaterales, así como por el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, la comida se produce con pesticidas derivados del petróleo y fertilizantes”, agrega uno de los movimientos sociales más grandes y fuertes a nivel mundial.

Agrocombustibles: Producción de alimentos para máquinas

Los agrocombustibles son una de las soluciones de mercado impulsadas por países como Estados Unidos, uno de los mayores contaminantes a nivel mundial, para disminuir el uso de combustibles fósiles y de esa forma reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Sin embargo, su implantación significa deforestación en inmensas áreas de bosques, desplazamiento de comunidades originarias de esas tierras y utilización de transgénicos, entre otras cosas fuertemente cuestionadas desde varios movimientos y organizaciones sociales. Estos grupos señalan además que el impulso a los agrocombustibles lo que verdaderamente busca es beneficiar a inmensas corporaciones transnacionales de varios sectores industriales implicados en su desarrollo.

“Los agrocombustibles son negativos para la gente, porque significan hacer alimentos no para alimentar a los pobres sino para las máquinas. Esto está haciendo que día a día el hambre aumente, como ocurre en Indonesia”, manifestó Saragih. Contó que ese país es uno de los más importantes productores y exportadores de palma aceitera, que sirve para la producción de agrocombustibles, y que ella se destina principalmente al mercado exterior, lo cual complica las posibilidades de la población local de acceder a un aceite de calidad para cocina, por ejemplo. Agregó que a pesar del impulso a las plantaciones de palma aceitera, los trabajadores implicados en su producción no reciben buenos salarios, y que en las zonas en donde se planta ese cultivo hay mucha gente con hambre, lo que demuestra que se trata de una industria que no beneficia el mercado local.

Además, “la palma aceitera destruye la tierra, complica la irrigación, daña el ecosistema, porque ninguna planta puede crecer” en las áreas donde se arraigó ese cultivo, agregó Saragih.

La Vía Campesina demanda el desmantelamiento completo de las compañías de agrocombustibles, que “están despojando a los pequeños productores de sus tierras, produciendo comida basura y creando desastres medioambientales”, según dice el documento político elaborado para Bali.

La agricultura sustentable a pequeña escala enfría el planeta: la soberanía alimentaria como bandera

La Vía Campesina ha estado participando en Bali de la Aldea de la Solidaridad por un Planeta Sin Calentamiento, donde se han realizado durante varios días talleres, charlas, debates y conferencias. La Aldea fue organizada por la misma Vía Campesina, especialmente por el Sindicato de Organizaciones Campesinas de Indonesia, diversos movimientos y organizaciones locales y otras como Amigos de la Tierra Internacional y Focus on the Global South, la Coalición Mundial por los Bosques y la red Nuestro Mundo No Está en Venta.

Saragih destacó la organización de este encuentro por parte de la Vía Campesina. “Son realmente los pueblos los que pueden solucionar el problema del calentamiento global hoy, porque los pueblos desde hace muchísimo tiempo tenemos la cultura local”, consideró.

El coordinador internacional de Vía Campesina cree que los trabajadores rurales a nivel internacional pueden hacer frente a la crisis del hambre para alimentar a la humanidad, aunque para eso necesitan políticas gubernamentales que apoyen su trabajo en el campo. Y ese trabajo los campesinos lo hacen “sobre la base de la solidaridad”, dijo Saragih.

El documento político de la Vía Campesina para Bali agrega: “Creemos que la agricultura sostenible a pequeña escala y el consumo local de alimentos va a invertir la devastación actual y sustentar a millones de familias campesinas. La agricultura también puede contribuir a enfriar la tierra, usando prácticas agrícolas que reduzcan las emisiones de dióxido de carbono y el uso de energía por los campesinos”.

“Nosotros advertimos en 1996 a los gobiernos que para solucionar el problema del hambre debían implementar los principios de la soberanía alimentaria, no sólo de la seguridad alimentaria”, aseguró Saragih. “La soberanía alimentaria implica que todos los países, todos los pueblos, tienen el derecho a producir sus alimentos, usando sus recursos, no basados en el libre mercado, ni en la liberalización, privatización y desregulación, ni en los principios de la Organización Mundial de Comercio, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional”, agregó.

La soberanía alimentaria implica además que los pueblos tienen el derecho a decidir qué alimentos consumir, de qué forma y cómo comercializarlos. “Da prioridad a las economías y mercados locales y nacionales, dando el poder a campesinos y pequeños agricultores, a los pescadores tradicionales, a los pastores y a la producción, distribución y consumo de alimentos basada en la sostenibilidad ambiental, social y económica”, dice la declaración política de la Vía Campesina.

“Colocamos en el fundamentos de los sistemas y de las políticas alimentarias las aspiraciones y necesidades de aquellos que producen, distribuyen y consumen alimentos, en lugar de las demandas de los mercados y de las multinacionales”, agrega el documento.

Saragih manifestó que originalmente todos los países se podían alimentar ellos mismos con sus recursos. Explicó que el Foro Mundial de Soberanía Alimentaria, realizado en febrero en Mali, fue organizado por la Vía Campesina y otras organizaciones justamente para decir que los pueblos del mundo se pueden alimentar ellos mismos a través de los principios de la justicia social, y no del mercado. “Indonesia es un país agrario, de granjeros, y no podemos alimentarnos a nosotros mismos, debemos importar comida porque tenemos políticas de mercado”, se lamentó el coordinador internacional de la Vía Campesina.

Finalmente Saragih dejó un mensaje de ese movimiento social a los delegados en la COP 13: “Esta vez decimos a los gobiernos: por favor, sean serios, ahora el mundo está en un proceso peligroso. Si no cambiamos el orden económico del modelo de industrialización, el mundo, el planeta, tendrá muchos problemas”.

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