Transnacionales pretenden dominar la cadena alimentaria

Las empresas de producción de semillas industrializadas cobraron fuerza en la década de los 50 con la promesa de aumentar la producción de alimentos y acabar con el hambre en el mundo. Sin embargo, las semillas artificiales no presentan regularidad en su producción y dependen de un gran uso de agrotóxicos. Conclusión: a pesar de todo el desarrollo tecnológico en la agricultura, cerca de 800 millones de personas sufren hambre en el mundo.

Además de eso, en diversos lugares del mundo los/as campesinos/as se convirtieron en rehenes de las semillas e insumos de las grandes empresas, que pretenden controlar cada vez más el mercado. Hace 25 años, 7 mil empresas producían semillas en el planeta. Actualmente, 10 empresas dominan la mitad del mercado. La Monsanto, Syngenta y la Dupont controlan un 30% del comercio de semillas.

Siendo hegemónica en la agricultura, este tipo de producción exige insumos específicos, monopolizando también el mercado de plaguicidas. "Ellos crearon semillas que pueden tolerar herbicidas y agrotóxicos de otras empresas", afirmó la activista Silvia Ribeiro, del grupo ETC. Según Ribeiro, las empresas aspiran a obtener grandes ganancias volviendo dependientes a los trabajadores agrícolas.

La expansión del uso de transgénicos aumentará el control de las empresas sobre los/as agricultores/as. Sólo la Monsanto, la mayor productora de semillas desde 2005, comercializa un 88% de las semillas transgénicas. "Están pretendiendo convertirse en el monopolio de semillas industrializadas y transgénicas", advirtió Silvia.

Uno de los mecanismos para garantizar el monopolio es desestimular e impedir el uso de semillas orgánicas por parte de los/as campesinos/as y el cobro de royalties por medio de las patentes. "Es un robo de un patrimonio de la humanidad creado por los agricultores", agregó.

Además del control de las semillas, las empresas de procesamiento también son monopolios, que se asocian y controlan la cadena productiva. Por ejemplo, la Monsanto es propietaria de parte de la Cargill. Las transnacionales se asociación también con las grandes redes de supermercados, como la francesa Carrefour y la estadounidense Wall-Mart (el grupo con mayores ganancias del mundo).

De esta forma, los grupos monopólicos dominan desde la producción de las semillas, pasando por los insumos y el procesamiento, hasta llegar al consumidor. Actualmente, es tal el poder de las transnacionales que, de las 100 mayores economías del mundo, 51 son empresas y 49 países. La Coca- cola, por ejemplo, es dueña del 80% del agua embotellada del mundo. "Las empresas transnacionales van a decidir lo que vamos a comer", prevé Silvia.

Igor Felippe Santos / MST / Minga Informativa