Es una Agresión de Parte de la FAO Reunirse en México para Promover los Transgénicos
La Vía Campesina de América del Norte
Guadalajara, 1 de marzo 2010. La Vía Campesina agrupa a las organizaciones campesinas, de agricultores familiares, de pueblos indígenas, de trabajadores y trabajadoras rurales, de mujeres, y de la juventud rural, de unos 70 países del mundo, representando a unas 500 millones familias de mujeres y hombres de la tierra. Nosotros somos quienes producimos la mayoría de los alimentos que se consumen en este mundo, a pesar de enfrentar condiciones cada vez mas adversas a nuestro quehacer, y cada vez mas a favor de la libre obtención de ganancias de parte de unas cuantas corporaciones transnacionales sin importar los impactos sobre las personas ni sobre la Madre Tierra.
Nosotros consideramos que es una agresión, una falta de respecto, y tomamos como afronta, que la Organización de la Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), haya decido reunirse en México con representes de los gobiernos y del sector privado, bajo el falso argumento de que “la biotecnología puede beneficiar a los campesinos de los países pobres” – como dice engañosamente su boletín de prensa el día de hoy (http://www.fao.org/news/story/es/item/40391/icode/).
Ellos dicen “biotecnología,” una palabra amplia y vaga, cuando todos sabemos que el propósito real es promover los cultivos transgénicos, que nunca han beneficiado, y nunca beneficiarán, a las familias campesinas. Es una agresión y una provocación al pueblo mexicano y a los pueblos campesinos e indígenas del mundo entero, venir a México a promover los transgénicos, cuando es precisamente en México que se ha dado una fuerte lucha para intentar parar la contaminación de nuestros maíces ancestrales con el polen transgénico, que pone en riesgo el centro de origen y el centro de biodiversidad de un cultivo y un alimento tan importante para nuestra cultura y para toda la humanidad.
Justo cuando las organizaciones y el pueblo de México están intentando defender su maíz frente a la “Ley Monsanto” y los permisos de siembra experimental de maíz transgénico en campo abierto, llegar aquí con este mensaje es dejar claro ante la sociedad que la FAO sirve mas a los intereses de la criminal corporación Monsanto y del mal gobierno, que a los intereses de los pueblos. Repetimos, es una agresión llegar y tomar parte en este conflicto aquí en México.
¿Como es posible que una conferencia internacional “en beneficio de los campesinos de los países pobres” tenga acreditado a un solo representante de la Vía Campesina, y este solo en calidad de “observador.”? Si es real su deseo de beneficiar a las y los campesinos, ¿por qué no convocan mas bien a una reunión con las organizaciones campesinas e indígenas, para saber que queremos nosotros y nosotras, para mejor desempeñar nuestro papel en la sociedad, que es producir alimentos y cuidar a la Madre Tierra? Si lo hicieran, les diríamos que una cosa que no queremos, es el maíz transgénico! Pero no les interesa saber que pensamos, no les interesamos, y no les importamos, y por esto, los rechazamos.
El mundo de hoy está en crisis, una crisis financiera, alimenticia, climática, energética, ambiental, política y espiritual, una crisis que es producto de la codicia inherente en el sistema capitalista. Frente a esta crisis, estamos presenciando un conflicto mundial entre dos modelos de agricultura y de alimentación. Está el “modelo de la muerte,” de monocultivos industriales con agrotóxicos y transgénicos, que alimenta mas a la especulación y a los automóviles — a través de los agrocombustibles — que a los seres humanos, quienes cada día padecen mas hambre.
No es ninguna casualidad que en los últimos años, hemos visto la coincidencia entre niveles record de hambre — a pesar de niveles record de cosechas — con niveles record de ganancias de parte de las transnacionales de la muerte, como son Monsanto, Syngenta, Cargill, ADM, Maseca y Walmart. Este modelo reduce y privatiza la biodiversidad genética de los cultivos, en el momento en que el mundo requiere mas biodiversidad, y constituye un despojo y robo de nuestro patrimonio como pueblos rurales, que son las semillas.
Nosotros defendemos el otro modelo de producir alimentos, el modelo de la agricultura campesina e indígena sustentable, que conserva y aumenta la biodiversidad, y que cuida a la Madre Tierra. Múltiples estudios científicos comprueban que este “modelo de la vida” es mas productivo que la agricultura industrial, y como parte de la soberanía alimentaria, es perfectamente capaz de alimentar al mundo, con alimentos sanos y cercanos, sin atentar contra la salud humana ni al medio ambiente.
Mientras que un modelo intensifica las diversas caras de la crisis, como son el cambio climático (por la liberación de gases de efecto invernadero), y la especulación financiera, que junto con el acaparamiento de alimentos por las corporaciones es causa fundamental de la crisis alimentaria, el otro modelo ofrece las soluciones. La soberanía alimentaria basada en la agricultura campesina sustentable saca a la alimentación de los circuitos de especulación y libre comercio, y drásticamente reduce los impactos sobre el clima. Debemos expulsar a las empresas transnacionales de nuestra alimentación, ponerla bajo el control de los pueblos mismos.
Nuestros alimentos, producidos con agricultura campesina e indígena, con saberes ancestrales y principios agroecológicos, son sanos, mientras que un número cada vez mayor de estudios científicos demuestran la multiplicidad de riesgos para la salud humana que representan los transgénicos.
Los transgénicos no caben en absoluto en nuestra visión de agricultura. Un maíz transgénico NO equivale a un maíz criollo, en ningún sentido, y no importa lo que diga la FAO. Los transgénicos son una forma de privatizar la vida, y ponen en riesgo nuestras variedades nativas, que sufren la degradación genómica al ser contaminadas con transgenes. Los transgénicos son, para nosotros, parte fundamental en una campaña mundial en contra de la semilla campesina e indígena. Cada ves mas, las leyes neoliberales prohíben el intercambio de semillas no certificadas, cuando solo las corporaciones pueden certificar, y una gama de tecnologías desde la semilla híbrida hasta la tecnología “terminator” están diseñadas para que no podamos guardar nuestra propia semilla para la próxima siembra. Las corporaciones, con la complicidad de la FAO y de los malos gobiernos, quieren que dependamos totalmente de ellas.
Concluimos que ellos no quieren alimentar a los hambrientos, solo quieren alimentar su codicia. Como dijo Gandhi, “la tierra es suficiente para satisfacer las necesidades del hombre, pero no su codicia.”
Para nosotros y nosotras, sembrar nuestra milpa con nuestro maíz criollo, y defenderlo, es un acto de resistencia, un acto de rebeldía contra un sistema injusto. Pero también es un acto de esperanza. Esperanza porque sabemos que en la soberanía alimentaria y en la agricultura sustentable, campesina e indígena, están las soluciones para la crisis, y que estas semillas de rebelión que sembramos son también las semillas del otro y mejor mundo que queremos.
Rechazamos que la FAO promueva los transgénicos.
¡No al maíz transgénico! ¡Fuera Monsanto!
¡Soberanía Alimentaría Ya!
1 de marzo de 2010, Guadalajara, México
Delegación (México, Estados Unidos, Canadá) de La Vía Campesina de la Región de América del Norte, frente a la apertura de la Conferencia de la FAO sobre Biotecnologías Agrícolas en los Países en Desarrollo
www.viacampesinanorteamerica.org
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