La Vía Campesina México: Carta en defensa de las semillas y la agricultura campesina e indígena
La Vía Campesina México reclamamos nuestro derecho como campesinos e indígenas, a conservar, utilizar, intercambiar y vender semillas y otros materiales de propagación conservadas en las unidades de producción campesina e indígena.
Los/as campesinos/as e indígenas, nuestras familias, nuestros pueblos y comunidades, somos importantes y necesarios para nuestra Patria. Con nuestras prácticas y trabajo productivo, con nuestra cultura, rescatamos y valorizamos los conocimientos y prácticas de nuestros antepasados, de relación con la naturaleza y de producción de alimento.
Con la generación de experiencias y nuestra acumulación de vivencias y recuerdos y nuestras prácticas individuales se recrea y enriquece la vida de nuestras comunidades y pueblos y mantenemos un mundo rural vivo.
Como hombres y mujeres del campo, tenemos la capacidad de producir alimentos saludables y suficientes que fortalezcan la salud, cuidamos la tierra, preservamos las aguas y la naturaleza toda. Pero necesitamos otro ambiente político y otro trato que potencie y facilite nuestro papel para con la sociedad y para con la naturaleza. Y esto sólo será posible si sacamos la agricultura y todos los bienes comunes de los tratados comerciales (del transpacífico TTP II; del Unión Europea-México y el T-MEC, entre otros).
Los tratados y el T-MEC establecen que el País deberá ratificar o incorporar varios tratados internacionales sobre propiedad intelectual, entre ellos el Tratado de la Unión Internacional para la protección de las Obtenciones Vegetales (UPOV-91).
La UPOV-91 es controlada por ocho corporaciones transnacionales y su imposición en México es un atentado contra nuestra existencia de pequeños productores de alimentos y una amenaza para la propiedad colectiva del conocimiento tradicional.
Quien controla las semillas, controla la alimentación. A estas corporaciones transnacionales con su modelo de agricultura industrial, no les interesa los alimentos sanos, al privatizar y acaparar nuestras semillas y nuestras plantas medicinales, sólo les interesa el negocio y la ganancia.
Al privatizar y acaparar nuestras semillas y plantas medicinales, se abarca toda la cadena productiva y reproductiva del vegetal que se trate, incluyendo la producción, reproducción, venta, exportación e importación.
Así se podrán patentar vegetales, genes, microorganismos, etc. de la misma forma que se patentan las invenciones industriales.