Medidas concretas y necesarias para fortalecer la producción alimentaría campesina
CARTA ABIERTA – Jakarta, 30 de abril 2008
Para: Sr. Jacques Diouf, Director General de la Organización de la ONU para la Agricultura y la Alimentación (FAO)
Para: Sr. Yasuo Fukuda, Primer Ministro del Japón, presidente del G8
Para: Sr. John W. Ashe, representante permanente de la ONU de Antigua y Barbuda, Silletero del Grupo de 77
De: Henry Saragih, Coordinador Internacional de La Vía Campesina
Medidas concretas y necesarias para fortalecer la producción alimentaría campesina, ya que la crisis en los precios de la comida muestra la inestabilidad de liberalizar los mercados de los alimentos.
Estimados señores Diouf, Fukuda y Ashe:
Nuestro movimiento, La Vía Campesina, une a millones de campesinos y trabajadores sin tierra en más de 60 países de todas las partes del mundo. Aunque producimos comida, muchos de nosotros tenemos hambre y vivimos en la pobreza. Durante los meses pasados, la situación ha empeorado a causa de la subida repentina en los precios de comida.
También la crisis nos afectó porque muchos de nosotros no tenemos tierra suficiente para dar de comer a nuestras familias y porque la mayoría de nosotros, los productores, no nos beneficiamos de los precios altos. Los grandes negociantes, especuladores, supermercados y explotaciones agrícolas industriales son quienes ganan todo el dinero en esta crisis.
Esta crisis actual de la comida es el resultado de muchos años de desregulación de los mercados agrícolas, la privatización de las medidas estatales para regular el comercio, y la entrada de productos agrícolas en los mercados de países en desarrollo. Según la FAO, los mercados liberalizados han atraído montones de dinero para especular con los productos agrícolas con opciones de futuro y otros instrumentos financieros.
La expansión de las empresas de agro-combustibles con el apoyo emocionado de países como los Estados Unidos, la UE, y Brasil, ha añadido la expectativa de que la tierra dedicada a producción alimentaría va a disminuir. Además, cientos de miles de hectáreas en muchos países del sur se ocupan descontroladamente para las “llamadas” zonas económicas, las urbanizaciones y las infraestructuras. Este robo de tierra por las empresas transnacionales y por otros especuladores expulsará de nuevo a millones de campesinos, que llegarán en las mega-ciudades en donde se añadirán a los hambrientos y a los pobres en los barrios más desesperados.
Estos temas nos preocupan incesantemente, ¡y requieren acción activa y urgente! ¡Necesitamos un cambio fundamental en cómo nos acercamos a la producción alimentaria y a los mercados agrícolas!
¡Es la hora de reconstruir las producciones nacionales de alimentos!
Reconstruir las economías nacionales de alimentos requerirá compromisos políticos inmediatos y a largo plazo de los gobiernos. La prioridad absoluta tiene que ser la producción alimentaria doméstica para poder disminuir la dependencia del mercado internacional. Hay que alentar a los campesinos y a los pequeños productores por medio de mejores precios para sus productos y mercados estables en donde puedan producir comida para ellos mismos y sus comunidades. Las familias sin tierra de áreas rurales y urbanas tienen que tener acceso a tierra, semillas, y agua para producir su propia comida. Esto significa inversión, aumentado la producción alimentaria de los campesinos y pequeños productores para el mercado doméstico.
Los gobiernos tienen que apoyar con financiación a los consumidores más pobres para que coman. Se necesita controlar la especulación y los precios altísimos, forzados sobre los consumidores por negociantes y agentes de finca. Los campesinos y los pequeños agricultores necesitan mejor acceso a sus mercados domésticos para que puedan vender su comida a precios justos para ellos mismos y los consumidores.
Los países necesitan establecer mecanismos de intervención con la intención de estabilizar los precios del mercado. Para poder cumplir esto, se necesita control con impuestos de importaciones y cuotas para evitar que las importaciones con bajos precios socaven la producción doméstica. El Estado necesita establecer valores nacionales cojinetes y mantenerlos para estabilizar los mercados domésticos: en tiempos de sobreproducción se pueden retirar los cereales del mercado para ampliar los valores y en el caso de carencias, se pueden recuperear los cereales.
Regular los mercados internacionales y apoyar a los países para fortalecer su producción alimentaria
Internacionalmente hay que tomar medidas de estabilización. Se necesita establecer valores internacionales y cojinetes que servirán como un mecanismo de intervención para estabilizar los precios en el mercado internacional a un nivel lógico. Los países exportadores tienen que aceptar las reglas internacionales para controlar las cantidades que puedan poner en el mercado para poder acabar con la descarga de la sobreproducción. Los derechos a activar el control sobre la importación, a establecer programas que apoyen a los consumidores más pobres, a poner en marcha la reforma agrícola, y a invertir en la producción alimentaria doméstica y campesina, tienen que ser completamente respetados y apoyados internacionalmente.
Pedimos a la FAO, basándonos en su mandato, que tome la iniciativa para crear el ambiente político para un cambio fundamental en las políticas alimentarias. En la Conferencia Internacional sobre Reforma Agrícola y Desarrollo Rural (ICARRD) la gran mayoría de los gobiernos reconocieron y estuvieron de acuerdo en la importancia del desarrollo rural y la reforma agrícola para combatir la pobreza y el hambre en las áreas rurales. La Evaluación Internacional de Conocimiento, Ciencia, y Tecnología Agrícola para Desarrollo (IAASTD), una valoración del sector agrícola que involucra a la sociedad civil, a organizaciones, al sector privado, a gobiernos (además de la FAO y del Banco Mundial), llegó a la conclusión de que la agricultura dirigida por grandes empresas y la dependencia creciente de campesinos y pequeños productores, son la raíz del problema. También concluyeron que la agricultura sostenible basada en campesinos y pequeños agricultores tiene que ser apoyada y fortalecida. El Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola también reconoció el papel clave de campesinos y pequeños agricultores en la producción alimentaria.
Pedimos a los gobiernos del Grupo de los 8 que concedan que estas iniciativas se cumplan. Deben poner fin a su promoción de agro-combustibles porque no son la solución para la crisis climática y contribuyen a la destrucción de los bosques. Especialmente en los países del sur, los agro-combustibles ocupan millones de hectáreas que deberían permanecer disponibles para la producción de comida.
También exigimos que el Grupo de los 8 critique y analice sus propias políticas agrícolas, tome iniciativas para frenar la molestia constante de los mercados internacionales, y que cambie su apoyo financiero a la agricultura convencional hacia la producción sostenible de campesinos y pequeños agricultores.
También exigimos que el Grupo de los 8 cancele cualquier Tratado de Libre Comercio que solamente contribuirá a la destrucción de la producción alimentaria en los países en desarrollo y bloqueará cualquier posibilidad de desarrollo autónomo industrial.
La influencia de las empresas transnacionales y los intereses financieros y especulativos tienen que ser controlados todo lo posible y apartados del mercado internacional de alimentos. La comida es demasiado importante para sólo ser dirigido por el negocio.
Un posible acuerdo de la OMC en la Ronda de Doha significará otra pérdida para la producción alimentaría campesina.
Exigimos que los gobiernos del Grupo de 77 evalúen de nuevo las negociaciones de la OMC sobre agricultura en la Ronda de Doha, que se nieguen a cualquier tratado que tenga un efecto negativo sobre la producción alimentaria doméstica y que no olviden la puesta en marcha de todas las medidas necesarias para fortalecer la producción alimentaria y aumentar la autogestión nacional.
Los campesinos y los pequeños productores deben ser los principales productores de alimentos.
La Vía Campesina está convencida de que los campesinos y los pequeños productores pueden dar de comer a todo el mundo. Tienen que ser la clave de la solución. Con suficiente poder político y la puesta en marcha de las políticas adecuadas, los campesinos y los pequeños productores, hombres y mujeres, fácilmente producirán comida suficiente para la creciente población mundial. ¡La situación actual demuestra que se necesitan cambios!
¡Ya es la hora para la soberanía alimentaría!
Les saluda atentamente,
Henry Saragih
Coordinador Internacional de La Vía Campesina