“Nosotras/os indígenas, pueblos autóctonos y campesinas/os debemos seguir conservando, protegiendo, utilizando, e intercambiando nuestras semillas”
Intervención de María Josefa Macz de La Vía Campesina Guatemala en el marco de la Séptima reunión del Órgano Rector del Tratado Internacional sobre los Recursos Fitogenéticos para la Alimentación y la Agricultura (TIRPAA) que se realiza en Kigali (Ruanda) .
Intervencion al punto 13: El Sistema mundial de información
Buenas tardes a todas y todos, soy María Josefa Macz, indígena y campesina de Guatemala miembro de La Vía Campesina; me parece bien que se estén llevando a cabo seminarios, talleres entre otras actividades; pero lo fundamental debe ser la participación igualitaria y equitativa que quiero decir, que participen las y los campesinos/as directamente, pueblos indígenas y sus organizaciones, garantizando también la participación de las mujeres y así garantizar la transparencia y eficiencia de la información.
La ideología privatizadora que ha predominado en el siglo XIX con fines de alcanzar la “civilización y el progreso” para nosotras/os es a través de los despojos de nuestros recursos naturales y ahora de nuestra semilla, y de nuestros conocimientos milenarios que conllevan a la destrucción de las comunidades agrarias con el fin de alcanzar el “progreso” de la agricultura. Esto violenta nuestro derecho a la alimentación y a la soberanía de nuestros pueblos indígenas y autóctonos.
Los más beneficiados de dichas medidas son las corporaciones que controlan el mercado de los alimentos, semillas y otros insumos. Prueba de ello se evidencia en los ingresos en el 2008 de la industria mundial alimenticia, donde la producción corporativa de alimentos fueron los productos de más rápido y mayor crecimiento a pesar de la crisis, junto con los productos farmacéuticos.
Según la FAO, 2,570 millones de personas dependen de la agricultura, la caza y la pesca para su subsistencia, esta representa el 42% de la humanidad. Se constata que la agricultura impulsa la economía de la mayoría de los países en desarrollo (Arequima 2012). Sin embargo, actualmente se observa que alrededor del 80% del comercio agrícola internacional se encuentra en manos de corporaciones transnacionales ( Op.cit.2009) ocasionando un cambio en los hábitos alimentarios y logrando desaparecer las producciones locales de alimentos, el auto-abastecimiento y la soberanía alimentaria de los pueblos.Se debería tomar como base las definiciones y propuestas de soberanía alimentaria de La Vía Campesina y otras organizaciones de pequeños productores y productoras a nivel global.
Por lo tanto, que en los países que se han firmado y ratificado el convenio 169 de la OIT de pueblos Indígenas y Tribales deben ser consultados de forma previa, libre e informada. También se debe tomar en cuenta la declaración de las naciones unidas sobre los derechos de los pueblos indígenas,
Se debe respetar, reconocer y revindicar nuestros conocimientos ancestrales, nuestras culturas y tradiciones según nuestras cosmovisiones así mismo respetando las formas propias de comunicación, Nosotras/os indígenas, pueblos autóctonos y campesinas/os debemos seguir conservar, protegiendo, utilizando, e intercambiando nuestras semillas.
Los beneficios no deben ser igualitarios por que nosotras/os las/os campesinas/os y pueblos conservamos nuestras semillas.
Antes que el tratado haga un seguimiento de las deliberaciones sobre información de secuencias digitales o de desmaterialización en otros foros, es esencial que el tratado toma su propia posición sobre la desmaterialización, esta posición no se puede definir sin responder a la cuestión: El tratado debe aceptar que los países miembros que tienen legislaciones de propiedad intelectual están violando sus objetivos.
La desmaterialización permite patentizar los RFAA físicas y esto pueden en la vida real limitar el acceso a RFAA por los campesinos/as y pueblos indígenas, mismos que fueron los proveedores de los RFAA en el sistema multilateral. Estas patentes se están basando a través de nuestros conocimientos y pueden destruir comunidades, economías y nuestras culturas milenarias y transformar nuestros territorios de una manera negativa e irreversible.