“En Europa se piensa que las patatas crecen en el supermercado”

19/05/2008 – Radio Mundo Real

"En Europa se piensa que las patatas crecen en el supermercado"

La novena Conferencia de las Partes del Convenio sobre la Diversidad Biológica de Naciones Unidas (COP 9) comenzó este lunes en Bonn, Alemania. Sin embargo, la Vía Campesina hace días que realiza actividades en esta ciudad para dejar claro a delegaciones oficiales y población en general su rechazo al actual modelo privatizador de los bienes naturales y promover su alternativa.

El domingo los campesinos se movilizaron frente a una gasolinera de Shell en la ciudad, contra los agrocombustibles, y el lunes lo hicieron frente al Hotel Maritim, donde se llevan adelante las negociaciones de la COP. Allí reclamaron “parar la privatización de la biodiversidad e implementar la soberanía alimentaria, para resolver la crisis ambiental y alimentaria global”.

Horas después, José María Oviedo, campesino de la Unión Nacional de Productores Agropecuarios de Costa Rica, parte de la Vía Campesina, hizo una enérgica alocución en una de las sesiones oficiales de la COP, en nombre de la red internacional. Exigió que se respeten los derechos colectivos de las comunidades rurales sobre la biodiversidad, especialmente sobre las semillas, los recursos fitogenéticos, la tierra y el agua, que se prohíban todos los cultivos transgénicos y los agrocombustibles, y demandó soberanía alimentaria para hacer frente al hambre en el mundo.

A fin de profundizar en esta posición, Radio Mundo Real entrevistó a Paul Nicholson, del sindicato agrario EHNE, integrante de la Vía Campesina en el País Vasco, y quien forma parte de la Coordinadora Campesina Europea.

¿Cuáles son las principales preocupaciones de la Vía Campesina y los motivos fundamentales por los cuales se hace presente aquí en Bonn, con representaciones de diversas partes del mundo?

Vivimos un proceso muy acelerado, estamos ahora en la Convención de la Biodiversidad, dentro de dos semanas es la conferencia del Cambio Climático (y Seguridad Alimentaria, de la FAO) en Roma, y al mes es el G8, y todos estos encuentros están debatiendo cómo responder a la crisis del cambio climático, la crisis alimentaria y la crisis energética. Desde Vía Campesina planteamos que (la respuesta) es un modelo de agricultura agroecológico, una agricultura campesina que alimenta al mundo, lo refresca y además lo hace sostenible, social y ambientalmente. Y frente a esta propuesta, que nosotros creemos que es la única, existe la propuesta del paquete tecnológico neoliberal, que es la que se está debatiendo en la COP. Es decir, más tecnología, más transgénicos, transgénicos de segunda generación, y un modelo de producción donde no cabe ni la agricultura campesina ni una agriculta social o sostenible.

¿Qué impactos está causando este modelo capitalista de los agronegocios en las comunidades campesinas alrededor del mundo?

Lo primero es la exclusión de agricultores y agricultoras, una exclusión que significa un envejecimiento del mundo rural, los jóvenes están obligados a migrar, no hay ninguna capacidad, ninguna política para integrar a nuevos campesinos. Y por otro lado está la imposición de un modelo de agricultura sin agricultores, donde se convierte a los campesinos y productores, pequeños y medianos, en meros trabajadores de las multinacionales, con trabajos precarios. Es cambiar socialmente una agricultura diversa, que genere empleo, que tenga participación en la economía local, por una economía y cultura dependientes de las grandes transnacionales, convirtiéndonos todos en meros objetos de mercado y no en sujetos del cambio.

¿Cuáles son las principales consecuencias sobre los bienes naturales, por ejemplo de la imposición de monocultivos para producir agrocombustibles?

Y no hay que ir únicamente a los monocultivos, también pasa con la agricultura convencional. Nosotros nos damos cuenta (de las consecuencias) del aumento de la revolución verde, de la utilización de insumos agroquímicos, de la intensificación de la producción agraria, del uso de las semillas híbridas. Por un lado hay una dependencia enorme de las transnacionales, pero también hay un impacto muy fuerte sobre la tierra. Este abuso de agroquímicos y de semillas híbridas nos lleva a una enorme pérdida de biodiversidad, de la propia diversidad de las semillas, a una pérdida de fertilidad de la tierra, un desequilibrio en la tierra.

¿Es muy difícil ayudar a entender al ciudadano común europeo lo que significa este modelo para las comunidades rurales y como puede afectar su propia vida?

Enormemente, ese es nuestro gran desafío. Los agricultores somos un cuatro por ciento de la población, cuatro por ciento. El gran desafío para las organizaciones campesinas es transmitir a la sociedad lo que está pasando. Hoy en cada minuto una explotacion familiar, un caserío, una granja familiar, desaparece. Es una sangría enorme, que no es reconocida por la sociedad. La sociedad tuvo un atisbo de sensibilidad cuando sucedió lo de las vacas locas, o cuando han habido crisis alimentarias de carácter sanitario. Pero aquí está interiorizado el modelo neoliberal de vida, un modelo que va bien a una parte de la población europea. Hay que tener en cuenta que en Europa el 20 por ciento de la población es marginal, pobre, y pobre entre la riqueza. Y es marginada de todo proceso político o social. Nuestra lucha es para poder transmitir a los nuevos movimientos sociales lo que está pasando, y es bien difícil. Aquí se piensa que las patatas crecen en el supermercado y que no las producimos los campesinos. Entonces hay una tarea fuerte por hacer.

Tú hablabas de que las crisis climática, alimentaria y energética están absolutamente relacionadas. Explicanos esto por favor.

Las causas están convergiendo, provocadas entre sí. Se trata de una crisis del modelo de desarrollo, dependiente de la energía fósil, del petróleo, una energía que explota al medio ambiente y a las personas. Es claro que hoy no faltan alimentos en el mundo, no hay falta de alimentos, hay de sobra, y también hay de sobra capacidad para producirlos. Lo que pasa es que hay una distribución aboslutamente injusta y absurda de esos alimentos y de los factores de producción. Cuando vimos en la televisión las revueltas contra el alza de los precios de los alimentos, vimos en las mismas imágenes los grandes supermercados llenos de comida. Comida hay, y hay para todos, lo que pasa es que la distribución de los recursos es tal que hace que muchas personas del mundo no puedan acceder a los alimentos. La FAO dio un dato impresionante en el mes de abril: se espera que hayan 110 millones de personas más que pasen hambre en todo el año. O sea que vamos a llegar a 1000 millones de personas que pasan hambre y eso se da en un contexto de encarecimiento del petróleo. Hay que modificar el transporte de alimentos por ejemplo. ¿Qué es eso de que se traigan a Europa las lechugas de Chile? No tiene ningún sentido. Podemos producir la mayor parte de los alimentos localmente. Entonces toda esta priorización de un modelo agroexportador, intensivo, industrializado, agroquímico, en base a los transgénicos, es una absoluta locura para el planeta e hipoteca su futuro y el de los habitantes.

Foto: Radio Mundo Real
Cobertura fotográfica: http://www.flickr.com/photos/radiomundoreal/sets/72157605157592422/