#Venezuela: el campesinado resiste al bloqueo económico incrementando la producción de alimentos
BOAVENTURA MONJANE*
A causa de las sanciones ilegales impuestas sobre Venezuela por los Estados Unidos (EE. UU.) y sus aliados, se ha restringido la importación al país de alimentos, semillas, fertilizantes, maquinarias y otras necesidades básicas. Esto tuvo como resultado una disminución del 60% de la producción alimentaria a nivel nacional, pero el campesinado a pequeña y mediana escala de Venezuela está “apostando” al cultivo de alimentos con el menor uso posible de insumos comerciales como una forma de resistir al bloqueo económico que ha asediado al país desde 2014.
La juventud y las mujeres están desempeñando roles de liderazgo activo en este proceso. “Es nuestra responsabilidad histórica como jóvenes defender a la revolución [bolivariana] y continuar con la tarea de construir el socialismo como fuerzas populares de Venezuela. Y aquí lo estamos haciendo combinando la producción alimentaria con la formación político-ideológica,” dice Elisa Peña, una joven de la comuna El Maizal, en los estados de Lara y Portuguesa de la región centroccidental de Venezuela.
Inducir escasez de alimentos para aumentar el hambre en países sancionados ha sido una de las estrategias favoritas de los EE. UU. para instigar revueltas populares y forzar el derrocamiento de gobiernos. En Venezuela, sin embargo, la estrategia no parece haber dado los resultados esperados. El patriotismo generalizado que se percibe en el pueblo venezolano está fomentando medidas y acciones cuyo objetivo es tanto defender la soberanía nacional como construir la soberanía alimentaria.
El Frente Nacional Campesino Ezequiel Zamora (FNCEZ), como parte de la Corriente Revolucionaria Bolívar y Zamora (CRBZ), ha lanzado una Alianza Nacional Productiva junto con varias cooperativas y comunas para revitalizar la producción de alimentos a nivel nacional con el fin de poder satisfacer las necesidades alimentarias del país. Según Kevin Rangel, coordinador nacional del FNCEZ, “el ataque más fuerte a la soberanía nacional de Venezuela fue a través del elemento económico, y más específicamente, del elemento alimentario.” “Por eso la Alianza [Nacional Productiva] es un instrumento para empoderar a quienes producen a pequeña y mediana escala, a las y los conuqueros, las cooperativas y al campesinado sin tierras, e instarlos a que asuman como una prioridad la tarea de producir y alimentar a la nación.” Una comuna es una instancia territorial en la cual el pueblo ejerce la democracia de manera directa y participativa.
En los estados de Lara, Portuguesa, Barinas y Apure, varias asociaciones campesinas, cooperativas y comunas están formando alianzas productivas a una escala que incluye el procesamiento y la distribución en sus comunidades y más allá. Estos estados se encuentran en la región occidental del país y concentran al rededor del 70% del campesinado y las personas involucradas en producción de alimentos de Venezuela.
La mayor parte de las tierras cultivables que están ahora en posesión de cooperativas y comunas en la región fueron entregadas al campesinado luego de su expropiación de las oligarquías terratenientes que concentraban el grueso de las tierras productivas en Venezuela. En una declarada “guerra contra el latifundio”, la tierra fue ‘recuperada’ como una medida orientada a resolver las profundas desigualdades que imperaban entonces respecto de acceso a y tenencia de la tierra. El proceso de la recuperación de tierras fue liderado por el presidente de Venezuela de ese momento, Hugo Chávez, con el apoyo del ejército. De acuerdo al viceministro de comunicaciones internacionales de Venezuela, Willian Castillo, “el sector rural y el campesinado han sido el grupo social más fuertemente afectado por la violencia que desplegaron paramilitares traídos de Colombia y otros países en venganza por las políticas de recuperación y nacionalización de la tierra”. Esos, agregó, “son los monstruos del latifundio que todavía operan en nuestro país, algunos de ellos aún anclados en el Estado.”
Cambio de paradigma en sistemas alimentarios
Históricamente, la economía de Venezuela ha dependido de manera excesiva del sector petrolífero. Uno de los objetivos de la revolución bolivariana, con la llegada de Hugo Chávez al poder, fue diversificar la economía, por ejemplo fomentando la producción agrícola a lo largo del país. Un importante número de personas que estaban asentadas en centros urbanos regresaron al campo para adoptar actividades agrarias en respuesta al llamamiento del gobierno por una revitalización rural. Sin embargo, la producción agrícola en Venezuela ha estado controlada principalmente por el agronegocio y dependía de insumos industriales de importación.
Aún así, el actual ataque económico a Venezuela, que resultó por ejemplo en un ‘bloque’ a la importación de semillas, está desencadenando un cambio de paradigma en el campesinado a pequeña y mediana escala, particularmente quienes trabajan bajo el abrigo del Frente Nacional Campesino Ezequiel Zamora. Este cambio significa un paulatino abandono de los sistemas agrícolas que dependen de insumos externos.
“El bloqueo económico y ataque a Venezuela, aún con todo su horror, nos está permitiendo encontrar formas de innovar en la producción de nuestros alimentos y garantizar nuestra soberanía alimentaria local, sin depender de semillas y fertilizantes industriales externos”, dice Braulio Márquez, vocero de la comuna productiva Alí Primera en Apure. La comuna eligió ese nombre para honrar a Alí Primera, el músico, compositor, poeta y militante político venezolano cuyas canciones condenaban la explotación y represión a la vez que celebraban la resistencia popular. Su canción más conocida fue “Techos de Cartón”, sobre la difícil vida de las personas que viven en zonas marginales.
Según Amparo Leal, una dirigenta y vocera de la comuna La Gran Unión Simón y Bolívar, “el campesinado está decidido a producir. La situación es difícil, pero tenemos que confrontar al boicot, al bloqueo y al sabotaje intensificando la producción, diversificando los cultivos y proveer a las comunas y al país”. Amparo también es parte del auto-gobierno de la Ciudad Comunal Productiva Simón Bolívar en Apure.
Las comunas y las unidades de producción
Las comunas productivas fueron concebidas como espacios administrativos y políticos independientes hacia la construcción del auto-gobierno en los territorios. Las ciudades comunales y comunas en general buscan trascender las formas burocráticas de administración territorial y organización política de un “Estado burgués”. “Estamos proponiendo un modelo inspirado en Chávez para introducir una nueva geometría del poder. Desde abajo en los territorios estamos generando un proceso organizativo en el cual el proceso de toma de decisiones sucede de manera horizontal”, explica José Luis Sifontes, miembro del comité político de la comuna ‘El Maizal’.
La idea de organización comunal, como alternativa a la organización política del Estado burgués, se remonta ha varias décadas atrás en Venezuela. Sin embargo, a partir de la revolución bolivariana, estos procesos se han promovido aún más. El objetivo era construir un nuevo tejido social que verdaderamente permitiese al pueblo ejercer su propio poder.
As Willian Castillo explains, communal democracy – this is, power exercised by the people with widely decentralized mechanisms of management, production, distribution and consumption without the interference of the State – was the condition for building of socialism, as Hugo Chavez would define it. Las primeras leyes de poder comunal fueron aprobadas a mediados de la década del 2000 en Venezuela.
La ciudad comunal Simón Bolívar en Apure, un colectivo de ocho comunas, fue la primera en elegir un auto-gobierno, en 2008, luego de un largo proceso organizativo conducido por el Frente Nacional Campesino Ezequiel Zamora que comenzó en los años noventa. Cuenta con 116.000 hectáreas, 39 consejos comunales y 7.600 habitantes. Esta ciudad comunal produce colectivamente una gran diversidad de cultivos, entre ellos cereales, legumbres, oleaginosas, carne, leche y frutas.
En el caso de la comuna El Maizal, los y las campesinas están produciendo actualmente 60 toneladas de maíz al mes, “una producción que nos permite suplir la demanda del territorio y nos deja un excedente. Nos permite llevar la producción a otras regiones,” dice José Luis Sifontes.
El FNCEZ es miembro del movimiento campesino internacional La Vía Campesina. El FNCEZ surgió con la intención de contribuir al proceso de la revolución bolivariana y para hacer aportes concretos al proceso de transformación del modelo agrario y revolucionar el campo.
* – Boaventura Monjane es un periodista de Mozambique y candidato doctoral en el Centro de Estudios Sociales, Universidad de Coimbra. Fue uno de los integrantes de la primera misión de solidaridad internacional de La Vía Campesina en Venezuela que tuvo lugar en enero 2020.
Las visiones y opiniones expresadas en este artículo son del autor y no reflejan necesariamente la posición oficial de La Vía Campesina.
Artículo original publicado en Telesur English aquí.