¡El libre comercio tiene que permanecer fuera de la agricultura!
Declaración en el Foro Internacional sobre los Impactos del Libre Comercio en la Agricultura, organizado por La Vía Campesina Sudeste y Este de Asia en Seúl.
(Seúl, 19 de abril de 2018) Desde que se fundó la Organización Mundial de Comercio (OMC) y el Acuerdo sobre la Agricultura de la Ronda Uruguay entró en vigor, el libre comercio de los productos agrícolas se viene expandiendo globalmente. Desde que se detuvo la negociación de la OMC respecto de la Agenda de Desarrollo de Doha, se firmaron numerosos acuerdos de libre comercio haciendo que se extienda aún más el libre comercio de los productos agrícolas por todo el mundo.
El Acuerdo sobre la Agricultura de la OMC abolió todas las barreras fronterizas entre los países salvo los aranceles como una “conversión arancelaria sin excepción”. El Acuerdo de Libre Comercio incluso obliga a abolir el propio arancel, lo que acaba menoscabando la autonomía nacional y la independencia de la política agrícola y alimentaria, mientras se refuerza cada vez más el poder dominante del sistema alimentario global dirigido por el capital transnacional, incluidos los principales comerciantes de grano.
Los ejemplos procedentes de varios países del mundo confirman que la expansión del libre comercio en la agricultura causó el declive de la agricultura, los campesinos y las comunidades rurales. A su vez, el declive agrícola llevó a la pérdida de la soberania alimentaria. Todo ello hizo que las comunidades rurales que se sustentaban con la agricultura se desmoronaran de forma insostenible.
El libre comercio en la agricultura también expulsa a los pequeños y medianos agricultures de la industria agraria como exportadores e importadores de productos agrícolas. Debido al libre comercio en la agricultura, la explotación agraria a gran escala predomina sobre la producción agrícola, mientras los pequeños y medianos agricultores se vuelven incapaces de sostener su propia producción agrícola y, en consecuencia, se los priva del trabajo. A medida que la producción agrícola se va concentrando cada vez más en la explotación agraria a gran escala por todo el planeta, un elevado número de campesinos se ven degradados. En concreto, el empobrecimiento de los pequeños agricultores y de los jornaleros agrícolas va proliferando rápidamente. Los medios de subsistencia de los pequeños y medianos agricultores se ven notablemente amenazados y las comunidades locales que dependen de la agricultura se están adentrando en un terreno pantanoso insostenible.
Apoyándose en el libre comercio en la agricultura, los principales comerciantes de grano y el capital transnacional agrario y alimentario globalizan el sistema alimentario global y fortalecen su control sobre la industria alimentaria y agraria, amasando así unos enormes beneficios. Los principales comerciantes de grano manifestaron abiertamente que procurarán obtener aun más beneficios aumentando su control “desde las semillas a la mesa”. Entretanto, los agricultores está perdiendo el derecho a la tierra, al agua y las semillas. Los campesinos, las campesinas y las personas son relegados a meros esclavos de comida rápida e instantánea, modificada genéticamente.
Hablamos claro, el sufrimiento de los pequeños y medianos agricultores radica en la avaricia de los principales comerciantes de grano y del capital transnacional alimentario y agrario. La globalización del sistema alimentario global, basado en el libre comercio en la agricultura está llevando a la ruína a los pequeños y medianos agricultores por todo el mundo.
La Vía Campesina y lxs campesinxs de Corea del Sur se oponen al libre comercio en la agricultura, al sistema alimentario global, los principales comerciantes de grano y al capital transnacional agrario y alimentario. Mostramos nuestra solidaridad para con los campesinos de todo el mundo y lucharemos juntos para proteger la agricultura frente al libre comercio. Planteamos nuestras demandas claramente de la forma siguiente:
– En primer lugar, excluir la agricultura y los productos agrícolas de la aplicación del libre comercio. Garantizar la soberanía alimentaria para que cada nación pueda decidir, autónomamente, acerca de la propia política agrícola y alimentaria, así como de la política comercial agrícola.
– En segundo lugar, controlar el poder que los principales comerciantes de grano y del capital transnacional agrario y alimentario tienen sobre el mercado. Garantizar los derechos de los campesinos y de los trabajadores agrícolas, plasmados en la declaración de Naciones Unidas sobre los derechos de los campesinos y otras personas que trabajan en las zonas rurales.
-En tercer lugar, garantizar el derecho de las personas a la alimentación y la salud mediante la definición de un marco vinculante para los principales comerciantes de cereales y el capital transnacional que dominan el sistema alimentario internacional.
¡Alimentamos nuestro pueblos y construimos movimiento para cambiar el mundo!