Elecciones generales en Honduras: “La población espera una transición”
El próximo domingo se celebraran elecciones generales en Honduras. Una cita importante tras el golpe de estado de junio 2009, donde el presidente Mel Zelaya fue destituido y remplazado por un gobierno “de facto”. Gustavo Irías, director del CESPAD, nos acerca a la realidad de este país mediante una mirada realista, basada en numerosas encuestas realizadas a pie de calle.
Hartzea Lopez Arana – Tegucigalpa
¿Cuál es la situación socio-política de Honduras?
Para entender el actual contexto pre-electoral hace falta mirar más atrás de junio del 2009. Existe una pre-crisis previa al golpe de estado, Honduras no era un estado conocido porque a primera vista no pasaba nada, siempre se había mantenido al margen de diferentes movimientos revolucionarios de Centro América.
La crisis del 2009 está marcada en gran medida por los desajustes sociales existentes, provocados por el sistema neoliberal que ha ido agrandando la brecha entre la población más rica y la más pobre. El 70% de la población vive bajo la línea de la pobreza. El 20% de la población más rica acumula el 60% de la riqueza. Las medidas que se toman por parte de los gobiernos, todas ellas basadas en un sistema neoliberal, no hacen más que aumentar la brecha. Con la llegada de Zelaya comienzan a darse medidas las cuales se encaminaron a disminuir las desigualdades sociales.
Desde el 1982 hasta 2009 es una época donde Honduras ha vivido una época “tranquila”, todo basado en una subordinación total a EEUU, la cual utiliza este país como anclaje al creciente movimiento nicaragüense y a la explotación de recursos naturales.
En el 2009, Mel Zelaya se encuentra solo, no cuenta con el apoyo ni de los militares ni del poder judicial, únicamente un débil movimiento social respalda al gobernante para intentar establecer una nueva constituyente. Este aspecto es aprovechado para dar el golpe de estado. Los golpistas pensaban que con este hecho derrocarían al gobernante y con él al pequeño movimiento que le apoyaba. Nada más lejos de la realidad, el efecto que ha causado el golpe ha sido el nacimiento de un movimiento de resistencia en un primer momento en contra del golpe, pero con el paso del tiempo este se ha organizado y ha agrupado a diferentes corrientes, primicias a la creación de un nuevo partido, LIBRE, el cual propone cambios profundos en la política y economía Hondureña.
A mi parecer, el proceso electoral del 24 de noviembre del 2013 tiene que implicar una construcción democrática, ya que todas las instituciones están dañadas, y este proceso electoral tiene que implicar una transición hacia un estado democrático.
¿Cómo se inserta el proceso electoral en esta situación?
El acuerdo de Cartagena en 2011, es una conclusión del trabajo de relaciones internacionales que comenzó Zelaya, y la que provoco que dirigentes como Chávez y Uribe estuvieran avalando este acuerdo, para comenzar a tratar la crisis abierta a partir del golpe de estado de una forma pactada. La población hondureña pensaba en un 64% que una salida pactada era la vía para solucionar la crisis abierta, después de la firma de este acuerdo, esta confianza aumento a una 78%.
Mientras tanto, la violencia se despunta en Honduras, ahora está considerado uno de los países más peligrosos del mundo, con un alto número de homicidios. En los últimos meses desde el gobierno se ha apostado por la creación de la “Policía Militar” la cual es un cuerpo armado con competencias de la policía. Por esto y por el alto grado de violencia el gobierno justifica el aumento de gasto público en fuerzas armadas y policía.
La población hondureña se siente insatisfecha en un 78%, aunque no es una sensación novedosa, desde hace mucho tiempo la “democracia” existente en Honduras no es del gusto de la población. El descredito y la desconfianza se amplía a las diferentes administraciones y agentes. Este descontento se traduce junto a que el 30% de la población considera que las elecciones serán fraudulentas. Las perspectivas de mejora entre la población no son muy altas.
¿La aparición del partido LIBRE es la gran novedad?
Históricamente, en la cultura política Hondureña el voto estaba orientado a las dos fuerzas mayoritarias, formando un sistema bipartidista, el cual lo completa alguna fuerza política residual. El Partido Liberal y el Partido Nacional aglutinaban el 96% de los votos. Este bipartidismo se ha visto asaltado por la irrupción de dos fuerzas políticas emergentes, las cuales están poniendo en crisis el bipartidismo tradicional. Estas dos fuerzas, LIBRE y el PAC (Partido Anti Corrupción) aglutinan según la intención de voto un 27% y un 10% respectivamente.
El Partido Liberal ha sufrido una ruptura a raíz de la crisis, y una parte de este partido se ha vinculado a LIBRE. Este sector, más la población aglutinada en contra del golpe y después organizada en el FNRP, han consolidado una tercera fuerza. El Partido Nacional también ha sufrido un deterioro, pero en menor medida, y mantiene su base de votantes mayoritaria. El deterioro principalmente en este partido es una crisis de liderazgo.
No se puede afirmar que el bipartidismo está roto, pero según las intenciones de voto se ha deteriorado por la irrupción de las dos fuerzas que tienen un respaldo importante. Las últimas encuestas dan empate técnico entre el PN y LIBRE, pero todo según encuestas.
Las elecciones del domingo van a ser las primeras que se postulen partidos políticos de todos los ejes políticos, desde la ultraderecha hasta la izquierda. En los últimos 120 años Honduras ha estado gobernada por dos opciones políticas, y el golpe de estado y la crisis han provocado que este bipartidismo se debilite, ya que ha surgido un movimiento desde la calle, desde la base que ha logrado ser una verdadera alternativa.
¿Cambiaran realmente algo estos sufragios?
Las elecciones marcaran un punto de inflexión. Todos estos factores pueden hacer pensar que las elecciones sean una transición, el cual avance hacia un cambio o hacia la renovación del estatus quo. La coyuntura actual es propicia a promover cambios hacia una “democracia” y hacia la salida de la crisis instaurada desde hace años.
En anteriores elecciones la abstención ha rondado el 45% (2005), algunas encuestas indican que la abstención en estas elecciones rondara entre el 20 % y 30%, pueden bat todos los records de participación. Este dato indica que la población está deseando un cambio, y que esta transición debe de comenzar con estas elecciones. Los datos generales indican que es una coyuntura nunca vivida en la sociología política Hondureña, y todo apunta a que se puede dar una salida democrática estructural e institucional.
Gustavo Irías. Director del Centro de Estudio Para la Democracia