Las Mujeres del Movimiento Campesino más grande del Mundo mandan
Publicado el sábado 8 de junio de 2013 en Conmon Dreams Por Selena Tramel
Zubaidah Tambunan es una abuela luchadora. Ha tomado medidas radicales para proteger Aek Nagaga, su aldea agrícola de Sumatra la cual ha sido constantemente amenazada por inversionistas extranjeros acaparadores de tierras que explotan el aceite de palma. Se ha acostado en los caminos que conducen a las plantaciones locales para detener físicamente a las corporaciones extranjeras y a la policía local que colabora con ellos, estableciendo un sistema alrededor de la aldea para advertir a los aldeanos de su presencia, y ha abogado por la reforma agraria en Indonesia. Fotos de Asamblea de Mujeres.
Esta semana, en la IV Asamblea Internacional de Mujeres de La Vía Campesina en Yakarta, Indonesia, Zubaidah no estaba ni mucho menos sola en sus esfuerzos. En un encendido discurso, animó a mujeres de 76 países que representan a no menos de 150 organizaciones miembro de La Vía Campesina a unir sus fuerzas y no darse nunca por vencidas liderando la lucha por sus derechos históricos a la tierra y a sus recursos. Lo sabe por experiencia: en su aldea de 1.700 habitantes, más de 1.300 participan activamente en las campañas por la reforma agraria—y el 70% de estos activistas son mujeres y miembros de la Unión Campesina Indonesia (SPI).
Las historias de éxito como la de Zubaidah son posibles en parte debido al reconocimiento de La Vía Campesina y sus esfuerzos para dar respuesta a una dicotomía fundamental en la comunidad agraria: aun cuando las mujeres producen aproximadamente el 70% de los alimentos de mundo, la voz de la agricultura es predominantemente patriarcal. La Vía Campesina se dio cuenta de que este también era un problema dentro de su propia organización antes de su conferencia internacional de planificación organizada en Bangalore en el año 2000, cuando el Comité de Coordinación Internacional entendió que su empeño por la igualdad existía más sobre el papel que en la práctica. El Comité comenzó su reunión con una asamblea de mujeres y desde entonces así lo han hecho en cada conferencia internacional, también en la presente asamblea de Yakarta. Uno de los principios fundamentales de la misión de La Vía Campesina es su compromiso con la participación femenina.
“Las asambleas de mujeres no son solo un medio de formación, sino también de legitimación”, afirma Nettie Wiebe, campesina canadiense, miembro fundadora de La Vía Campesina y primera mujer en el Comité de Coordinación Internacional. “La nuestra es una historia de marginación y exclusión de los espacios públicos. Así que es crucial para nosotras escucharnos y hablarnos en confianza”. Hoy, gracias en parte a las asambleas de mujeres, hay una total paridad de género en la dirección de La Vía Campesina: cada región miembro elige a una mujer y a un hombre como delegados para que las represente a nivel internacional.
Esto es lo que distingue a La Vía Campesina de otros movimientos agrarios. Sirve como modelo para los movimientos sociales, vinculando la reforma agraria con la defensa de las mujeres para lograr un lugar justo dentro de la sociedad.
Esta estrategia ha funcionado. Así lo pone de manifiesto el hecho de que algunos de los mayores logros de La Vía Campesina han sido obtenidos gracias a las mujeres. Desde que el movimiento acuñara el término soberanía alimentaria—afirmando los derechos de los pueblos a definir sus propias políticas agrícolas y alimentarias—las mujeres han desempeñado un papel clave convirtiendo este concepto en una realidad dentro de sus comunidades.
Un ejemplo es la Asociación Coreana de Mujeres Campesinas (KWPA), que es miembro de La Vía Campesina, integrada por más de 30.000 mujeres y que recibió el Premio de Soberanía Alimentaria en Nueva York en octubre de 2012.
La muy industrializada Corea del Sur emplea a menos del seis por ciento de su población en la agricultura y se basa cada vez más en las semillas patentadas, en los salarios bajos y en el trabajo forzoso. Como gran parte de sus tierras de cultivo han sido ocupadas por el sector de la alta tecnología, el gobierno de Corea del Sur acapara tierras baratas en otros lugares—a menudo en países africanos, como Madagascar. Al igual que sus hermanas africanas, las mujeres de KWPA se oponen estratégicamente a estas acciones con, y atreves de La Vía Campesina.
Han establecido localmente una práctica de la soberanía alimentaria en el marco de los derechos de las mujeres—y los gobiernos locales han empezado a copiarla. El programa hermanas campesinas de la KWPA ofrece formaciones prácticas, creando vínculos entre las mujeres, las cooperativas locales y los consumidores. Junto a otros aliados nacionales (entre los que se encuentra la Liga Campesina Coreana, también miembro de La Vía Campesina), la KWPA formó el grupo de trabajo de la campaña nacional para defender la soberanía alimentaria. “Estamos creando un mundo nuevo en el que se respeta a las mujeres campesinas—desde la siembra hasta la cosecha y el mercado”, explica Kang Da Bog, productora de arroz y actual presidenta de la KWPA. “El significado mismo de soberanía alimentaria conlleva nuestro derecho a determinar nuestras identidades”, añade.
Poner fin a la violencia contra las mujeres es una articulación fundamental tanto de la soberanía alimentaria como de la reforma agraria. En el último encuentro internacional de La Vía Campesina que tuvo lugar en el año 2008 en Maputo, el movimiento lanzó la campaña global Basta de Violencia Contra las Mujeres. Esta campaña se está llevando a cabo desde hace tres años con la Confederación Nacional de Mujeres Campesinas (CONAMUCA) de República Dominicana. La formación y educación de hombres y mujeres en el seno de los movimientos locales son el eje de la campaña.
“Uno de los mayores problemas a los que se enfrentan las mujeres del mundo es la violencia”, sostiene Juana Ferrer Paredes, arquitecta y actual coordinadora de la campaña global Basta de Violencia Contra las Mujeres. “La Vía Campesina defiende los derechos de los trabajadores y trabajadoras del campo. No podemos avanzar en nuestro proceso de lucha sin que ésta incluya acabar con la violencia hacia las mujeres”, añade. En los últimos cinco años, la campaña se ha extendido desde el Caribe, donde se originó, a los cinco continentes, con acciones internacionales. Juana tiene grandes esperanzas de que en los años venideros se lleve a cabo en todos los países en los que está presente La Vía Campesina.
Al tiempo que La Vía Campesina ondea de nuevo sus coloridas banderas en Yakarta, sus lideresas están muy organizadas para avanzar en la agenda. Han demostrado estar preparadas para hacer lo que sea necesario—aunque esto implique acostarse frente a un camión.