Campaña de la VÍA CAMPESINA por el fin de la violencia contra las mujeres
Por la reforma agraria y la soberanía alimentaria. No más violencia contra las mujeres
Documento de presentación para la V Conferencia de Vía Campesina, Mozambique, octubre de 2008
Llamamiento a la campaña
Nosotros, los hombres y mujeres de Vía Campesina, permanecemos juntos para denunciar la violencia que se ejerce en todas sus formas contra las personas, especialmente contra las mujeres. Las estadísticas sobre las agresiones y las muertes de mujeres en el mundo nos demuestran, sin dejar lugar a dudas, que las mujeres son más vulnerables a la violencia, no solo de las instituciones y los Estados, sino también la violencia ejercida en sus propios hogares y comunidades, de los que deberían esperar y de los que merecen respeto, paz y seguridad.
Las mujeres de las comunidades rurales se encuentran en una situación de mayor exclusión y opresión social y económica. Esa es la razón por la que nosotros, como movimiento campesino, debemos movilizarnos ante esta tremenda injusticia.
Sabemos que nosotros, hombres y mujeres, debemos permanecer unidos contra el sistema neoliberal que nos arrebata nuestra dignidad, nuestra forma de vida y los recursos que precisamos para sobrevivir. Un sistema que roba nuestro trabajo, explota nuestra indefensión y nuestra pobreza para aumentar su riqueza, su poder y su control.
Pero en realidad, los hombres y las mujeres a menudo están divididos por la misma falta de respeto y de derechos que demuestran los ricos y los poderosos, y también los gobiernos e instituciones que les apoyan. Cuando reproducimos ese modelo de conducta de exclusión, les mostramos que aceptamos su modelo de “el fuerte contra el débil” al margen de la justicia.
Nuestra tarea, que debemos realizar incansablemente, consiste en construir un modelo de sociedad que parta de las raíces; un modelo en que todos, hombres y mujeres, rechacemos la violencia en todas sus formas: económica, social, física, mental, sexual y medioambiental. Y debemos garantizar que ese modelo NO TOLERE la violencia.
Una sociedad que excusa, perdona o encubre la violencia bajo el manto de la cultura o de la religión no es el modelo de sociedad en el que estamos trabajando. Toda la comunidad debe enfrentarse a los individuos, las instituciones y los gobiernos violentos en todos los lugares y en todas las situaciones del mundo. Necesitamos una sociedad que construya comunidades seguras y con valores que aprecien la riqueza de cada ser humano y reconozcan que los derechos de las mujeres son derechos HUMANOS.
Con ese fin, exigiremos leyes en todos los niveles de la sociedad que protejan y defiendas los derechos de las mujeres.
El fin de toda la violencia comienza en nuestros corazones, en nuestros hogares y en nuestras comunidades. No ganaremos esta batalla hasta que no concentremos nuestra ira, nuestra indignación y nuestra voluntad en crear una nueva sociedad sobre los sistemas e instituciones que utilizan la violencia para controlar y reprimir a las personas en beneficio de sus necesidades egoístas, y contra las mujeres que sostienen la mitad de la tierra con su esfuerzo.
Para acabar con la violencia necesitaremos educación y una nueva conciencia de cómo la violencia roba la vitalidad de cada persona, de la familia y de la comunidad, ya que impide que se alcancen la verdadera igualdad y la participación de las mujeres; esas mujeres que son capaces de utilizar, y que de hecho utilizan, su inteligencia, su talento, su fuerza y su coraje para ayudar a las comunidades a crecer y a alcanzar un mundo justo para todos.
Hasta que no nos comprometamos a acabar con la violencia contra las mujeres, no podremos construir el modelo de sociedad justa que promulgan los principios de Vía Campesina. Únete a nosotros en la lucha por acabar con la violencia apoyando nuestra campaña.
¿En qué consiste la campaña?
El modelo neoliberal de producción agrícola basado en los monocultivos, la agricultura de exportación y el abuso de productos químicos, ha acabado con los modos de vida rural y ha empujado a millones de agricultores a las grandes ciudades, al tiempo que destruían la naturaleza. Este modelo ha provocado hambre, miseria y exclusión, en beneficio de las grandes compañías transnacionales. Y este sistema ha afectado a las mujeres de un modo especial. La desigualdad y la división sexual del trabajo han mantenido a las mujeres como responsables del trabajo doméstico y el cuidado de los hijos, de los enfermos y de los mayores de la familia. En los empleos remunerados, las mujeres con igual o mayor preparación que los hombres reciben un salario menor a igual trabajo.
Además, las mujeres son también víctimas de la violencia doméstica allá donde las relaciones de poder se ocultan, y la violencia y la sumisión se naturalizan; allá donde la sociedad “se lava las manos” y aplican el lema “en una pelea entre un hombre y una mujer, no hay que meterse". Estas actitudes se traspasan de generación en generación, se perpetúan y se refuerzan por medio de religiones que emplean sus herramientas, sus ritos y sus reglas para justificar y mantener el patriarcado, afianzando con ello la idea de que la mujer debe obedecer al hombre.
La cultura capitalista patriarcal se sostiene sobre cuatro pilares de violencia:
1) Violencia basada en la dependencia económica de las mujeres, sobre el desempleo y el subempleo en las ciudades. En las comunidades rurales, no se considera que el trabajo de las mujeres produzca ingresos y riqueza; solo se concibe como una ayuda a los maridos o las parejas. Las mujeres tiene acceso limitado a los recursos productivos, a la salud, a la educación, al ocio, a la protección social y al estado de bienestar, o a la seguridad entre otros aspectos.
2) La violencia resultante de que las mujeres no puedan decidir sobre sus propios cuerpos. Los hombres, el Estado, la religión, la familia y muchas actitudes sociales imponen una pauta de obediencia y de comportamiento en las mujeres, evitando así que tomen sus propias decisiones. Por ejemplo, el derecho al aborto no está garantizado en muchos países y el tráfico de mujeres se da a gran escala en todo el mundo.
3) La violencia basada en la exclusión de las mujeres de la vida política: las mujeres participan poco en los ámbitos del poder, y la toma de decisiones, tanto a nivel doméstico como entre las clases dirigentes, sigue en manos de los hombres (la propiedad, las comunidades religiosas, los partidos políticos, los espacios de decisión del aparato del estado, los movimientos sociales…)
4) La violencia física y psicológica se emplea contra las mujeres cuando los hombres no consiguen dominarlas por otros medios (el honor de los hombres, el machismo, control, poder). Algunos ritos y costumbres también marginan a las mujeres: los ritos de iniciación, los matrimonios a edades tempranas, la mutilación, los alimentos prohibidos y otras prácticas que humillan y hieren a las mujeres. Esas prácticas son reproducidas tanto por hombres como por mujeres. Así mismo, la represión gubernamental de las mujeres que protestan y que se manifiestan demuestra una forma institucionalizada de violencia.
Objetivos de la campaña:
• Denunciar y hacer frente a todas las formas de violencia que se ejercen sobre las mujeres en los medios rurales en todos los países y al mismo tiempo, sacar a la luz la violencia contra las mujeres de la clase trabajadora. Queremos denunciar y acabar con todas las formas de violencia, desmitificar la violencia enraizada contra las mujeres y mostrar que la violencia es estructural en una sociedad neoliberal y patriarcal. Debemos establecer mecanismos de control social, hacer pública la violencia en los movimientos sociales y en la sociedad.
• Reforzar la organización y la lucha de las mujeres por su emancipación y avanzar hacia la igualdad de género y la participación de las mujeres en los espacios de poder.
• Concienciar en mayor medida a las mujeres para que entiendan las causas de la violencia y cómo escapar de ella. Todas las organizaciones de Vía Campesina deberían organizar sesiones especiales de formación que informen a las campesinas de sus derechos y de cómo defenderlos.
• Fortalecer las alianzas entre todos los grupos, movimientos y las gentes que estén dispuestos a hacer suya esta campaña como un estandarte de lucha.
• Presionar a los gobiernos para que cumplan los acuerdos y los tratados internacionales y lleven a cabo políticas que combatan todas las formas de violencia contra las mujeres. Hacer frente a la falta de voluntad política que demuestran la mayoría de los gobiernos a la hora de aplicar las leyes nacionales e internacionales, las convenciones y los tratados sobre derechos de la mujer.
• El objetivo final de la campaña es poner fin a todas las formas de violencia contra las mujeres y contribuir a la construcción de un proyecto de sociedad justa e igualitaria, ya que entendemos que en la cultura capitalista no hay lugar para cambios.
La campaña se desarrollará de manera continuada a través de acciones y confrontaciones programadas a corto, medio y largo plazo y se promuevan actividades y acciones de lucha en cada país.
Las diferencias de cada continente serán consideradas en la campaña; es necesario eliminar las desigualdades ya sean sociales, de clase, de género, culturales o étnicas.