La Soberanía Alimentaria se abre paso en el mundo
Francisca Rodríguez / Alai
(4 de Mayo de 2016) Hace 20 años que un naciente movimiento de las y los campesinos del mundo articulados en La Vía campesina, llega al principal escenario internacional, ante la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), que reunía a los gobiernos en la “Primera Cumbre Mundial de la Alimentación” (13-17 noviembre de 1996) con la finalidad de tomar urgentes medidas y formular un plan de acción conducente para hacer frente a unos de los grandes flagelos que asistía a la humanidad ante la pavorosa cifra de 680 millones de hambrientos en el mundo.
Sin duda que esta misión central de la FAO de impulsar a los gobiernos a definir política, programas y recursos para un plan de acción llamado a enfrentar esta dramática situación, se ve amenazada por los mercantilistas intereses del capital que sólo ve esta grave situación como uno de los negocios que les reportará enormes ganancias económicas y, a la vez, mantener un dominio político frente a los estados que cada vez se hacen más dependientes de la producción agrícola a gran escala del agronegocio.
La alimentación un derecho humano y un deber de los Estados garantizarlo
De ahí que el planteamiento de La Vía Campesina basado en una amplia concepción de humanidad y de derechos, sitúa nuestro planteamiento de la Soberanía Alimentaría como un principio de lucha fundamental para combatir el hambre en el mundo y las grandes causas que la generan, nuestro planteamiento de desarrollar como arma principal la solidaridad y la hermandad entre los pueblos basado como un requisito esencial de máxima importancia que va más allá de las luchas de las y los campesinos por continuar desarrollando y defendiendo las agriculturas locales, estaba dirigido a situar en la conciencia social la Soberanía Alimentaria como un derecho soberano de cada nación por garantizar la alimentación de sus pueblos.
Esta fue una de nuestras más importantes y estratégicas afirmaciones para hacer frente a una de las medidas encaminadas por los intereses económicos de levantar como solución las banderas de la seguridad alimentaria, y por ende generar medidas para la adquisición de alimentos mediante la oferta de los países y las grandes corporaciones, bajo el pretexto de la ayuda humanitaria, poniendo en grave riesgo la propia producción campesina que por siglos ha alimentado la humanidad.
Que ha pasado durante estos 20 años de lucha y resistencia de La Vía Campesina
Sin lugar a dudas que las certezas en nuestros planteamientos se han hecho cada vez más irrefutables; mediante propuestas concretas y fundamentadas hemos señalado caminos para las salidas a los problemas globales que generan los actuales modelos de producción y consumo promovidos desde un capitalismo que ha expandido su dominio sobre Estados y gobiernos, particularmente manipulando la conciencia de grandes masas populares dominadas por el consumismo y el individualismo.
Es obvio que en nuestro caminar hay avances y tropiezos, pero lo cierto es que hoy sería innegable la justeza de nuestro planteamiento que ha impulsado unidad y organización en torno al principio político de la Soberanía Alimentaria, como un eje rector de nuestras luchas en el contexto continental y mundial. Hemos logrado situar nuestros planteamientos como temas de máxima importancia e indiscutibles para garantizar la paz, la justicia, el buen vivir de los pueblos y la vida del planeta, en los más altos niveles.
Nuestras propuestas rompiendo el cerco de la institucionalidad
Hemos alcanzado espacios en el seno de Naciones Unidas: en FAO, en el Consejo de Seguridad Alimentaria, en el mecanismo creado para desde la sociedad civil abordar nuestros planteamientos; también en el proceso que desde la Comisión de Derechos Humanos se impulsa para instalar la Carta de los Derechos de las Campesinas y Campesinos en la ONU. Se trata de una herramienta que, junto a las Directrices voluntarias de la tenencia responsable de la tierra, nos lleve a avanzar ante los gobiernos la formulación de políticas justas y certeras del rol de la agricultura campesina como un eje central para garantizar la alimentación y la sobrevivencia de nuestro planeta, combatiendo el calentamiento global, recuperando nuestras prácticas ancestrales de trabajar la tierra y producir los alimentos mediante la agroecología basada en el cuidado de la madre tierra.
Para sembrar semillas de la paz, necesitamos semillas y agricultura campesina
Hoy la Soberanía Alimentaria ya está integrada en las constituciones de algunos Estados, así como en varios países se ha legislado sobre leyes de seguridad y Soberanía Alimentaria y nutrición. También se avanza en lograr debatirla en la FAO partiendo de la base que no habrá seguridad alimentaria sin Soberanía Alimentaria. Sin duda que todo lo que hasta acá se ha avanzado es insuficiente, cuando cada vez más el atentado a la agricultura campesina y la alimentación de los pueblos se torna más grave. El dramático éxodo de los miles y miles de refugiados que, huyendo del horror de guerras fabricadas por los intereses expansionistas del capital, claman ser acogidos y alimentados, son una muestra más de este flagelo.
A esta situación se añade el hecho de que, recientemente y por primera vez, un director general de la FAO interviene en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, órgano responsable de mantener la paz y la seguridad internacionales, donde José Graciano Da Silva, actual Director General de FAO, dejó oír su voz sobre la ineludible relación entre seguridad alimentaria y paz, en su intervención “Sembrar seguridad alimentaria, cosechar paz”. Haciendo hincapié que: ¡La paz sostenible está íntimamente ligada al desarrollo sostenible, a los alimentos y a su producción. Para sembrar las semillas de la paz, necesitamos semillas. ¡Y también a los agricultores para plantarlas!
¡Nuestra Lucha es por Soberanía Alimentaria Ya!
Francisca Rodríguez es líder campesina chilena, dirigenta política de la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo –CLOC-Vía Campesina– y de la Articulación de Mujeres de la CLOC.