La Vía Campesina: Llamamiento urgente para salvar la revolución y al pueblo sudanés
Bagnolet, 22 de mayo de 2024. Comunicado de solidaridad de La Vía Campesina sobre la crisis actual en Sudán.
En el contexto del empeoramiento de la crisis humanitaria y política en Sudán desde el estallido de la absurda guerra del 15 de abril de 2023, La Vía Campesina expresa su total solidaridad con el pueblo sudanés en su heroica lucha por la libertad, la paz y la justicia. Sudán, que obtuvo la independencia en 1956 tras décadas de lucha contra el colonialismo británico, se ha enfrentado desde entonces a numerosos desafíos, como conflictos internos, regímenes dictatoriales y corrupción endémica.
En 2019, el pueblo sudanés se levantó contra el régimen del presidente Omar al-Bashir en una revolución pacífica conocida como la Revolución de Diciembre. La revolución consiguió derrocar a al-Bashir tras grandes sacrificios, pero no pudo lograr el cambio deseado, y el país sigue sufriendo inestabilidad política y económica. Esta revolución fue el resultado directo de décadas de privaciones y represión sufridas por el pueblo sudanés, especialmente los jóvenes, que se enfrentan a una elevada tasa de desempleo, y en particular los campesinos, que representan más del 61% de la mano de obra del país. Estos últimos han sido maltratados por la orientación política de los sucesivos gobiernos, al servicio de los intereses de los inversores y agentes de las multinacionales, y cumpliendo los dictados del Banco Mundial en materia de privatización de tierras.
El pueblo sudanés, especialmente los jóvenes, ha sufrido la corrupción generalizada en todos los sectores del Estado, así como décadas de gobierno militar, que ha reprimido las libertades fundamentales e impedido al pueblo ejercer sus derechos democráticos. Esta situación ha generado un sentimiento generalizado de frustración y desesperación, que ha impulsado a todos los sectores de la sociedad, especialmente a la juventud, a tomar las calles para exigir un cambio real y reformas radicales.
Este periodo suscitó grandes expectativas en cuanto al establecimiento de un gobierno civil capaz de satisfacer las aspiraciones del pueblo sudanés, incluidas las de lxs campesinxs que formaron comités para reclamar bienes públicos, como proyectos agrícolas y tierras, para que pasaran a ser propiedad común y dejaran de estar bajo el control de una élite gobernante. Sin embargo, los militares siguieron dominando el funcionamiento del Estado. En lugar de la transición a un gobierno civil y democrático, han persistido los conflictos internos y las tensiones políticas, que buscan servir a sus intereses vinculados a las potencias mundiales y regionales.
El 15 de abril de 2023 estalló en Sudán una sangrienta guerra civil tras fracasar las negociaciones entre el Consejo Militar de Transición y las fuerzas de la oposición. La guerra estalló entre el ejército sudanés y las Fuerzas de Apoyo Rápido, convirtiéndose en una lucha de poder entre estas dos facciones, lo que provocó una grave inseguridad y graves violaciones de derechos humanos.
La situación política se ha complicado, las divisiones internas en Sudán se han agudizado y la guerra se ha prolongado, y las potencias regionales e internacionales han contribuido a exacerbar el conflicto para servir a sus intereses, interviniendo directamente y apoyando a un bando a expensas del otro. Algunas fuentes acusan a actores extranjeros, como Estados Unidos y la Unión Europea, de intentar debilitar a Sudán y dividir sus recursos. Estas acusaciones sugieren que estas potencias apoyan a las facciones enfrentadas para lograr sus propios objetivos geopolíticos.
Esta guerra ha provocado una espantosa tragedia humanitaria, que ha costado la vida a más de veinte mil personas, herido a otras cincuenta mil y desplazado de sus hogares a más de 8,5 millones. Además, la guerra ha provocado la destrucción casi total de infraestructuras, el saqueo de mercados y granjas y la interrupción de los medios de subsistencia, empeorando catastróficamente las condiciones de vida.
En la actualidad, Sudán sufre una grave crisis humanitaria, caracterizada por una gran escasez de alimentos, agua y medicinas, así como por el deterioro de los servicios sanitarios y la falta de seguridad. Más de 24,7 millones de personas necesitan ayuda humanitaria urgente, entre ellas 14 millones de niños. Los hospitales funcionan por debajo de su capacidad o han dejado de hacerlo por completo, y la seguridad alimentaria se encuentra en estado de emergencia.
La Vía Campesina condena enérgicamente esta guerra absurda, financiada y apoyada por fuerzas regionales que sirven a sus estrechos intereses, como parte de un plan imperialista para debilitar a Sudán y descarrilar su proceso revolucionario. Estas fuerzas tienen como objetivo los recursos económicos del país, incluidas las tierras agrícolas y proyectos vitales como Al Jazeera y Al-Managil, que constituyen la columna vertebral de la economía agrícola de Sudán.
Creemos que esta guerra no es más que una continuación de las políticas neoliberales impuestas por las potencias imperialistas desde 1989, que han llevado a la privatización del sector público y a la destrucción de la infraestructura agrícola e industrial del país. Estas políticas han empobrecido a los campesinos y a los trabajadores agrícolas, llevándoles al borde del abismo, donde sus tierras han sido confiscadas y sus cosechas incautadas.
La Vía Campesina sostiene que la única solución a la crisis sudanesa pasa por:
- El fin inmediato de la guerra y el cese de las intervenciones extranjeras que alimentan el conflicto.
- La liberación de todos los presos políticos y dirigentes de los comités de resistencia.
- El establecimiento de un gobierno civil que represente la voluntad del pueblo sudanés y exprese sus aspiraciones.
La finalización de una constitución permanente que refleje las aspiraciones del pueblo sudanés y garantice los derechos de los ciudadanos y la justicia social. Hacemos un llamamiento a todas las fuerzas progresistas y libres del mundo para que se solidaricen con el pueblo sudanés en su lucha. Es esencial presionar a los regímenes que apoyan la guerra para que pongan fin a la misma y apoyar los esfuerzos en favor de una solución política pacífica que devuelva la estabilidad a Sudán y garantice una vida segura y digna a todos su ciudadanía.
La lucha del pueblo sudanés es una lucha por la libertad, la dignidad y la justicia, y concierne a toda la humanidad. Hoy, el pueblo sudanés está demostrando su resistencia y determinación, y es crucial que estemos a su lado en este momento crítico
¡Viva la lucha del pueblo sudanés! ¡Viva un Sudán libre y orgulloso!