La Vía Campesina recibe premio por su Campaña de Lucha por Semillas
La acción de Vía Campesina, movimiento internacional de los agricultores, fue reconocida como “la Mejor Defensora de la Soberanía Alimentaria”, por su Campaña Global “Las semillas patrimonio del pueblo al servicio de la humanidad” que comenzó en 2003 y a la que han adherido pequeños agricultores del mundo entero.
La Vía Campesina recibió el premio Cog (palabra inglesa que alude a los barcos diseñados para repeler los ataques de los piratas) otorgado por la “Coalición contra la Biopiratería”, una red de organizaciones de la sociedad civil, que premia anualmente a los individuos, corporaciones y gobiernos que cometen actos de biopiratería o que luchen contra ellos. La biopiratería se refiere a la monopolización (usualmente mediante la propiedad intelectual) de recursos genéticos y conocimientos tradicionales o culturales de los pueblos o comunidades campesinas e indígena que los han creado o desarrollado.
Los principales protagonistas de la biopiratería recibieron también, en distintas categorías, los premios “Capitán Garfio” el viernes 24 de marzo, durante el COP-8 (Conferencia Internacional de Diversidad Biológica), en Curitiba, Brasil.
Este año, la transnacional Syngenta Seeds fue galardonada con el premio Capitán Garfio 2006. Esta empresa fue nominada por plantar soya transgénica en áreas naturales protegidas de Brasil y utilizar las patentes tipo Terminator, que impiden la reproducción de las semillas.
En la categoría “El pirata biológico más ambicioso” ganó el científico J. Craig Venter por haber efectuado una expedición global de biopiratería para recibir regalías patentando organismos vivos en el mundo entero.
Al grupo de países que insiste en permitir la tecnología Terminator durante la COP8, compuesto por Canadá, Australia y Nueva Zelanda, se le otorgó el premio “Eje del Mal”.
El una ocasión anterior, el Gobierno de Estados Unidos recibió el premio “Acto de Biopiratería más vergonzoso”. El motivo fue que George W. Bush impuso las leyes de propiedad intelectual sobre los bienes culturales en Irak, lo que tornó ilegal la utilización de las nuevas variedades de semillas obtenidas por los iraquíes, amenazando así la soberanía alimentaria del país.
Durante la entrega de premios se denunció a las empresas, personas, gobiernos y proyectos que estafan a las comunidades campesinas robándoles sus recursos genéticos y sus conocimientos tradicionales. Quienes luchan contra los actos de biopiratería en el mundo recibieron el premio Cog, que reconoce a las mejores formas de resistencia.