Campesinos africanos comparten sus experiencias de lucha
“Es sorprendente comprobar lo conectadas que están nuestras luchas”. Con un semblante lleno de entusiasmo e ilusión, Nicolette Cupido no lograba esconder su emoción. Hay dos razones que explican su estado de ánimo. Es la primera vez que acude a una conferencia mundial de movimientos campesinos como el que está teniendo lugar desde el 16 de julio en Derio, a las afueras de Bilbao, en el País Vasco. Por otro lado, el movimiento que representa, la Campaña de reforma agraria para la soberanía alimentaria (FSC) de Sudáfrica, es una de las organizaciones aceptadas como nuevo miembro de La Vía Campesina.
Nicolette, organizadora comunitaria y miembro de FSC, se dedica a la producción de alimentos en su casa y en los jardines comunitarios de Moorreesburg, un pueblo en la provincia del Cabo Occidental situado a 120 kilómetros de Ciudad del Cabo.
Cultiva gran variedad de hortalizas y así es como contribuye a construir la soberanía alimentaria. “Planto tomates, cebollas, remolacha, berza y zanahoria. La lucha por la soberanía alimentaria tiene que ser pragmática”, dice.
Al igual que Nicolette, otra veintena de campesinos africanos que representan movimientos de Mozambique, Zimbabwe, Níger, Malí, Senegal y Ghana están participando en la conferencia.
Esta conferencia se está desarrollando a la par que África vive momentos difíciles, tal y como lo indica Ibrahima Coulibaly, de la Coordinación nacional de organizaciones campesinas (CNOP) en Malí. Casi en todas partes en África, las élites y las empresas están sumando esfuerzos para capturar y controlar los medios de producción más básicos como la tierra, los recursos mineros, las semillas y el agua. Estos recursos están siendo privatizados de manera incremental debido a la miríada de acuerdos de inversiones y políticas impulsadas por nuevos enfoques institucionales que han sido impuestos en el continente por las potencias occidentales y las instituciones de Bretton Woods.
“La democracia está siendo atacada. La represión de las protestas y el asesinato de líderes políticos está aumentando, pero tenemos que seguir construyendo alternativas”, añade Coulibaly.
Elizabeth Mpofu, del Foro de pequeños productores de Zimbabwe (ZIMSOFF), es una pequeña agricultora quien tuvo acceso a la tierra tras participar en una ocupación radical de la tierra que desembocó en un proceso acelerado de reforma agraria a principios de los años 2000, en Zimbabwe. Según ella, construir alternativas significa actuar de forma directa. “Yo era una mujer sin tierra. Con valor y determinación, hicimos frente a la situación y entramos en acción. Ahora tengo tierra y cultivo de manera agroecológica”, dice.
Las relaciones entre el estado, el poder corporativo y el campesinado siempre han sido abusivas. Esto es lo que caracteriza la cuestión agraria en África. Como lo han argumentado algunos académicos, estas relaciones han sido y son coercitivas.
La percepción de que África es una inmensa área “infra utilizada”, por lo tanto disponible para la inversión agrícola a gran escala, se perpetúa a día de hoy, y con más arraigo entre algunos gobiernos occidentales e inversores extranjeros.
El campesinado africano, sin embargo, siempre ha resistido la incursión del capitalismo en el campo. “África nos ha enseñado muchos siglos de lucha y resistencia”, comenta Eberto Diaz, líder campesino en Colombia, durante la sesión de apertura de la VIIa Conferencia de La Vía Campesina. Elizabeth Mpofu comparte la misma convicción: “pienso que nuestras experiencias históricas y actuales de lucha en África pueden inspirar a compañeros de otros países”.
Domingos Buramo, de la Unión de campesinos de Mozambique (UNAC) compartió en la conferencia las experiencias de los campesinos y de otras organizaciones de la sociedad civil contra el acaparamiento de tierras y los proyectos de inversión a gran escala en Mozambique. Mencionó que la resistencia contra ProSavana en Mozambique, un proyecto agrícola de proporciones desmedidas, es un ejemplo de lo transformadoras que pueden llegar a ser las luchas articuladas. “Ahora el gobierno está cambiando su visión como resultado de nuestro trabajo. Tenemos el poder de cambiar nuestras sociedades,” exclama Buramo.
En Sudáfrica, las personas negras sin tierra se están comprometiendo de diferentes maneras para protestar por el acceso a la tierra, al agua, y al desarrollo de los recursos. “Protestamos a través de diferentes tipos de acción social como marchas de protesta, piquetes, sentadas e incluso ocupaciones de tierra”, dice Tieho Mofokeng, del Movimiento de personas sin tierras en Free State, Sudáfrica.
África, incluyendo el Maghreb, fue el último continente en ser parte de la Via Campesina. Desde 2004, el número de movimientos campesinos africanos que se han unido a La Vía Campesina ha ido aumentando. Los movimientos Africanos consideran su membresía al movimiento campesino como un proceso estratégico para amplificar sus luchas y reforzar el internacionalismo.
La conferencia internacional de La Vía Campesina es el más elevado e importante espacio de toma de decisiones del movimiento.