#16Octubre: “La lucha contra el hambre es un desafío antiguo, la Soberanía Alimentaria es necesaria”
El hambre volvió a avanzar en el mundo y en Brasil, alerta João Pedro Stedile del Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra – La Vía Campesina.
Hasta la Segunda Guerra Mundial predominaba la perspectiva de que el hambre era causada por catástrofes naturales, sequías, fuertes vientos, heladas, baja fertilidad del suelo o por el aumento constante de la población.
En la década de 1950, Josué de Castro, médico, geógrafo y pensador brasileño defendió la teoría de que el hambre era causado por una deformación en las relaciones sociales de producción. Es decir, no era causado más que por el mismo ser humano. En su libro “Geografía del Hambre” demostró que su propia tierra lo sufría más en la zona selvática fértil que en el sertón pernambucano. Se tornó un referente mundial y fue elegido primer presidente de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura).
En Oriente, China llevaba a cabo la mayor revolución de todos los tiempos: realizaba una reforma agraria radical y lograba eliminar el hambre de su pueblo gracias a la expulsión de colonizadores e imperialistas.
En la década de 1960, el capitalismo respondió que la lucha contra el hambre sería posible solo con el aumento de la productividad física de las plantas y de las tierras. Y esto se conseguiría, únicamente, con semillas híbridas e insumos agroquímicos. Era la “Revolución Verde”, que se oponía a la revolución roja en China. Al principal agrónomo defensor de esta teoría, Norman Borlaug, se lo premió con el Premio Nobel de la Paz (1970).
El hambre, para entonces, afectaba a cien millones de personas en todo el mundo. Transcurrieron décadas y la Revolución Verde no terminó con el hambre. Solo la hizo crecer.
En la década de 1990, la FAO reunió a sus gobiernos y especialistas para que aplicaran la teoría de Seguridad Alimentaria. Cada gobierno debería adoptar políticas que garantizaran a toda su población el acceso a la comida. Se sugirieron, en este sentido, ciertas medidas, como la implementación de programas similares al Bolsa família, en Brasil (o la AUH, en la Argentina, por ejemplo); la distribución de canastas básicas, tarjetas alimentarias, vales para supermercados, entre otros.
Muchos países adoptaron esta política. En Brasil, la política de Seguridad Alimentaria fue adoptada por primera vez por el gobierno de Fernando Henrique Cardoso y sería durante el gobierno de Lula que esta se universalizaría. El hambre se redujo.
Mientras tanto, la FAO compraba el stock de empresas de países ricos y lo distribuía entre la gente con hambre de los países pobres bajo la modalidad de canastas básicas.
De esta forma, y ya en su etapa neoliberal, el capitalismo presentó el modelo del agronegocio como una forma de aumentar la producción agrícola. Impuso la propiedad privada, no solo de las tierras, cuyo origen data siglo del siglo XVIII, sino también de las semillas, de las plantas y de las nuevas especies. En todo el mundo, el gobierno de EE. UU. y la OMC respondieron a los intereses de las empresas transnacionales e impusieron leyes de patentes que normativizaban la propiedad privada de los seres vivos. Nacían, de este modo, las semillas transgénicas: la combinación de propiedad privada con la asimilación compulsiva de agrotóxicos, capaces de matar a todos los seres vivos, menos la semilla patentada. Y ambos eran producidos por la misma empresa.
En pocos años, el aumento del uso de venenos creció diez veces. Y apenas cinco grandes productoras como Bayer, Monsanto (ahora de Bayer), Basf, Syngenta, Dow Chemical e Du Pont obtuvieron ganancias increíbles. Pero el hambre aumentó y ahora se acerca a los mil millones de personas.
Hacia fines de la década del 90, La Vía Campesina y diversos investigadores adoptamos el concepto de Soberanía Alimentaria. El hambre solo desaparecerá si los gobiernos y los Estados se hacen eco de políticas públicas de acceso a la tierra, así como de estímulo a la producción de alimentos para la agricultura familiar y campesina dentro de sus territorios. La humanidad siempre se desarrolló, creció y progresó produciendo los alimentos en los mismos territorios en los que los pueblos viven.
Es decir, cada pueblo puede y debe producir sus propios alimentos en su territorio; de otra forma, no podrá sobrevivir ni progresar. Todo pueblo que dependa de alimentos que no sean de su territorio es un pueblo dependiente, subordinado a los intereses de las empresas y de gobiernos extranjeros.
Hoy existe una lucha ideológica permanente contra los intereses de las empresas transnacionales, que controlan el comercio de alimentos en el mundo. Menos de cincuenta empresas controlan el 58% de todo el PBI agrícola mundial, sus insumos, producción y comercio. Imponen, así, precios internacionalizados.
Actualmente, la alimentación del mundo se redujo a seis granos, únicamente: soja, maíz, arroz, trigo, frijoles y centeno, que representan casi el 80% del consumo humano y animal. Esto evidencia una distorsión alimentaria, una total dependencia. Significa la destrucción de culturas culinarias milenarias, lo que claramente va a afectar la salud de todxs. Y no sólo eso: en muchos países, como en Brasil, el hambre volvió a crecer.
De esta forma, los investigadores serios, los movimientos campesinos y de la agricultura familiar siguen defendiendo la necesidad de adoptar la Soberanía Alimentaria: políticas para que los agricultorxs produzcan los alimentos necesarios para su propia sociedad. Expresan la necesidad de poner en práctica técnicas de producción agroecológica que aumenten la productividad de las tierras y del trabajo sin agredir a la naturaleza y sin emplear agrotóxicos que, claro está, destruyen la diversidad natural.
De esto se trata la lucha actual, que será capaz de definir un futuro de hambre o de alimentos para todxs; de respeto a la naturaleza o de profundización de la crisis ambiental y multiplicación de catástrofes. El 16 de octubre, Día Mundial de la Defensa de la Alimentación Saludable, es un momento de reflexión sobre el futuro de nuestro planeta. Sos vos quien decide! Eres tú quien decide!
Fuente: https://www.poder360.com.br