“Mercado de carbón es falsa solución”: Marcha de La Vía Campesina en Cancún
Cancún, Quintana Roo, México, 5 de diciembre de 2010
Bajo el sol de mediodía, la Marcha por la Vida y la Justicia Climática llegó al simbólico Kilómetro Cero en Cancún, tras varias cuadras por las que la procesión multicolor de más de 5 mil manifestantes desparramó poesía, ritmo, ludismo y pasión.
Primero fueron los cantos de raíces africanas de los haitianos. Luego vinieron las consignas ingeniosas e irreverentes de los jóvenes llamando la atención sobre los objetivos de la marcha. Cientos de mantas sostenidas por manos callosas provenientes de todos los continentes buscaban amplificar la información. El contingente avanzó echando mano de toda su creatividad e imaginación.
El primer efecto de esta marcha pacífica y festiva de La Vía Campesina, la Asamblea Nacional de Afectados Ambientales, el Sindicato Mexicano de Electricistas y el Movimiento de Liberación Nacional por las calles de Cancún fue desarmar la noción instalada por una campaña mediática que aludía a los violentos que vendrían a afectar la propiedad y alterar la tranquilidad de los habitantes.
Algunos medios habían predispuesto a la población contra los “globalifóbicos”, los revoltosos, recogiendo ecos de lo publicado 7 años atrás, cuando las movilizaciones de La Vía Campesina descarrilaron las negociaciones de la Organización Mundial de Comercio.
El semblante de algunos automovilistas y peatones era el de quien piensa que los motivos por los cuales ven interrumpido su tráfico no representan nada relevante para sus vidas. Muchos ciudadanos todavía no saben que con la crisis del clima está en juego el futuro de sus hijos, de sus nietos, de sus familias, y cuando ven venir una columna de manifestantes no les importan las razones y simplemente bajan su cortina.
Crisantemos blancos para el hermano Lee
¡Ánimo, Rafael! Rafael Alegría Moncada, conmovido aun antes de iniciar su alocución dice: Les pedimos su atención porque este es un acto de homenaje para el compañero Lee.
Estamos en el Kilómetro Cero donde en 2003 ofrendó su vida Lee Kyung Hae, un productor fundador del movimiento campesino coreano. Él había sido condecorado por su gobierno y por la FAO como un productor ejemplar, pero un día llegaron a su país las políticas neoliberales y Lee sufrió cuando su finca se vino abajo.
Lee asumió la causa de los pequeños productores y comenzó su lucha; un día se declaró en huelga de hambre en Ginebra. Durante casi 30 días no probó bocado pero casi nadie lo escuchó. Decidió luchar contra la OMC, enemiga de los campesinos. El 3 de abril de 2003, al frente de la manifestación de unas 10 mil personas en Cancún, el compañero Lee llevaba un letrero que decía: La OMC mata campesinos.
Intentaba librar las vallas de policías y demandaba sacar la agricultura de la OMC. Estaba convencido de que los alimentos no deben ser tratados como mercancía.
Lee escribió en una carta póstuma: “la sangre que voy a derramar debe ser fuente de inspiración para derrotar a la OMC”. Se inmoló sobre una de las vallas. Sacó una daga de entre sus ropas y la clavó en su corazón. No se pudo hacer nada para salvarle. Y a partir de ese hecho, empezó el descarrilamiento de la OMC. El mensaje de Lee quedó más claro que nunca: La OMC mata campesinos.
¡Lee, hermano, te has hecho mexicano! Rafael Alegría recordó que en un homenaje rendido a Lee donde estuvo presente su hija, ella dijo sencillamente: Nunca olviden a mi padre.
Alegría concluyó: “Este homenaje es para Lee y para su hija, para las campesinas y los campesinos mexicanos y para todos los campesinos del mundo. Hoy recordamos a nuestro hermano coreano y celebramos la derrota de la OMC. Ojalá que pronto celebremos la derrota de los países ricos en la COP16”. Las personas participantes en la marcha depositaron crisantemos blancos sobre lonas que hicieron las veces de la tumba del hermano Lee.
Dolores Sales, de la Coordinadora Nacional de Indígenas y Campesinos de Guatemala, no pudo contener las lágrimas. Ella recuerda que el impulso de la multitud había derribado una valla, haciendo correr a los policías. Vio a Lee subir a la siguiente valla, a unos 3 metros de distancia, frente al cerco militar. “Lo vi hablando sentado sobre la valla y al rato lo vi caer. Lo tengo profundamente grabado en la memoria”.
Dolores Sales dice que la OMC, el Banco Mundial y quienes han impuesto las políticas neoliberales privatizadoras en el sector rural siguen matando campesinos: “Es una muerte lenta, por hambre, por desnutrición, por enfermedad, pero muerte al fin. Y son los mismos que nos han llevado a la catástrofe ambiental”.
Mercado de carbón es falsa solución
Nemesia Achacollo, ministra de Desarrollo Rural y Tierras del gobierno de Bolivia, resiente el cansancio de la marcha. La delegación de las altas tierras bolivianas carga aquí sobre sus hombros 3 mil 400 metros más de atmósfera. Después de un breve descanso, alcanza la manifestación que ahora se dirige al palacio de Benito Juárez, municipio del cual Cancún es cabecera.
En un templete que ni mandado a hacer, una larga lista de oradores reitera el tema principal de la marcha: La COP16 es una farsa; no a la privatización de bosques y territorios; no a las falsas soluciones como la REDD.
Más tarde, en el Panel 6: La postura indígena frente a los mecanismos de mercado de carbono y REDD+, la integrante del gabinete de Evo Morales dirá que el gobierno de Bolivia espera que Cancún marque el inicio de una nueva forma de abordar los problemas de las naciones en los organismos multilaterales, con nuevos principios como el buen vivir, en armonía con la Madre Tierra.
Pero antes, Doudou Pierre Festile, de Haití, al cerrar el mitin, no puede dejar de abordar el clamor de su patria: basta de ocupación imperial y dominación capitalista.
Equipo de comunicacíon de la CLOC/Via Campesina
Cancún, Quintana Roo, México, 5 de diciembre de 2010
Bajo el sol de mediodía, la Marcha por la Vida y la Justicia Climática llegó al simbólico Kilómetro Cero en Cancún, tras varias cuadras por las que la procesión multicolor de más de 5 mil manifestantes desparramó poesía, ritmo, ludismo y pasión.
Primero fueron los cantos de raíces africanas de los haitianos. Luego vinieron las consignas ingeniosas e irreverentes de los jóvenes llamando la atención sobre los objetivos de la marcha. Cientos de mantas sostenidas por manos callosas provenientes de todos los continentes buscaban amplificar la información. El contingente avanzó echando mano de toda su creatividad e imaginación.
El primer efecto de esta marcha pacífica y festiva de La Vía Campesina, la Asamblea Nacional de Afectados Ambientales, el Sindicato Mexicano de Electricistas y el Movimiento de Liberación Nacional por las calles de Cancún fue desarmar la noción instalada por una campaña mediática que aludía a los violentos que vendrían a afectar la propiedad y alterar la tranquilidad de los habitantes.
Algunos medios habían predispuesto a la población contra los “globalifóbicos”, los revoltosos, recogiendo ecos de lo publicado 7 años atrás, cuando las movilizaciones de La Vía Campesina descarrilaron las negociaciones de la Organización Mundial de Comercio.
El semblante de algunos automovilistas y peatones era el de quien piensa que los motivos por los cuales ven interrumpido su tráfico no representan nada relevante para sus vidas. Muchos ciudadanos todavía no saben que con la crisis del clima está en juego el futuro de sus hijos, de sus nietos, de sus familias, y cuando ven venir una columna de manifestantes no les importan las razones y simplemente bajan su cortina.
Crisantemos blancos para el hermano Lee
¡Ánimo, Rafael! Rafael Alegría Moncada, conmovido aun antes de iniciar su alocución dice: Les pedimos su atención porque este es un acto de homenaje para el compañero Lee.
Estamos en el Kilómetro Cero donde en 2003 ofrendó su vida Lee Kyung Hae, un productor fundador del movimiento campesino coreano. Él había sido condecorado por su gobierno y por la FAO como un productor ejemplar, pero un día llegaron a su país las políticas neoliberales y Lee sufrió cuando su finca se vino abajo.
Lee asumió la causa de los pequeños productores y comenzó su lucha; un día se declaró en huelga de hambre en Ginebra. Durante casi 30 días no probó bocado pero casi nadie lo escuchó. Decidió luchar contra la OMC, enemiga de los campesinos. El 3 de abril de 2003, al frente de la manifestación de unas 10 mil personas en Cancún, el compañero Lee llevaba un letrero que decía: La OMC mata campesinos.
Intentaba librar las vallas de policías y demandaba sacar la agricultura de la OMC. Estaba convencido de que los alimentos no deben ser tratados como mercancía.
Lee escribió en una carta póstuma: “la sangre que voy a derramar debe ser fuente de inspiración para derrotar a la OMC”. Se inmoló sobre una de las vallas. Sacó una daga de entre sus ropas y la clavó en su corazón. No se pudo hacer nada para salvarle. Y a partir de ese hecho, empezó el descarrilamiento de la OMC. El mensaje de Lee quedó más claro que nunca: La OMC mata campesinos.
¡Lee, hermano, te has hecho mexicano! Rafael Alegría recordó que en un homenaje rendido a Lee donde estuvo presente su hija, ella dijo sencillamente: Nunca olviden a mi padre.
Alegría concluyó: “Este homenaje es para Lee y para su hija, para las campesinas y los campesinos mexicanos y para todos los campesinos del mundo. Hoy recordamos a nuestro hermano coreano y celebramos la derrota de la OMC. Ojalá que pronto celebremos la derrota de los países ricos en la COP16”. Las personas participantes en la marcha depositaron crisantemos blancos sobre lonas que hicieron las veces de la tumba del hermano Lee.
Dolores Sales, de la Coordinadora Nacional de Indígenas y Campesinos de Guatemala, no pudo contener las lágrimas. Ella recuerda que el impulso de la multitud había derribado una valla, haciendo correr a los policías. Vio a Lee subir a la siguiente valla, a unos 3 metros de distancia, frente al cerco militar. “Lo vi hablando sentado sobre la valla y al rato lo vi caer. Lo tengo profundamente grabado en la memoria”.
Dolores Sales dice que la OMC, el Banco Mundial y quienes han impuesto las políticas neoliberales privatizadoras en el sector rural siguen matando campesinos: “Es una muerte lenta, por hambre, por desnutrición, por enfermedad, pero muerte al fin. Y son los mismos que nos han llevado a la catástrofe ambiental”.
Mercado de carbón es falsa solución
Nemesia Achacollo, ministra de Desarrollo Rural y Tierras del gobierno de Bolivia, resiente el cansancio de la marcha. La delegación de las altas tierras bolivianas carga aquí sobre sus hombros 3 mil 400 metros más de atmósfera. Después de un breve descanso, alcanza la manifestación que ahora se dirige al palacio de Benito Juárez, municipio del cual Cancún es cabecera.
En un templete que ni mandado a hacer, una larga lista de oradores reitera el tema principal de la marcha: La COP16 es una farsa; no a la privatización de bosques y territorios; no a las falsas soluciones como la REDD.
Más tarde, en el Panel 6: La postura indígena frente a los mecanismos de mercado de carbono y REDD+, la integrante del gabinete de Evo Morales dirá que el gobierno de Bolivia espera que Cancún marque el inicio de una nueva forma de abordar los problemas de las naciones en los organismos multilaterales, con nuevos principios como el buen vivir, en armonía con la Madre Tierra.
Pero antes, Doudou Pierre Festile, de Haití, al cerrar el mitin, no puede dejar de abordar el clamor de su patria: basta de ocupación imperial y dominación capitalista.
Cancún, Quintana Roo, México, 5 de diciembre de 2010
Bajo el sol de mediodía, la Marcha por la Vida y la Justicia Climática llegó al simbólico Kilómetro Cero en Cancún, tras varias cuadras por las que la procesión multicolor de más de 5 mil manifestantes desparramó poesía, ritmo, ludismo y pasión.
Primero fueron los cantos de raíces africanas de los haitianos. Luego vinieron las consignas ingeniosas e irreverentes de los jóvenes llamando la atención sobre los objetivos de la marcha. Cientos de mantas sostenidas por manos callosas provenientes de todos los continentes buscaban amplificar la información. El contingente avanzó echando mano de toda su creatividad e imaginación.
El primer efecto de esta marcha pacífica y festiva de La Vía Campesina, la Asamblea Nacional de Afectados Ambientales, el Sindicato Mexicano de Electricistas y el Movimiento de Liberación Nacional por las calles de Cancún fue desarmar la noción instalada por una campaña mediática que aludía a los violentos que vendrían a afectar la propiedad y alterar la tranquilidad de los habitantes.
Algunos medios habían predispuesto a la población contra los “globalifóbicos”, los revoltosos, recogiendo ecos de lo publicado 7 años atrás, cuando las movilizaciones de La Vía Campesina descarrilaron las negociaciones de la Organización Mundial de Comercio.
El semblante de algunos automovilistas y peatones era el de quien piensa que los motivos por los cuales ven interrumpido su tráfico no representan nada relevante para sus vidas. Muchos ciudadanos todavía no saben que con la crisis del clima está en juego el futuro de sus hijos, de sus nietos, de sus familias, y cuando ven venir una columna de manifestantes no les importan las razones y simplemente bajan su cortina.
Crisantemos blancos para el hermano Lee
¡Ánimo, Rafael! Rafael Alegría Moncada, conmovido aun antes de iniciar su alocución dice: Les pedimos su atención porque este es un acto de homenaje para el compañero Lee.
Estamos en el Kilómetro Cero donde en 2003 ofrendó su vida Lee Kyung Hae, un productor fundador del movimiento campesino coreano. Él había sido condecorado por su gobierno y por la FAO como un productor ejemplar, pero un día llegaron a su país las políticas neoliberales y Lee sufrió cuando su finca se vino abajo.
Lee asumió la causa de los pequeños productores y comenzó su lucha; un día se declaró en huelga de hambre en Ginebra. Durante casi 30 días no probó bocado pero casi nadie lo escuchó. Decidió luchar contra la OMC, enemiga de los campesinos. El 3 de abril de 2003, al frente de la manifestación de unas 10 mil personas en Cancún, el compañero Lee llevaba un letrero que decía: La OMC mata campesinos.
Intentaba librar las vallas de policías y demandaba sacar la agricultura de la OMC. Estaba convencido de que los alimentos no deben ser tratados como mercancía.
Lee escribió en una carta póstuma: “la sangre que voy a derramar debe ser fuente de inspiración para derrotar a la OMC”. Se inmoló sobre una de las vallas. Sacó una daga de entre sus ropas y la clavó en su corazón. No se pudo hacer nada para salvarle. Y a partir de ese hecho, empezó el descarrilamiento de la OMC. El mensaje de Lee quedó más claro que nunca: La OMC mata campesinos.
¡Lee, hermano, te has hecho mexicano! Rafael Alegría recordó que en un homenaje rendido a Lee donde estuvo presente su hija, ella dijo sencillamente: Nunca olviden a mi padre.
Alegría concluyó: “Este homenaje es para Lee y para su hija, para las campesinas y los campesinos mexicanos y para todos los campesinos del mundo. Hoy recordamos a nuestro hermano coreano y celebramos la derrota de la OMC. Ojalá que pronto celebremos la derrota de los países ricos en la COP16”. Las personas participantes en la marcha depositaron crisantemos blancos sobre lonas que hicieron las veces de la tumba del hermano Lee.
Dolores Sales, de la Coordinadora Nacional de Indígenas y Campesinos de Guatemala, no pudo contener las lágrimas. Ella recuerda que el impulso de la multitud había derribado una valla, haciendo correr a los policías. Vio a Lee subir a la siguiente valla, a unos 3 metros de distancia, frente al cerco militar. “Lo vi hablando sentado sobre la valla y al rato lo vi caer. Lo tengo profundamente grabado en la memoria”.
Dolores Sales dice que la OMC, el Banco Mundial y quienes han impuesto las políticas neoliberales privatizadoras en el sector rural siguen matando campesinos: “Es una muerte lenta, por hambre, por desnutrición, por enfermedad, pero muerte al fin. Y son los mismos que nos han llevado a la catástrofe ambiental”.
Mercado de carbón es falsa solución
Nemesia Achacollo, ministra de Desarrollo Rural y Tierras del gobierno de Bolivia, resiente el cansancio de la marcha. La delegación de las altas tierras bolivianas carga aquí sobre sus hombros 3 mil 400 metros más de atmósfera. Después de un breve descanso, alcanza la manifestación que ahora se dirige al palacio de Benito Juárez, municipio del cual Cancún es cabecera.
En un templete que ni mandado a hacer, una larga lista de oradores reitera el tema principal de la marcha: La COP16 es una farsa; no a la privatización de bosques y territorios; no a las falsas soluciones como la REDD.
Más tarde, en el Panel 6: La postura indígena frente a los mecanismos de mercado de carbono y REDD+, la integrante del gabinete de Evo Morales dirá que el gobierno de Bolivia espera que Cancún marque el inicio de una nueva forma de abordar los problemas de las naciones en los organismos multilaterales, con nuevos principios como el buen vivir, en armonía con la Madre Tierra.
Pero antes, Doudou Pierre Festile, de Haití, al cerrar el mitin, no puede dejar de abordar el clamor de su patria: basta de ocupación imperial y dominación capitalista.
Cancún, Quintana Roo, México, 5 de diciembre de 2010
Bajo el sol de mediodía, la Marcha por la Vida y la Justicia Climática llegó al simbólico Kilómetro Cero en Cancún, tras varias cuadras por las que la procesión multicolor de más de 5 mil manifestantes desparramó poesía, ritmo, ludismo y pasión.
Primero fueron los cantos de raíces africanas de los haitianos. Luego vinieron las consignas ingeniosas e irreverentes de los jóvenes llamando la atención sobre los objetivos de la marcha. Cientos de mantas sostenidas por manos callosas provenientes de todos los continentes buscaban amplificar la información. El contingente avanzó echando mano de toda su creatividad e imaginación.
El primer efecto de esta marcha pacífica y festiva de La Vía Campesina, la Asamblea Nacional de Afectados Ambientales, el Sindicato Mexicano de Electricistas y el Movimiento de Liberación Nacional por las calles de Cancún fue desarmar la noción instalada por una campaña mediática que aludía a los violentos que vendrían a afectar la propiedad y alterar la tranquilidad de los habitantes.
Algunos medios habían predispuesto a la población contra los “globalifóbicos”, los revoltosos, recogiendo ecos de lo publicado 7 años atrás, cuando las movilizaciones de La Vía Campesina descarrilaron las negociaciones de la Organización Mundial de Comercio.
El semblante de algunos automovilistas y peatones era el de quien piensa que los motivos por los cuales ven interrumpido su tráfico no representan nada relevante para sus vidas. Muchos ciudadanos todavía no saben que con la crisis del clima está en juego el futuro de sus hijos, de sus nietos, de sus familias, y cuando ven venir una columna de manifestantes no les importan las razones y simplemente bajan su cortina.
Crisantemos blancos para el hermano Lee
¡Ánimo, Rafael! Rafael Alegría Moncada, conmovido aun antes de iniciar su alocución dice: Les pedimos su atención porque este es un acto de homenaje para el compañero Lee.
Estamos en el Kilómetro Cero donde en 2003 ofrendó su vida Lee Kyung Hae, un productor fundador del movimiento campesino coreano. Él había sido condecorado por su gobierno y por la FAO como un productor ejemplar, pero un día llegaron a su país las políticas neoliberales y Lee sufrió cuando su finca se vino abajo.
Lee asumió la causa de los pequeños productores y comenzó su lucha; un día se declaró en huelga de hambre en Ginebra. Durante casi 30 días no probó bocado pero casi nadie lo escuchó. Decidió luchar contra la OMC, enemiga de los campesinos. El 3 de abril de 2003, al frente de la manifestación de unas 10 mil personas en Cancún, el compañero Lee llevaba un letrero que decía: La OMC mata campesinos.
Intentaba librar las vallas de policías y demandaba sacar la agricultura de la OMC. Estaba convencido de que los alimentos no deben ser tratados como mercancía.
Lee escribió en una carta póstuma: “la sangre que voy a derramar debe ser fuente de inspiración para derrotar a la OMC”. Se inmoló sobre una de las vallas. Sacó una daga de entre sus ropas y la clavó en su corazón. No se pudo hacer nada para salvarle. Y a partir de ese hecho, empezó el descarrilamiento de la OMC. El mensaje de Lee quedó más claro que nunca: La OMC mata campesinos.
¡Lee, hermano, te has hecho mexicano! Rafael Alegría recordó que en un homenaje rendido a Lee donde estuvo presente su hija, ella dijo sencillamente: Nunca olviden a mi padre.
Alegría concluyó: “Este homenaje es para Lee y para su hija, para las campesinas y los campesinos mexicanos y para todos los campesinos del mundo. Hoy recordamos a nuestro hermano coreano y celebramos la derrota de la OMC. Ojalá que pronto celebremos la derrota de los países ricos en la COP16”. Las personas participantes en la marcha depositaron crisantemos blancos sobre lonas que hicieron las veces de la tumba del hermano Lee.
Dolores Sales, de la Coordinadora Nacional de Indígenas y Campesinos de Guatemala, no pudo contener las lágrimas. Ella recuerda que el impulso de la multitud había derribado una valla, haciendo correr a los policías. Vio a Lee subir a la siguiente valla, a unos 3 metros de distancia, frente al cerco militar. “Lo vi hablando sentado sobre la valla y al rato lo vi caer. Lo tengo profundamente grabado en la memoria”.
Dolores Sales dice que la OMC, el Banco Mundial y quienes han impuesto las políticas neoliberales privatizadoras en el sector rural siguen matando campesinos: “Es una muerte lenta, por hambre, por desnutrición, por enfermedad, pero muerte al fin. Y son los mismos que nos han llevado a la catástrofe ambiental”.
Mercado de carbón es falsa solución
Nemesia Achacollo, ministra de Desarrollo Rural y Tierras del gobierno de Bolivia, resiente el cansancio de la marcha. La delegación de las altas tierras bolivianas carga aquí sobre sus hombros 3 mil 400 metros más de atmósfera. Después de un breve descanso, alcanza la manifestación que ahora se dirige al palacio de Benito Juárez, municipio del cual Cancún es cabecera.
En un templete que ni mandado a hacer, una larga lista de oradores reitera el tema principal de la marcha: La COP16 es una farsa; no a la privatización de bosques y territorios; no a las falsas soluciones como la REDD.
Más tarde, en el Panel 6: La postura indígena frente a los mecanismos de mercado de carbono y REDD+, la integrante del gabinete de Evo Morales dirá que el gobierno de Bolivia espera que Cancún marque el inicio de una nueva forma de abordar los problemas de las naciones en los organismos multilaterales, con nuevos principios como el buen vivir, en armonía con la Madre Tierra.
Pero antes, Doudou Pierre Festile, de Haití, al cerrar el mitin, no puede dejar de abordar el clamor de su patria: basta de ocupación imperial y dominación capitalista.
Cancún, Quintana Roo, México, 5 de diciembre de 2010
Bajo el sol de mediodía, la Marcha por la Vida y la Justicia Climática llegó al simbólico Kilómetro Cero en Cancún, tras varias cuadras por las que la procesión multicolor de más de 5 mil manifestantes desparramó poesía, ritmo, ludismo y pasión.
Primero fueron los cantos de raíces africanas de los haitianos. Luego vinieron las consignas ingeniosas e irreverentes de los jóvenes llamando la atención sobre los objetivos de la marcha. Cientos de mantas sostenidas por manos callosas provenientes de todos los continentes buscaban amplificar la información. El contingente avanzó echando mano de toda su creatividad e imaginación.
El primer efecto de esta marcha pacífica y festiva de La Vía Campesina, la Asamblea Nacional de Afectados Ambientales, el Sindicato Mexicano de Electricistas y el Movimiento de Liberación Nacional por las calles de Cancún fue desarmar la noción instalada por una campaña mediática que aludía a los violentos que vendrían a afectar la propiedad y alterar la tranquilidad de los habitantes.
Algunos medios habían predispuesto a la población contra los “globalifóbicos”, los revoltosos, recogiendo ecos de lo publicado 7 años atrás, cuando las movilizaciones de La Vía Campesina descarrilaron las negociaciones de la Organización Mundial de Comercio.
El semblante de algunos automovilistas y peatones era el de quien piensa que los motivos por los cuales ven interrumpido su tráfico no representan nada relevante para sus vidas. Muchos ciudadanos todavía no saben que con la crisis del clima está en juego el futuro de sus hijos, de sus nietos, de sus familias, y cuando ven venir una columna de manifestantes no les importan las razones y simplemente bajan su cortina.
Crisantemos blancos para el hermano Lee
¡Ánimo, Rafael! Rafael Alegría Moncada, conmovido aun antes de iniciar su alocución dice: Les pedimos su atención porque este es un acto de homenaje para el compañero Lee.
Estamos en el Kilómetro Cero donde en 2003 ofrendó su vida Lee Kyung Hae, un productor fundador del movimiento campesino coreano. Él había sido condecorado por su gobierno y por la FAO como un productor ejemplar, pero un día llegaron a su país las políticas neoliberales y Lee sufrió cuando su finca se vino abajo.
Lee asumió la causa de los pequeños productores y comenzó su lucha; un día se declaró en huelga de hambre en Ginebra. Durante casi 30 días no probó bocado pero casi nadie lo escuchó. Decidió luchar contra la OMC, enemiga de los campesinos. El 3 de abril de 2003, al frente de la manifestación de unas 10 mil personas en Cancún, el compañero Lee llevaba un letrero que decía: La OMC mata campesinos.
Intentaba librar las vallas de policías y demandaba sacar la agricultura de la OMC. Estaba convencido de que los alimentos no deben ser tratados como mercancía.
Lee escribió en una carta póstuma: “la sangre que voy a derramar debe ser fuente de inspiración para derrotar a la OMC”. Se inmoló sobre una de las vallas. Sacó una daga de entre sus ropas y la clavó en su corazón. No se pudo hacer nada para salvarle. Y a partir de ese hecho, empezó el descarrilamiento de la OMC. El mensaje de Lee quedó más claro que nunca: La OMC mata campesinos.
¡Lee, hermano, te has hecho mexicano! Rafael Alegría recordó que en un homenaje rendido a Lee donde estuvo presente su hija, ella dijo sencillamente: Nunca olviden a mi padre.
Alegría concluyó: “Este homenaje es para Lee y para su hija, para las campesinas y los campesinos mexicanos y para todos los campesinos del mundo. Hoy recordamos a nuestro hermano coreano y celebramos la derrota de la OMC. Ojalá que pronto celebremos la derrota de los países ricos en la COP16”. Las personas participantes en la marcha depositaron crisantemos blancos sobre lonas que hicieron las veces de la tumba del hermano Lee.
Dolores Sales, de la Coordinadora Nacional de Indígenas y Campesinos de Guatemala, no pudo contener las lágrimas. Ella recuerda que el impulso de la multitud había derribado una valla, haciendo correr a los policías. Vio a Lee subir a la siguiente valla, a unos 3 metros de distancia, frente al cerco militar. “Lo vi hablando sentado sobre la valla y al rato lo vi caer. Lo tengo profundamente grabado en la memoria”.
Dolores Sales dice que la OMC, el Banco Mundial y quienes han impuesto las políticas neoliberales privatizadoras en el sector rural siguen matando campesinos: “Es una muerte lenta, por hambre, por desnutrición, por enfermedad, pero muerte al fin. Y son los mismos que nos han llevado a la catástrofe ambiental”.
Mercado de carbón es falsa solución
Nemesia Achacollo, ministra de Desarrollo Rural y Tierras del gobierno de Bolivia, resiente el cansancio de la marcha. La delegación de las altas tierras bolivianas carga aquí sobre sus hombros 3 mil 400 metros más de atmósfera. Después de un breve descanso, alcanza la manifestación que ahora se dirige al palacio de Benito Juárez, municipio del cual Cancún es cabecera.
En un templete que ni mandado a hacer, una larga lista de oradores reitera el tema principal de la marcha: La COP16 es una farsa; no a la privatización de bosques y territorios; no a las falsas soluciones como la REDD.
Más tarde, en el Panel 6: La postura indígena frente a los mecanismos de mercado de carbono y REDD+, la integrante del gabinete de Evo Morales dirá que el gobierno de Bolivia espera que Cancún marque el inicio de una nueva forma de abordar los problemas de las naciones en los organismos multilaterales, con nuevos principios como el buen vivir, en armonía con la Madre Tierra.
Pero antes, Doudou Pierre Festile, de Haití, al cerrar el mitin, no puede dejar de abordar el clamor de su patria: basta de ocupación imperial y dominación capitalista.
Cancún, Quintana Roo, México, 5 de diciembre de 2010
Bajo el sol de mediodía, la Marcha por la Vida y la Justicia Climática llegó al simbólico Kilómetro Cero en Cancún, tras varias cuadras por las que la procesión multicolor de más de 5 mil manifestantes desparramó poesía, ritmo, ludismo y pasión.
Primero fueron los cantos de raíces africanas de los haitianos. Luego vinieron las consignas ingeniosas e irreverentes de los jóvenes llamando la atención sobre los objetivos de la marcha. Cientos de mantas sostenidas por manos callosas provenientes de todos los continentes buscaban amplificar la información. El contingente avanzó echando mano de toda su creatividad e imaginación.
El primer efecto de esta marcha pacífica y festiva de La Vía Campesina, la Asamblea Nacional de Afectados Ambientales, el Sindicato Mexicano de Electricistas y el Movimiento de Liberación Nacional por las calles de Cancún fue desarmar la noción instalada por una campaña mediática que aludía a los violentos que vendrían a afectar la propiedad y alterar la tranquilidad de los habitantes.
Algunos medios habían predispuesto a la población contra los “globalifóbicos”, los revoltosos, recogiendo ecos de lo publicado 7 años atrás, cuando las movilizaciones de La Vía Campesina descarrilaron las negociaciones de la Organización Mundial de Comercio.
El semblante de algunos automovilistas y peatones era el de quien piensa que los motivos por los cuales ven interrumpido su tráfico no representan nada relevante para sus vidas. Muchos ciudadanos todavía no saben que con la crisis del clima está en juego el futuro de sus hijos, de sus nietos, de sus familias, y cuando ven venir una columna de manifestantes no les importan las razones y simplemente bajan su cortina.
Crisantemos blancos para el hermano Lee
¡Ánimo, Rafael! Rafael Alegría Moncada, conmovido aun antes de iniciar su alocución dice: Les pedimos su atención porque este es un acto de homenaje para el compañero Lee.
Estamos en el Kilómetro Cero donde en 2003 ofrendó su vida Lee Kyung Hae, un productor fundador del movimiento campesino coreano. Él había sido condecorado por su gobierno y por la FAO como un productor ejemplar, pero un día llegaron a su país las políticas neoliberales y Lee sufrió cuando su finca se vino abajo.
Lee asumió la causa de los pequeños productores y comenzó su lucha; un día se declaró en huelga de hambre en Ginebra. Durante casi 30 días no probó bocado pero casi nadie lo escuchó. Decidió luchar contra la OMC, enemiga de los campesinos. El 3 de abril de 2003, al frente de la manifestación de unas 10 mil personas en Cancún, el compañero Lee llevaba un letrero que decía: La OMC mata campesinos.
Intentaba librar las vallas de policías y demandaba sacar la agricultura de la OMC. Estaba convencido de que los alimentos no deben ser tratados como mercancía.
Lee escribió en una carta póstuma: “la sangre que voy a derramar debe ser fuente de inspiración para derrotar a la OMC”. Se inmoló sobre una de las vallas. Sacó una daga de entre sus ropas y la clavó en su corazón. No se pudo hacer nada para salvarle. Y a partir de ese hecho, empezó el descarrilamiento de la OMC. El mensaje de Lee quedó más claro que nunca: La OMC mata campesinos.
¡Lee, hermano, te has hecho mexicano! Rafael Alegría recordó que en un homenaje rendido a Lee donde estuvo presente su hija, ella dijo sencillamente: Nunca olviden a mi padre.
Alegría concluyó: “Este homenaje es para Lee y para su hija, para las campesinas y los campesinos mexicanos y para todos los campesinos del mundo. Hoy recordamos a nuestro hermano coreano y celebramos la derrota de la OMC. Ojalá que pronto celebremos la derrota de los países ricos en la COP16”. Las personas participantes en la marcha depositaron crisantemos blancos sobre lonas que hicieron las veces de la tumba del hermano Lee.
Dolores Sales, de la Coordinadora Nacional de Indígenas y Campesinos de Guatemala, no pudo contener las lágrimas. Ella recuerda que el impulso de la multitud había derribado una valla, haciendo correr a los policías. Vio a Lee subir a la siguiente valla, a unos 3 metros de distancia, frente al cerco militar. “Lo vi hablando sentado sobre la valla y al rato lo vi caer. Lo tengo profundamente grabado en la memoria”.
Dolores Sales dice que la OMC, el Banco Mundial y quienes han impuesto las políticas neoliberales privatizadoras en el sector rural siguen matando campesinos: “Es una muerte lenta, por hambre, por desnutrición, por enfermedad, pero muerte al fin. Y son los mismos que nos han llevado a la catástrofe ambiental”.
Mercado de carbón es falsa solución
Nemesia Achacollo, ministra de Desarrollo Rural y Tierras del gobierno de Bolivia, resiente el cansancio de la marcha. La delegación de las altas tierras bolivianas carga aquí sobre sus hombros 3 mil 400 metros más de atmósfera. Después de un breve descanso, alcanza la manifestación que ahora se dirige al palacio de Benito Juárez, municipio del cual Cancún es cabecera.
En un templete que ni mandado a hacer, una larga lista de oradores reitera el tema principal de la marcha: La COP16 es una farsa; no a la privatización de bosques y territorios; no a las falsas soluciones como la REDD.
Más tarde, en el Panel 6: La postura indígena frente a los mecanismos de mercado de carbono y REDD+, la integrante del gabinete de Evo Morales dirá que el gobierno de Bolivia espera que Cancún marque el inicio de una nueva forma de abordar los problemas de las naciones en los organismos multilaterales, con nuevos principios como el buen vivir, en armonía con la Madre Tierra.
Pero antes, Doudou Pierre Festile, de Haití, al cerrar el mitin, no puede dejar de abordar el clamor de su patria: basta de ocupación imperial y dominación capitalista.
Cancún, Quintana Roo, México, 5 de diciembre de 2010
Bajo el sol de mediodía, la Marcha por la Vida y la Justicia Climática llegó al simbólico Kilómetro Cero en Cancún, tras varias cuadras por las que la procesión multicolor de más de 5 mil manifestantes desparramó poesía, ritmo, ludismo y pasión.
Primero fueron los cantos de raíces africanas de los haitianos. Luego vinieron las consignas ingeniosas e irreverentes de los jóvenes llamando la atención sobre los objetivos de la marcha. Cientos de mantas sostenidas por manos callosas provenientes de todos los continentes buscaban amplificar la información. El contingente avanzó echando mano de toda su creatividad e imaginación.
El primer efecto de esta marcha pacífica y festiva de La Vía Campesina, la Asamblea Nacional de Afectados Ambientales, el Sindicato Mexicano de Electricistas y el Movimiento de Liberación Nacional por las calles de Cancún fue desarmar la noción instalada por una campaña mediática que aludía a los violentos que vendrían a afectar la propiedad y alterar la tranquilidad de los habitantes.
Algunos medios habían predispuesto a la población contra los “globalifóbicos”, los revoltosos, recogiendo ecos de lo publicado 7 años atrás, cuando las movilizaciones de La Vía Campesina descarrilaron las negociaciones de la Organización Mundial de Comercio.
El semblante de algunos automovilistas y peatones era el de quien piensa que los motivos por los cuales ven interrumpido su tráfico no representan nada relevante para sus vidas. Muchos ciudadanos todavía no saben que con la crisis del clima está en juego el futuro de sus hijos, de sus nietos, de sus familias, y cuando ven venir una columna de manifestantes no les importan las razones y simplemente bajan su cortina.
Crisantemos blancos para el hermano Lee
¡Ánimo, Rafael! Rafael Alegría Moncada, conmovido aun antes de iniciar su alocución dice: Les pedimos su atención porque este es un acto de homenaje para el compañero Lee.
Estamos en el Kilómetro Cero donde en 2003 ofrendó su vida Lee Kyung Hae, un productor fundador del movimiento campesino coreano. Él había sido condecorado por su gobierno y por la FAO como un productor ejemplar, pero un día llegaron a su país las políticas neoliberales y Lee sufrió cuando su finca se vino abajo.
Lee asumió la causa de los pequeños productores y comenzó su lucha; un día se declaró en huelga de hambre en Ginebra. Durante casi 30 días no probó bocado pero casi nadie lo escuchó. Decidió luchar contra la OMC, enemiga de los campesinos. El 3 de abril de 2003, al frente de la manifestación de unas 10 mil personas en Cancún, el compañero Lee llevaba un letrero que decía: La OMC mata campesinos.
Intentaba librar las vallas de policías y demandaba sacar la agricultura de la OMC. Estaba convencido de que los alimentos no deben ser tratados como mercancía.
Lee escribió en una carta póstuma: “la sangre que voy a derramar debe ser fuente de inspiración para derrotar a la OMC”. Se inmoló sobre una de las vallas. Sacó una daga de entre sus ropas y la clavó en su corazón. No se pudo hacer nada para salvarle. Y a partir de ese hecho, empezó el descarrilamiento de la OMC. El mensaje de Lee quedó más claro que nunca: La OMC mata campesinos.
¡Lee, hermano, te has hecho mexicano! Rafael Alegría recordó que en un homenaje rendido a Lee donde estuvo presente su hija, ella dijo sencillamente: Nunca olviden a mi padre.
Alegría concluyó: “Este homenaje es para Lee y para su hija, para las campesinas y los campesinos mexicanos y para todos los campesinos del mundo. Hoy recordamos a nuestro hermano coreano y celebramos la derrota de la OMC. Ojalá que pronto celebremos la derrota de los países ricos en la COP16”. Las personas participantes en la marcha depositaron crisantemos blancos sobre lonas que hicieron las veces de la tumba del hermano Lee.
Dolores Sales, de la Coordinadora Nacional de Indígenas y Campesinos de Guatemala, no pudo contener las lágrimas. Ella recuerda que el impulso de la multitud había derribado una valla, haciendo correr a los policías. Vio a Lee subir a la siguiente valla, a unos 3 metros de distancia, frente al cerco militar. “Lo vi hablando sentado sobre la valla y al rato lo vi caer. Lo tengo profundamente grabado en la memoria”.
Dolores Sales dice que la OMC, el Banco Mundial y quienes han impuesto las políticas neoliberales privatizadoras en el sector rural siguen matando campesinos: “Es una muerte lenta, por hambre, por desnutrición, por enfermedad, pero muerte al fin. Y son los mismos que nos han llevado a la catástrofe ambiental”.
Mercado de carbón es falsa solución
Nemesia Achacollo, ministra de Desarrollo Rural y Tierras del gobierno de Bolivia, resiente el cansancio de la marcha. La delegación de las altas tierras bolivianas carga aquí sobre sus hombros 3 mil 400 metros más de atmósfera. Después de un breve descanso, alcanza la manifestación que ahora se dirige al palacio de Benito Juárez, municipio del cual Cancún es cabecera.
En un templete que ni mandado a hacer, una larga lista de oradores reitera el tema principal de la marcha: La COP16 es una farsa; no a la privatización de bosques y territorios; no a las falsas soluciones como la REDD.
Más tarde, en el Panel 6: La postura indígena frente a los mecanismos de mercado de carbono y REDD+, la integrante del gabinete de Evo Morales dirá que el gobierno de Bolivia espera que Cancún marque el inicio de una nueva forma de abordar los problemas de las naciones en los organismos multilaterales, con nuevos principios como el buen vivir, en armonía con la Madre Tierra.
Pero antes, Doudou Pierre Festile, de Haití, al cerrar el mitin, no puede dejar de abordar el clamor de su patria: basta de ocupación imperial y dominación capitalista.